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Por José M. Bailo
Conocí a Rafael Aguirre en un concurso de guitarra celebrado en la Comunidad Valenciana cuando él tenía 17 o quizá como mucho 18 años. Recién licenciado, no era necesario tener demasiado ojo clínico para adivinar una carrera fulgurante en ese joven prodigio. Sus condiciones naturales impresionaban y acompañaba además a tales dotes una cabeza francamente bien amueblada.
Fue durante sus primeros años en Alemania y gracias a los consejos de varios maestros, entre los que destacan sobremanera los de su mentor, el maestro cubano Joaquín Clerch, cuando Rafael consiguió poco a poco superar algunos pecados de juventud y que tienen que ver con la sensación de que tras una abrumadora capacidad técnica, faltaba quizá un pequeño poso de respiración, reflexión y calma. Algunos, aun reconociéndolos como errores, hemos siquiera soñado tropezar con esa clase de pecados, de ley es reconocerlo.
Melómano empedernido, habla con una mezcla de pasión y erudición de las grandes orquestas y de los mejores directores, de pianistas y violinistas, de versiones comparadas y de sonido. A pocos guitarristas he tenido el placer de conocer que disfruten tanto hablando de la música y de su idiosincrasia. Domina cuatro idiomas y pone el acento en la importancia de relacionarse de continuo con músicos de otras nacionalidades como medio de enriquecimiento tanto personal como profesional y de intercambio de conocimientos, saberes y experiencias.
Allí en Alemania ha mantenido, e incluso implementado, su capacidad técnica, pero ha aprendido además a ver la música desde una perspectiva radicalmente alejada del -ya afortunadamente- caduco estereotipo del guitarrista poco dado al rigor intelectual y mucho más cercana a la del músico con mayúsculas. Por su juventud, su maduración como músico está todavía en proceso, pero el grado de perfección y calidad interpretativa que ya ha alcanzado le sitúan sin ninguna duda y por derecho propio en uno de los más altos puestos dentro del escalafón de los grandes guitarristas jóvenes de la actualidad. Esperemos y deseemos que todo lo hasta ahora conseguido sea tan solo el inicio de una larga carrera plena de éxitos y expectativas colmadas, porque eso sería bueno para él, pero aún mejor si cabe para la Guitarra.
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Rafael, encantado de saludarte de nuevo y de que nos concedas esta entrevista para www.guitarra.artelinkado.com
Encantado de saludarte a ti también. Os quería felicitar a todos por la labor que hacéis a diario para todos nosotros los guitarristas, de difusión del instrumento y de la música compuesta para éste, algo sin duda de gran ayuda para todos no sólo en España sino en toda Latinoamérica y resto del mundo, ya que cada vez hay más guitarristas de otros países que hablan español, lo cual me parece genial ya que un músico necesita aprender idiomas para expandir sus horizontes. Sin duda guitarra.artelinkado es para los guitarristas lo que el Financial Times o Forbes podría ser para los economistas; yo mismo soy usuario del foro desde hace 8 años. Conocí a Óscar López en el Festival de Coria y le sorprendió que lo reconociera como creador de la página. Hoy en día no hay guitarrista que no conozca guitarra.artelinkado, por lo cual os felicito y os deseo muchos éxitos y que la página aún crezca más.
Eres andaluz, tienes ascendencia francesa y vives en Alemania ¿Qué ha supuesto este país en tu formación como músico?
El tener una madre francesa y hablar el idioma te enriquece muchísimo y sin duda el haber tenido contacto desde pequeño con la cultura francesa fue un complemento perfecto y una vía natural para llegar a un tercer sitio que es Alemania, país que ha influido profundamente en mi forma de entender no sólo la música, sino además la vida. En mi familia siempre nos han gustado mucho los viajes y ya de pequeño vine a la Selva negra y a Friburgo de vacaciones. Ahora, hace 5 años y medio que resido en Alemania y aún así siempre llevo lo de ser andaluz muy dentro de mí y considero a los andaluces, después de haber viajado algo, gente muy especial en el trato humano. Gente de una cercanía y una alegría que no he visto en ningún otro sitio, por lo cual es un regalo el volver a Málaga siempre que puedo.
