Rafael López Porras
✝ 2012
TEORÍA DEL CAMPO AMOROROSO
Cuento en tres capítulos
Capítulo 1
Érase una vez un profesor de física en Cambridge, Inglaterra, llamado Sir Isaac Newton que un día a eso de las 11 de la mañana , cuando sonó la campana para la hora del bocadillo, salió del aula donde impartía sus clases hacia su rincón favorito del verde jardín donde se ubicaba el Trinity College.
Allí diose cuenta, con desagradable sorpresa, de que se había olvidado el postre; pero coincidencias de la vida, ¡de pronto cayole del árbol una manzana!
Tanto le hizo pensar aquello, que nada más os digo que creó la Teoría del Campo Gravitatorio. ¡Ahí es nada! Gracias a sus cálculos ha podido el hombre llegar a la luna.
Esta teoría dice así:
Una masa crea a su alrededor un campo gravitatorio, de tal manera que cualquier otra masa que entre dentro de su campo, se sentirá atraída por ella con una intensidad que es igual al producto de sus masas, e inversamente proporcional al cuadrado de su distancia.
FIN DEL CAPÍTULO 1Capítulo 2
Doscientos años después en el mismo lugar, otro profesor de física llamado Clerck Maxwell, al que le gustaba mucho jugar con imanes y corrientes eléctricas, desarrolló la Teoría del Campo Electromagnético, que dice así:
Una masa electromagnética crea a su alrededor un campo electromagnético, de tal manera que cualquier otra masa electromagnética que entre dentro de su campo, se sentirá atraída por ella con una intensidad que es igual al producto de sus masas, e inversamente proporcional al cuadrado de su distancia.
FIN DEL CAPÍTULO 2Capítulo 3
Un día estaba yo tocando la guitarra, y al terminar y recibir el aplauso del público, no sé por qué se me vino a la mente el recuerdo de tan insignes hombres como los de los capítulos anteriores. Se me ocurrió pensar que ese aplauso estaba motivado por una energía, que había salido de mí a través de la guitarra. Pero ¿qué energía? La que yo estaba desarrollando en ese momento: el Amor.
Así pues:
Yo soy una masa amorosa, y creo a mi alrededor un campo amoroso, de tal manera que cualquier otra masa amorosa que entre dentro de mi campo, se sentirá atraída por mí con una fuerza que es proporcional al producto de las masas, e inversamente proporcional al cuadrado de su distancia.
FIN