G.A.S sindrome de adquisición de guitarras

El artículo es poco serio y poco riguroso.
Sobre todo si tenemos en cuenta que el G.A.S. es una afección descrita como trastorno maniaco compulsivo. Los guitarristas nos hemos apropiado de esa "G" pues muchos asocian las ganas de tener tal o cual guitarra con el verdadero problema del "G.A.S."

La "G" realmente no significa "guitar" sino "GEAR" y el que padece GAS (sindrome de adquicisión de equipos o herramientas) en realidad adolece de un modo de psicosis obsesiva.

El GAS es una enfermedad propia de artistas y creadores... Puede manifestarse con síntomas muy leves y no tiene que estar aparejada necesariamente a la compulsión en la compra.

Por poneros un ejemplo típico del GAS, es cuando a la falta de inspiración del escritor o el miedo a la hoja en blanco se le achacan a factores externos, tales como "el entorno de trabajo no es el adecuado" y el tipo alquila un ático en el centro de nueva york para trabajar en lugar de reconocer que le falta disciplina, oficio o talento.

Suele esconder tremendas frustraciones o inseguridades y suele venir aparejada de la soberbia derivada de la propia falta de autoestima.

El pintor achacará el no obtener los resultados apetecidos a la calidad de sus pinceles, o a la iluminación de su estudio, a la imprimación de sus lienzos o a cualquier cosa antes de asumir quizás su mediocridad. Pero no penseis que será una reacción consciente, sino que creerá sinceramente que esas son las causas y si llega a obsesionarse, diremos que padece GAS. Este pintor en cuestión será capaz de vender su coche para renovar la instalación electrica, cambiará de marca de oleos y tirará todas sus existencias anteriores, actualizará su coleccion de pinceles y adquirirá lienzos nuevos... se sentirá mal por hacerlo pero lo hará... al no encontrar los resultados deseados pese a los cambios, será entonces la ventilación del local, o la ropa que lleva puesta, o el entorno y amigos con los que se mueve... cambiará de casa, dejará de hablar a sus amigos, se divorciará de su mujer y entrará en una espiral casi autodestructiva pues hará "lo que crea que haga falta" para ser quien quiere ser.

El guitarrista "busca su sonido" y no asume que el 99% del equipo necesario es él mismo, pero cambiará mil veces de guitarra, o de amplificador, o de pedales, moduladores, cables, correas, sillas, puas, profesores y todo lo que se le ocurra... Pero no es una enfermedad propia del músico, sino de cualquier creador que pierda el norte sobre la importancia de las cosas.

:adios:
 
Todo depende de cuanta pasta tengas.
Por cierto, el enlace funciona perfectamente en chrome.

luego de la pasta, creo que cuanto mas sabes lo que quieres menos te tientan otras guitarras.

Por ultimo, si has comprado bien y sabes lo que hacer con las guitarras, no eres ningun enfermo, y pasas a ser comerciante de guitarras.

A mi me gustaria ver a una persona con el problema ese, y hablar de guitarras... a ver por que ha comprado tantas... lo mismo quiere aprender a tocar rapido y por eso compra muchas ;)
 
a mi me pasa igual me tire con mi romero de primera 8 años pero me dio el gas este y desde entonces no he parao de comprar y vender pa seguir comprando ahora con la crisis me lo pienso mas pero joe es un vizio y como me dijo un jubilao en la tienda de mi amigo que tenia varias reyes ,condes , romeros y un monton que las guitarras nunca sobran un saludo y haber si pillo alguna de clavijas que es lo que me falta .
 
Muy interesante la información frasco.

Yo considero que el artículo es entretenido pero no puedo evitar que en algunas partes me parezca poco serio. Lo digo por frases como: "El proceso de esta enfermedad es similar al de la malaria...", "salivación excesiva al contemplar fotos de guitarras...".

Bien es verdad que yo suelo encontrarle la nota de humor a casi todo, a lo mejor al que de verdad padece un síndrome similar no le hace ninguna gracia, mis disculpas si es así.

Un saludo a todos,
Guillermo.
 
Hola Paco. Leí el artículo con mucho entusiasmo y algo de sonrisa porque de algún modo yo padezco esta enfermedad. Tengo en este momento cuatro guitarras activas (tuve que vender una con mucha lástima) y una, la primera que tuve, en proceso de restauración(a los 15 años uno es un poco descuidado). La modalidad de mi enfermedad es por las guitarras acústicas y españolas. No tengo temperamento de guitarra eléctrica aunque ver una Les Paul o una Casino u otras de jazz me produce sudoración y tembladera, tal lo describe el escrito. No soy músico profesional ni mucho menos, pero encuentro un placer inexplicable cuando logro comprar una guitarra nueva esperando encontrar un nuevo sonido y un nuevo mundo con ella. Para mí visitar un almacén bien surtido es un verdadero plan. Cada forma, madera, acabado, marca, estilo me inspira pensamientos increíbles y solo mi poco poder de adquisición me salva de tener una colección interminable de estos preciosos instrumentos. Pero debo aclarar que no compro por comprar. Mi guitarra más querida es una EKO doce cuerdas que compré de segunda hace 35 años y hoy en día quiero comprar una nueva doce cuerdas para comparar el sonido y sobre todo porque la casa EKO de Recannatti cerró hace varios años convirtiendo a mi guitarra en coleccionable (las de ahora son hechas en la China) y no quiero arriesgarme a perderla pues vivo en ciudad peligrosa. Cada guitarra viene con su propio repertorio y con cada guitarra nueva me llegan diferentes ideas que solo puedo tocar en esa guitarra. En resumen, me identifico con estos enfermos y creo que no voy a hacer nada para curarme. Cuando tenga plata a la fija me compraría el bajo acústico que llevo meses mirando en la vitrina . De esta enfermedad no me muero.

Saludos G.A.S. amigos
 
Ja ja, ahora tengo la enfermedad de vender guitarras, ya vendí una de Teodoro Perez y quiero vender otra de José Romero. La crisis es lo que tiene. Todo lo contrario, pero sigo entrando a las tiendas a ver lo que tienen, ahora vivo en Belgica y no hay mucho que ver por aquí, poco a poco me voy curando. Un saludo.
 
Estoy gravemente afectado por una mutación del virus que causa la enfermedad, denominada "no, si la guitarra no es para mí, es para el niño", mientras el niño, que aún no ha cumplido el año de edad, sujeta a duras penas la guitarra que acabo de poner de pie a su lado, cuyo mástil le supera en veinte centímetros, y mirandome con cara de incomprenderlo todo.
 
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