Alemania es para mí el país de las ideas. Cuando uno escucha la radio, por ejemplo, la forma que tienen de analizar los temas más enrevesados e interesantes y la forma en la que lo hacen es cuanto menos apasionante. Creo que Alemania me ha hecho reflexionar mucho sobre el rol que tiene la música, el arte y la cultura en el ser humano. Me he dado cuenta de lo hermoso que puede llegar a ser sumergirte en algo de forma absoluta sin darte cuenta de ello y así explorar mucho más tu propia personalidad. Es un sitio muy particular y yo vivo al lado del Rhin, un río enorme, al cual suelo ir a pasear a menudo. Lo observo y me parece estar viendo a Schumann o Beethoven, sensaciones muy interesantes que luego al escuchar su música hacen que me sea familiar de una u otra manera. Creo que la idiosincrasia de los alemanes es casi opuesta a la nuestra y por eso me parece muy interesante el haber podido combinar ambas buscando un resultado musical con mucho contenido.
¿Y qué ha representado para ti una figura tan relevante como es la de Joaquín Clerch?Una fuente de inspiración tremenda y una forma de entender la música y enfrentarse a ella de forma sincera, casi poniéndose en la piel del propio compositor pero sin dejar de mostrar tu propia personalidad, ya que cada intérprete tiene su propio corazón y respira de una forma determinada, musicalmente hablando.
Sin duda, a nivel técnico, me ha aportado bastante su forma de digitar, de mover las manos y me ha mostrado el mejor camino que te puede mostrar un maestro, el de seguir buscando por ti mismo y experimentar con lo que ya sabes, y gracias a él estoy intentando hoy día andar ese camino. No hay que olvidar que es una persona única y un grandísimo artista. Eso también te influye muchísimo y es siempre una gran experiencia el hablar con él.
Junto a Joaquín Clerch
Hay antecedentes musicales en tu familia. ¿Llegaste tú a la guitarra o fue más bien la guitarra la que llegó a ti?Se me presentó la posibilidad de elegir entre guitarra o piano. Mi padre había estudiado guitarra y mi madre piano. Mi hermano mayor tocaba piano y yo no quería hacer lo mismo, así que escogí guitarra sin saber exactamente lo que se podía hacer con ella. Escuchando Recuerdos de La Alhambra por Yepes en un sofá fue cuando me di cuenta y me dije: “has hecho bien”, aunque tampoco me hubiera importado ser pianista o violinista, ya que amo profundamente ambos instrumentos así como su repertorio.
Has ganado un buen número de primeros premios en algunos de los principales concursos de Guitarra tanto en España como a nivel internacional. Cuéntanos tu experiencia personal con ellos, qué te han aportado en lo profesional y en lo personal. ¿Hay alguna anécdota que puedas recordar?Anécdota por ejemplo antes de ganar mi primer concurso en Sevilla. Salí a tocar a la final con la guitarra mojada ya que tiré un vaso de agua sobre la tapa, a veces soy un poco patoso. En Alemania, en otra ocasión, me tocaron la campanita a un acorde de terminar la Sonata III de Ponce y también olvidar la obra obligada con el compositor delante. Antes de ganar el concurso de Almería Julián Arcas, recuerdo haber tenido ensayo con la orquesta, todo bien, haberme ido a la playa a relajarme con el resto de participantes, a comer boquerones y luego quedarme hablando con uno de mis mejores amigos toda la tarde sobre la vida en los EEUU y de repente darme cuenta que la final era en una hora y decirle: ¡“pff, creo que he de ducharme, ciao”!
En lo profesional, los concursos me lo han aportado todo o casi todo, ya que antes tocaba muy pocos conciertos y tenía muy pocas oportunidades. Gracias a los concursos se mejora, porque se estudia muchísimo y uno quiere sacar lo mejor de sí mismo.
¿Cuáles han sido los principales acontecimientos que han moldeado tu carrera? ¿Cuál dirías que ha sido el momento culmen hasta el día de hoy?Pues supongo que mi primera gira, que fue en Marruecos tocando el Concierto de Aranjuez. Me ha aportado mucho a nivel musical el estudiar en Alemania, el ganar los concursos y el contacto con diferentes públicos. Pero básicamente el escuchar mucha música, desde un Bruckner por Celibidache hasta un Winterreise por Fischer Dieskau con Perahia, me ha aportado mucho para mi carrera. Uno de los momentos cúlmenes fue mi debut en Berlín, ya que fue la primera vez que me sentí como un concertista de verdad. Todo fue muy glamouroso hasta que me di cuenta de que había olvidado la camisa en Düsseldorf y no tenía más dinero en ninguna de mis tarjetas. Al final, todo desesperado, me dije: “bueno, ya está, será un concierto malo y se acabó”. Me vine abajo y al llegar a la Gendarmenmarkt me recibe una señora de la organización Alexander von Humboldt y me dice: “Qué tal, ¿todo listo?” Yo le conté lo sucedido, a lo cual me dijo: “No te preocupes, la camisa viene en Taxi”, y me dieron una camisa planchada y nueva para tocar un concierto que por supuesto, después de tal cambio de humor fue muy bien y me dio muy buenas vibraciones para el futuro.
