Sobre una anécdota de Don Andrés Segovia

Ensayo

Member
Me gustaría saber si alguien tiene más detalles de la siguiente anécdota de Don Andrés Segovia. No he encontrado referencias en Internet, pero lo que cuento es veraz información de lo que leí.

Sobre los años 60 aparecieron en un artículo de la revista Reader's Digest unas declaraciones de Don Andrés Segovia. Según cuenta, era frecuentemente contratado por ricos norteamericanos para que tocara en fiestas privadas que no eran de su agrado por lo bullangero de las mismas. En un caso, el chofer paró en la dirección de una lujosa mansión en que había sido contratado y al haber un silencio absoluto, Don Andrés dijo al chofer que posiblemente se habían equivocado de dirección.

Pero apareció una mujer del servicio dando la bienvenida a Don Andrés y le condujo al interior. Resultó que los únicos asistentes al concierto fueron el matrimonio dueño de la mansión, una pareja anciana de melómanos. Confesó Don Andrés que fue uno de los conciertos más emotivos y de los que más había disfrutado en su vida.
 
Me gustaría saber si alguien tiene más detalles de la siguiente anécdota de Don Andrés Segovia. No he encontrado referencias en Internet, pero lo que cuento es veraz información de lo que leí.

Sobre los años 60 aparecieron en un artículo de la revista Reader's Digest unas declaraciones de Don Andrés Segovia. Según cuenta, era frecuentemente contratado por ricos norteamericanos para que tocara en fiestas privadas que no eran de su agrado por lo bullangero de las mismas. En un caso, el chofer paró en la dirección de una lujosa mansión en que había sido contratado y al haber un silencio absoluto, Don Andrés dijo al chofer que posiblemente se habían equivocado de dirección.

Pero apareció una mujer del servicio dando la bienvenida a Don Andrés y le condujo al interior. Resultó que los únicos asistentes al concierto fueron el matrimonio dueño de la mansión, una pareja anciana de melómanos. Confesó Don Andrés que fue uno de los conciertos más emotivos y de los que más había disfrutado en su vida.

Amigo Ensayo,

Lo que cuentas se parece un poco al relato que vemos en distintas fuentes, incluido un artículo de Noel Busch en The Reader's Digest, vol. 101, septiembre de 1972, p. 69, sobre el primer concierto de Segovia en los Estados Unidos. Ese concierto tuvo lugar el 5 de enero de 1928 en Proctor (Vermont).

Si fuese ese el concierto, los detalles que dan en The Reader's Digest no parecen totalmente fiables. Hay artículos en diarios americanos de 1928 y 1929 que me parece que se ajustan más a la realidad. El listado de esos periódicos está aquí.

También hay un relato de ese concierto en la biografía de Segovia escrita por D. Alberto López Poveda, Andrés Segovia: vida y obra, tomo 1: 222-224.

No estoy seguro de si yo puedo reproducir aquí alguna de esas fuentes, quizá haya problemas con el copyright. Lo que creo que si puedo hacer es resumiros con mis propias palabras lo que nos cuenta López Poveda y los diarios americanos.

Ya me decís si interesa.
 
Amigo Ensayo,
Lo que cuentas se parece un poco al relato que vemos en distintas fuentes, incluido un artículo de Noel Busch en The Reader's Digest, vol. 101, septiembre de 1972, p. 69, sobre el primer concierto de Segovia en los Estados Unidos. Ese concierto tuvo lugar el 5 de enero de 1928 en Proctor (Vermont).

Sí, amigo Julio, ese fue el arículo que leí (en español). Algunos detalles tales como lo de la lujosa mansión y otros conciertos privados dados previamente por Don Andrés, seguro que se deben a la famosa distorsión del recuerdo.

