La respuesta (que casi he dado yo :mrgreen
era el 27 de enero, que era el nexo de unión entre todos los autores y hechos reseñados y la muerte de J. D. Salinger, autor de la novela "the catcher in the rye", de la que Holden Caulfield es el protagonista.
Si no leí 10 veces "El guardián entre el centeno" entre los 14 y los 16/17 años no lo leí ninguna. Me sentía absolutamente atado a ese libro (y a muchos otros, que siempre fui un devorador de libros) y aun cuando nunca consideré su calidad como escritor a la altura de otros contemporáneos suyos como
William Faulkner, Tom Wolfe, Scott Fitzgerald, Truman Capote, John Steinbeck, Tennessee Williams o Ernest Hemingway, el hecho de haber escrito la que sin duda fue novela pionera en su género le ha hecho merecerse ese pequeño rincón en el olimpo de los literatos norteamericanos.
Para el gran público, Salinger es un autor de una sola novela. Pasa con él algo parecido a lo que ocurre con John Kennedy Toole y su "conjura de los necios" y en cierto modo el gran (en sentido físico) Ignatius Reilly de la novela de este último podría considerarse como la "evolución degenerativa" de Holden, el adolescente protagonista de la novela de Salinger. Recuerdo que en el instituto, mientras mis compañeros leían (los que leían) novelas chorras de estas del tipo "elige tu propia aventura", a mí -por pura presunción, supongo- me gustaba que me viesen leyendo
"Al este del edén", "Adiós a las armas", "las uvas de la ira", "de ratones y hombres", "el gran Gastby" o "un tranvía llamado deseo", "el arpa de hierba", "la hoguera de las vanidades" o "absalom, absalom". Todas estas obras las leí en mi adolescencia y aunque algunas de ellas las he releído posteriormente y probablemente haya sabido comprenderlas mejor, no he tenido la misma sensación que experimenté entonces. Debe ser que perdí mi espíritu rebelde en algún momento entre el final del instituto y los 20 años...
Pero volviendo a Holden Caulfield: supongo que mi atracción (espiritual, no confundamos) por él se debía a que me sentía muy identificado. Todos nos hemos sentido solos en el mundo e incomprendidos durante nuestra adolescencia, nuestro periodo más existencialista. Esa soledad del alma, esa sensación de estar desubicados en el mundo, esa búsqueda de sentido a todo lo que nos rodea es parte del proceso de madurar. Holden no es un rebelde a lo James Dean, ni siquiera es valiente. Es solitario, inteligente, sensible, tímido y mucho más dependiente de los demás de lo que él mismo quiere aparentar ser. Yo me sentía así y para mí el gran acierto de la novela es la atmósfera de melancolía que destila cada una de sus páginas. Es una novela tan triste como bella, en mi opinión.
¿Sabéis a qué novela le he encontrado siempre un gran parecido con "el guardián entre el centeno"? Pues al primer tomo de "crónica del alba", de Ramón J. Sender. Me refiero a la parte en la que un ya adolescente Pepe Garcés, su protagonista, deja a su familia y marcha a Alcañiz a trabajar como aprendiz de boticario, donde conocerá de primera mano el mundo de los adultos, la soledad, el amor por necesidad, la nostalgia del amor verdadero que ha quedado lejos, el sexo y la bajeza de la condición humana. Si habéis leído alguno ambas novelas quizá coincidáis conmigo. Si no lo habéis hecho, ya estáis tardando. ¿Se puede vivir sin leer? ¿Cómo puede alguien renunciar voluntariamente a la literatura?
Y con esto, creo que ya he cumplido. Ahora le toca a otro plantear un acertijo si le apetece.
Saludos.