Javier Riba
Socio de la AGA
Estimados amigos del foro:
Ayer asistí a la conferencia del maestro Ángelo Gilardino titulada “La Música para guitarra en la primera mitad del siglo XX” en el “Festival de Córdoba. Guitarra 2003”. Por el interés que suscitan siempre las palabras del maestro Gilardino, quisiera comentar y compartir con vosotros algunas ideas de su conferencia.
(Espero que el Maestro me disculpe la temeridad de resumir sus ideas, con el deseo de que, aprovechando su presencia en este foro, rectifique y matice todo lo que estime oportuno.)
AG nos habla de que en la primera mitad del siglo XX coincidieron una serie de factores que propiciaron un nuevo renacer de la “guitarra clásica”, que recupera un lugar importante dentro del panorama musical, con un nuevo repertorio, conformado en gran medida por compositores-no guitarristas, y bajo el catalizador de la figura de Andrés Segovia.
A juicio de AG sólo dos épocas anteriores del instrumento pueden compararse con este renacer. La segunda mitad del siglo XVII con autores como Francesco Corbetta y Francisco Guerau (guitarra Barroca) y la primera del XIX, con autores como Sor y Giuliani, que gozaban de la estima y el reconocimiento de la sociedad y de los principales músicos del momento.
En otras épocas, AG, explica que la guitarra quedó relegada a un segundo plano, no por falta de virtuosos, si no tal vez por la falta de adaptación a los nuevos gustos musicales y a las nuevas exigencias del público.
Pero en el siglo XX por primera vez compositores no guitarristas se empiezan a interesar por la guitarra, y la guitarra se incorpora a la música culta con voz propia, tan propia, que se convierte, a juicio de A.G., en vehículo privilegiado para expresar “la noche”, como metáfora de lo mágico y lo telúrico. Los compositores buscan en nuestra guitarra las resonancias atávicas de nuestra cultura. Y la guitarra se convierte en un instrumento influyente en el mundo de la música culta.
AG cita algunos hitos en la conformación de esa nueva identidad, en “Soiree Dans Granade” de Debussy la guitarra está presente en espíritu, que se hace corpóreo en el homenaje de M. de Falla. Hasta este momento algunos de los principales músicos de finales del XIX habían utilizado la guitarra como inspiración, en esa búsqueda romántica de lo exótico, y la guitarra es “virtual” en sus obras. Pero con la irrupción en el escenario musical de la figura de Andrés Segovia, empieza a conformarse un nuevo cuerpo de obras originales para el instrumento, labor que tiene su continuidad en la figura de Juliam Bream.
AG, termina su conferencia, lamentándose de que la mayoría de los intérpretes de la guitarra clásica, no aprovechen este renacer incorporando a sus repertorios obras nuevas y comenta que seguimos presos del repertorio amable y de entretenimiento, y que estamos dejando a un lado gran parte de ese repertorio que nace de las inquietudes vitales de compositores de primera fila.
Recibid un abrazo.
Javier Riba
www.javier-riba.com
Ayer asistí a la conferencia del maestro Ángelo Gilardino titulada “La Música para guitarra en la primera mitad del siglo XX” en el “Festival de Córdoba. Guitarra 2003”. Por el interés que suscitan siempre las palabras del maestro Gilardino, quisiera comentar y compartir con vosotros algunas ideas de su conferencia.
(Espero que el Maestro me disculpe la temeridad de resumir sus ideas, con el deseo de que, aprovechando su presencia en este foro, rectifique y matice todo lo que estime oportuno.)
AG nos habla de que en la primera mitad del siglo XX coincidieron una serie de factores que propiciaron un nuevo renacer de la “guitarra clásica”, que recupera un lugar importante dentro del panorama musical, con un nuevo repertorio, conformado en gran medida por compositores-no guitarristas, y bajo el catalizador de la figura de Andrés Segovia.
A juicio de AG sólo dos épocas anteriores del instrumento pueden compararse con este renacer. La segunda mitad del siglo XVII con autores como Francesco Corbetta y Francisco Guerau (guitarra Barroca) y la primera del XIX, con autores como Sor y Giuliani, que gozaban de la estima y el reconocimiento de la sociedad y de los principales músicos del momento.
En otras épocas, AG, explica que la guitarra quedó relegada a un segundo plano, no por falta de virtuosos, si no tal vez por la falta de adaptación a los nuevos gustos musicales y a las nuevas exigencias del público.
Pero en el siglo XX por primera vez compositores no guitarristas se empiezan a interesar por la guitarra, y la guitarra se incorpora a la música culta con voz propia, tan propia, que se convierte, a juicio de A.G., en vehículo privilegiado para expresar “la noche”, como metáfora de lo mágico y lo telúrico. Los compositores buscan en nuestra guitarra las resonancias atávicas de nuestra cultura. Y la guitarra se convierte en un instrumento influyente en el mundo de la música culta.
AG cita algunos hitos en la conformación de esa nueva identidad, en “Soiree Dans Granade” de Debussy la guitarra está presente en espíritu, que se hace corpóreo en el homenaje de M. de Falla. Hasta este momento algunos de los principales músicos de finales del XIX habían utilizado la guitarra como inspiración, en esa búsqueda romántica de lo exótico, y la guitarra es “virtual” en sus obras. Pero con la irrupción en el escenario musical de la figura de Andrés Segovia, empieza a conformarse un nuevo cuerpo de obras originales para el instrumento, labor que tiene su continuidad en la figura de Juliam Bream.
AG, termina su conferencia, lamentándose de que la mayoría de los intérpretes de la guitarra clásica, no aprovechen este renacer incorporando a sus repertorios obras nuevas y comenta que seguimos presos del repertorio amable y de entretenimiento, y que estamos dejando a un lado gran parte de ese repertorio que nace de las inquietudes vitales de compositores de primera fila.
Recibid un abrazo.
Javier Riba
www.javier-riba.com