Antes de un concierto en la Tonhalle de Düsseldorf
Escuché una vez a David Russell comentar que para él, a los 20 años, hablar con Segovia era “casi como hablar con Dios”. ¿Quiénes son para ti los músicos, sean o no guitarristas, a los que consideras referentes directos?Daniel Barenboim, Claudio Abbado, Krystian Zimerman, Frank Peter Zimmermann, Radu Lupu, Karajan, Celibidache, Kleiber, Rubinstein, Richter… ¡No acabaría!
Todavía hoy se sigue hablando de guitarristas con una técnica deslumbrante, pero que no llegan a enamorar. ¿Dónde sitúas tú la justa medida entre el mecanismo y la musicalidad, cuál es el punto de encuentro entre ambas?Yo creo que la técnica tiene que conseguir básicamente dos cosas: una es que se realicen las ideas musicales y la otra es que el oyente, a través de estas ideas musicales conseguidas, se pueda olvidar de que se está produciendo un mecanismo físico y una combinación de movimientos por estar inmerso en la música. Resumiendo: la técnica tiene que mostrar la música y nunca al revés.
Entonces, siguiendo con este tema y en tu opinión, ¿para qué sirve la técnica?Para olvidarte de sufrimientos en un escenario y dedicarte a comunicar el contenido de la obra musical de la forma más directa posible.
¿Qué buscas a la hora de ponerte delante de una partitura nueva? ¿Cuál es tu rutina habitual o qué método aplicas a la hora de afrontar ese trabajo?Cambio mucho mi forma de preparar las piezas. Ahora hago algo que Richter decía: cuando una página esté perfecta pasa a la siguiente. Suelo trabajar lento, relajado, e intentando evitar movimientos innecesarios y sobre todo, cuando hay un problema, entender dónde está éste, ponerle nombre, solucionarlo y ahí se acabó para siempre el problema. Procuro escuchar más música de la época y del compositor de la obra que estoy trabajando. Pero ante todo considero muy importante cambiar las formas de estudio conservando lo que te funciona.
Dentro del repertorio de la guitarra, ¿hay algún estilo o época con el que te sientas más cómodo o con el que te sientas más identificado?
Me gustan muchas piezas de todos los estilos, la verdad es que me cuesta decantarme. Me gusta desde un Denisov hasta una Chacona de Bach, pasando por un Barrios o un Tárrega.
Hablemos de tu manera de afrontar el escenario. ¿Qué se esconde en la cabeza de un solista durante el concierto?Supongo que unas ganas de comunicar muy, muy fuertes, casi incontenibles. Cuando salgo a escena pienso en pasármelo bien y en que la gente se lo pase bien y sea una audición nueva y diferente para ellos. Ante todo es importante salir con convicción, positivo y seguro del trabajo que uno ha hecho. A veces, cuando he tenido un poco más de nerviosismo, me ha ayudado pensar en algo bonito que voy a hacer después de la gira, o en algún momento o persona que me inspiró antes de tocar el concierto. Ayuda mucho servirse de lo primero que venga a la cabeza, pero es muy importante la concentración y no salirse de lo que estás haciendo. Hay que ser sincero con la música y ella lo será contigo. Es como si alguien estuviera chillándote enfadado y de repente te dijera “¡cuñaoooooo!”, como el risitas*, el cual ayudó mucho a un amigo mío, que pensó en su risa antes de un concierto y automáticamente se relajó y el concierto fue un éxito. A veces, como dice Zakhar Bron, no hace falta pensar tanto sino tocar más y ya está.
* Nota: “el risitas”, freak de la fauna de la telebasura española, supuestamente un personaje cómico.