También hay un relato de ese concierto en la biografía de Segovia escrita por D. Alberto López Poveda, Andrés Segovia: vida y obra, tomo 1: 222-224.
No estoy seguro de si yo puedo reproducir aquí alguna de esas fuentes, quizá haya problemas con el copyright. Lo que creo que si puedo hacer es resumiros con mis propias palabras lo que nos cuenta López Poveda y los diarios americanos.
Ya me decís si interesa.

Por mi parte, encantado si haces tal resumen. Gracias por tu prolija respuesta.
 
Queridos amigos,

Pues voy a resumir lo que cuenta López Poveda en su libro, añadiendo fechas y algún detalle que tomo de las noticias de prensa que he encontrado sobre este episodio de la vida de Andrés Segovia. Sobre el primer concierto de Segovia en Estados Unidos también ofrecí algunos datos en mi artículo:

GIMENO, Julio: “Un viaje sin destino: Andrés Segovia hacia el Concierto de Aranjuez”, en Javier SUÁREZ-PAJARES (ed.): Joaquín Rodrigo “Nombres propios de la guitarra” nº 8, Córdoba: La Posada, 2010: 119-186.​

El 4 de enero de 1928, Segovia llegó a Nueva York a bordo del buque Aquitania. Había sido contratado por Francis C. Coppicus para su primera gira de conciertos por Estados Unidos. El guitarrista pensaba que el primer concierto de la gira se daría en Nueva York, pero Coppicus lo sorprendió informándole que tenía que ofrecer una actuación previa en Proctor (Vermont). López Poveda dice que esto ocasionó el malestar de Segovia que pensó incluso en suspender la gira. Finalmente Segovia accedió a dar ese concierto y emprendió un viaje en automóvil (según López Poveda) acompañado por Frederick Schang, secretario de Coppicus. Segovia aún no sabía inglés, pero sí algunas palabras en alemán. Schang no conocía el idioma español, pero sí algo de alemán. Lamentablemente, Segovia nos dice que las palabras que él sabía de alemán eran distintas a las de su acompañante, por lo que el largo trayecto se hizo en silencio.

Al llegar a Proctor, Segovia se asombró al ver que las casas del pueblo estaban construidas con mármol y el mismo material era usado en las aceras. Segovia fue alojado en una vivienda que, para sorpresa de nuestro músico, sería también el lugar de celebración del concierto.

Segovia es saludado por la anfitriona de la casa, Srta. Emily D. Proctor que le explica que había asistido a uno de sus conciertos en París y de ahí su empeño porque tocase en su casa. El auditorio estuvo formado por seis personas: Emily Proctor, su hermano, una dama de compañía y tres sobrinos de Emily, de quince, nueve y siete años de edad.

En un principio, Segovia molesto por la situación, había pensado en ofrecer un recital de poca duración para salir del paso. Pero luego, visto el interés de la Srta. Emily D. Proctor, la actuación se prolongó por más de dos horas quedando Segovia muy satisfecho del resultado.

El que el apellido de la anfitriona coincidiese con el nombre del pueblo conocido por sus canteras de mármol, no es casualidad. El nombre de Proctor, se puso al pueblo décadas antes en honor a los antepasados de Emily que eran dueños de la empresa que extraía y comercializaba el mármol.

En mi próximo mensaje os explico la historia desde el punto de vista del periodista que la publicó en 1928.
 
Interesantísimo, Julio, por favor, continúa cuando puedas.

Gracias Luis. Pues sin más dilación os copio aquí la crónica que escribió G. D. Seymour en su columna "A New Yorker at Large" y que fue reproducida en diferentes diarios de la época. En este caso concreto, copio un fragmento del Alton Evening Telegraph de Illinois, del 24 de diciembre de 1928 (mi traducción, al final):

NEW YORK - In the last two Christmas seasons a New York music bureau has been bidden by Miss Emily Proctor to bring artists to Proctor, Vt., for special concerts at family holiday reunions. The Proctors, prominent in New England, control the marble-quarrying industry centered about the town which bears the family name.

