Pues, no se qué decirte, elcoloso. Supongo que cada uno compra en relación a lo que va a necesitar. A mayor volumen de trabajo, más compras, mayor depósito de maderas y posiblemente más variadas. Incluso hay artesanos con producción moderada que adquieren más madera de la que necesitan y tienen en su casa auténticos "depósitos-secaderos" de los que incluso les gusta presumir.
En mi caso me limito a comprar de vez en cuando tablillas de pino-abeto para las tapas de los instrumentos de calidad, algunos listones de cedro para los mástiles y el ébano de los diapasones. El resto de las maderas (palosanto, caoba, nogal, sicomoro, etc.) proceden de muebles antiguos y tengo buen acopio de ellas. Se trata de maderas antiguas muy bellas, muy agradecidas para trabajar, que han secado muy bien a cubierto durante muchos años, sin prisas y sin deformarse y que, para mi escaso volumen de producción, me dan más que de sobras. Incluso me recorto mis chapas embellecedoras de las palas, las teselas de las rosetas, los junquillos y hasta algunos filetes. Sólo he adquirido, algunas veces, tiras de cenefas ya compuestas para adorno de separación de las tablas del fondo.
Para el resto de trabajos menores, tareas de investigación o para pruebas (que son los trabajos que más me entretienen) utilizo maderas de maquetaje (ya calibradas, secas y mucho más baratas) y maderas del país, pero no suelo acumular maderas en el taller. Las maderas ocupan sitio, requieren atenciones y dada mi edad, no quiero que me sobrevivan un montón de maderas guardadas, a las que yo no podré dar uso. Cuestión de fría lógica, ¿no te parece?.
Saludos