Y una vez superado el “mal trago”, ¿cuáles son tus sensaciones al terminar una actuación?Pues que la aventura se acabó. Da mucha alegría el haber recibido la energía del público y evidentemente uno hace balance de cómo fueron las cosas e intenta analizar cómo se pueden mejorar para la próxima vez.
A pesar de tu juventud, cuentas ya con varias grabaciones en tu haber. Háblanos de tus discos y de cómo fue su proceso de gestación.Grabé mi primer disco en Madrid con música de Tedesco, Ponce, Antonio José, Paganini y Daniel Real. El segundo fue en Toronto con música de Sor, Ohana, Poulenc, Ibert, Villa-Lobos, Clerch, Rautaavara y Tárrega. La experiencia de grabar es una mezcla entre estudiar y dar conciertos, ya que buscas perfección y al mismo tiempo espontaneidad, lo cual no es una empresa sencilla. Sentarte y hacer tu mejor versión es cuanto menos difícil y creo que es algo en lo que hay que trabajar, para que así el resultado sea más familiar y más cercano a lo que uno desea hacer.
De aquí a poco más de un mes vas a actuar en Düsseldorf, las Azores, Mexico, Los Ángeles, Moscú y Chile. Esa agenda de viajes la firmaría el mismísimo Julio Verne para Phileas Fogg. ¿La oportunidad de viajar es para ti uno de los alicientes de la vida concertística? ¿Tienes tiempo para respirar?
Me encanta viajar y sin duda el comer bien y dormir lo suficiente a veces es lo más importante. Considero que la tranquilidad y la paz espiritual son vitales para encontrar el camino correcto hacia la realización de nuestras ideas, por lo cual llevo una vida muy normal cuando no doy conciertos.
¿Va caminando la música clásica hacia un público cada vez más minoritario?La música clásica es algo minoritario desde que tengo uso de razón. Quizá en Alemania forme algo más parte de la sociedad, pero incluso allí no es algo que escuche todo el mundo.
¿En qué lugar sitúas tú a nuestro instrumento dentro de ese amplio espectro que es el sector clásico y su público específico? ¿Hacia dónde se dirige la guitarra en la actualidad?Pues creo que la guitarra todavía debe formar parte de los festivales de música de forma más activa, en salas grandes, etc. Es un instrumento de los más populares y queridos y creo que hoy en día el camino es mostrar que la guitarra puede estar a la misma altura que el resto de los instrumentos, porque que es versátil ya lo sabemos todos, pero eso no quiere decir obviar las diferentes vertientes de las cuales proviene.
¿Y cuál crees que debe la tarea de los guitarristas de tu generación para conseguir sacar a nuestro instrumento de ese ostracismo en el que en gran parte nosotros mismos lo hemos sumido?Afrontar el instrumento como un músico, conociendo profundamente la música de otros instrumentos, hablando con músicos, interesándose por todo lo relacionado con la música y todo eso hará que el resultado sea diferente. Al final, los violinistas no se lo plantean: simplemente se encuentran con los músicos de la orquesta, hablan, tocan y se ríen. ¿Por qué no tocar algo de Ravel con un violinista, hablar y reírte? Es lo mismo… el problema está en cuando ves un vídeo de un guitarrista, se te cae la baba y piensas que no hay más música, más instrumentos, más obras, etc. Un crescendo en una trompa, fagot, violín o guitarra se producen y suenan de forma diferente y eso es enriquecedor y divertido de conocer.
¿En qué aspectos estás centrando tu carrera en la actualidad? ¿Cuáles son tus proyectos presentes y hacia dónde enfocas los futuros?Pues ahora enseño en la Robert Schumann Hochschule de Düsseldorf, donde me gradué y tengo ciertos proyectos de música de cámara (grabaciones), música contemporánea, con orquesta, hacer transcripciones nuevas, tocar obras algo desconocidas de grandes compositores y recuperar viejo repertorio. Mis próximos conciertos son en Los Angeles, Rusia, Chile, Mainz, Valencia, Azores, Costa Rica, Irlanda, Nicaragua, Perú, Boston e Indiana.
Y por último, ¿un deseo para los próximos años?
Nunca perder el amor por la música ni dejar de querer a los que me rodean.
José M. Bailo Abuelo
En Düsseldorf, Alemania. Febrero de 2010
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Publicado en guitarra.artelinkado en marzo de 2010
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