Two years ago Miss. Proctor asked her little niece daughter of former Gov. Redfield Proctor for Vermont what she would like for a Chritsmas treat and the girl asked to hear the English singers. So Miss Proctor had them imported and they sang at the Proctor party.

Last season Segovia, Spanish guitarist, was chosen as guest musician, and his presence in Proctor was desired on the day after he was to reach the United States. So Frederick Schang, managing his American tour, met Segovia at the pier, whisked him to a train by taxicab and hustled him up into Green Mountains before the youth, making his first trip to American, could get a good look at the sourroundings.

It was morning when they alighted from a Pullman in the Vermont town and started up the street. Segovia had heard stories about America's golden streets and had been a bit skeptical about them but he decided that all he had heard was true when he observed that the streets of Proctor were paved with marble, the sidewalks made of marble slabs, and even the buildings constructed of the costly stone. Nor did Schang know quite how to explain plausibly that here marble was readier material than less costly bricks and lumber.

They reached their destination, and it was a sumptuous children playhouse, built of logs but finished in polished hardwood, in which the concert was to be held. Segovia decided that the United States was an incredibly quaint land, and he was a little sorry when his subsequent reappraisal of the United States, on his tour of the country, compelled him to recognize that it was, after all, much like the European countries he had seen.

This Christmas the Proctors aren't having a holiday party. Miss Emily is in Europe and no special celebration is planned.​

Mi traducción de este texto:

NUEVA YORK: En las últimas dos temporadas navideñas, la señorita Emily Proctor contó con los servicios de una agencia musical de Nueva York para llevar artistas a Proctor (Vermont), para que durante las vacaciones ofreciesen conciertos privados en las reuniones familiares. Los Proctor, ilustre familia de Nueva Inglaterra, controlan la industria de la extracción de mármol centrada en la ciudad que lleva su apellido.

Hace dos años, la Srta. Proctor le preguntó a su sobrina pequeña, hija del ex gobernador Redfield Proctor de Vermont, qué le gustaría como regalo de Navidad y la niña pidió escuchar a los English Singers. Así que la señorita Proctor los hizo traer y cantaron en la fiesta de los Proctor.

La temporada pasada se eligió a Andrés Segovia, guitarrista español, como músico invitado, y se esperaba su presencia en Proctor al día siguiente de su llegada a Estados Unidos. Así que Frederick Schang, que dirigía su gira por Estados Unidos, se reunió con Segovia en el muelle, lo montó en un taxi hasta la estación de ferrocarril y lo trasladó a las Green Mountains antes de que el joven, que hacía su primer viaje a Estados Unidos, pudiera ni siquiera ver bien los alrededores.

Era de día cuando se apearon de un Pullman [coche cama del tren] en la ciudad de Vermont y comenzaron a andar por sus calles. Segovia había escuchado historias sobre las calzadas asfaltadas con oro de Estados Unidos y se había mostrado un tanto escéptico al respecto, pero empezó a sospechar que todo lo que había escuchado era cierto cuando observó que las calles de Proctor estaban pavimentadas con mármol, las aceras formadas por losas de ese mismo material e incluso los edificios estaban construidos con esa costosa piedra. Schang tampoco sabía muy bien cómo explicar de manera plausible al guitarrista que en Proctor el mármol era un material más barato y fácil de conseguir que los ladrillos y la madera.

Llegaron a su destino y vieron que el concierto se iba a celebrar en una suntuosa casa de juegos para niños, construida con troncos pero acabada en madera barnizada. Segovia llegó a la conclusión de que Estados Unidos era una tierra increíblemente pintoresca y se lamentó cuando una posterior reevaluación, durante su gira por el país, le obligó a reconocer que, después de todo, los Estados Unidos se parecía mucho a las naciones europeas que él había visitado.

Esta Navidad, los Proctor no van a celebrar ninguna fiesta. Miss Emily está en Europa y no se planea ninguna celebración especial.​
 
Atrás
Arriba