rotura de cuerdas en puente

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Buenos días.
Quería saber si alguien podría decirme a qué se debe que las cuerdas entorchadas se rompe a la altura del puente. Tengo una guitarra clásica a la que cambio las cuerdas siempre por desgaste y una flamenca que como mucho cada mes al abrir el estuche me encuentro con una de las tres cuerdas entorchadas rota (cuando más tiempo pasa sin que use la guitarra, más ocurre). No sé si se puede deber al que el hueso del puente está tan bajito que somete a la cuerda en el nudo a demasiada tensión. En fin, espero alguna sugerencia. Un saludo,
 
Buenas tardes,
A mí me pasó en una guitarra y lo solucioné modificando un poco la forma del hueso. Por dónde se rompe la cuerda exactamente?
En mi caso tenía demasiado achaflanada la parte trasera del hueso y las cuerdas apoyaban en un punto demasiado "afilado", no sé si me explico.
No sé si te sirva de ayuda lo que te digo, pero compara cómo descansan las cuerdas sobre el hueso en ambas guitarras a ver si ves alguna diferencia notable.
Ya nos comentarás si lo solucionas y cómo!!
Saludos!
 
Hola todos:
A mí también me estuvo pasando eso que contáis en dos guitarras que además son instrumentos de gran calidad, una clásica de D. Antonio Ariza y una flamenca de D. Francisco Montero. En la primera de ellas, la 5ª cuerda me la encontraba rota de vez en cuando al abrir el estuche. En la flamenca, con puente de 12 agujeros, es decir con amarre sin lazada, ocurría lo mismo, pero siempre era la 4ª. Desde hace años, en esas guitarras siempre he usado cuerdas de calidad y lo más curioso es que esa cuerda nunca se rompió mientras estaba tocando.

Como otros compañeros me habían referido roturas similares, decidí consultar con mi maestro, el luthier Alejandro González de Mataró y me comentó que a él también le había ocurrido en más de una ocasión con una de sus guitarras nuevas y por ello decidimos estudiar el problema con atención. Primero pensamos en un posible defecto de las propias cuerdas, creyendo que la cuerda rompía por fatiga en el apoyo de la lazada en el cordal, antes de apoyar en la selleta, pero no lo pudimos confirmar con ninguna de las pruebas que realizamos, por lo que la primera conclusión que sacamos fue que las cuerdas no eran las culpables. Así pues, el motivo de dichas roturas debía estar en las guitarras y concretamente en la estructura y los acabados del puente. Por ello buscamos en el puente cuáles podían ser los puntos críticos de contacto con la cuerda capaces de provocar la rotura de ésta.

El primero de esos puntos críticos lo encontramos en la configuración del reborde de la selleta de la guitarra flamenca y el segundo en un punto de apoyo muy concreto en la salida de la cuerda del orificio del cordal de las otras dos guitarras, es decir, precisamente en donde se sitúan los dos ángulos de quiebre que tiene el puente, cosa que pudimos confirmar en la guitarra clásica de Ariza y en una de las guitarras de Alejandro que también había sufrido roturas espontáneas de la 5ª cuerda.

En el caso localizado en la selleta, el de la guitarra flamenca, el problema estaba en los pequeños pero numerosos desplazamientos de la cuerda sobre el dorso de la selleta al no apoyar en ella de manera puntual, lo que poco a poco dañaba la integridad del entorchado en un amplio punto de roce de la cuerda, debilitándola de manera progresiva; luego, al guardarla, una vez en reposo en el estuche, cualquier cambio de temperatura o humedad ambiente podia acabar seccionando una cuerda ya debilitada por el roce puntual, provocando su rotura espontánea. La solución fue sencilla y lógica, pues bastó con apuntar un poco el reborde de la selleta con una lima de uñas por ambos lados en la zona de apoyo de la 4ª cuerda para que la rotura no volviera a darse más.

En las otras dos guitarras, donde curiosamente era la 5ª la cuerda la que acababa rompiendo, pudimos comprobar que en ambos casos el orificio del cordal no guardaba un paralelismo fiel con el plano de la tapa por haber quedado con una ligera inclinación hacia el lado de la selleta. Un fallo de construcción casi inapreciable que dejaba un reborde muy agudo en la parte superior del orificio de salida de la cuerda y ello, sumado a la fuerza de elevación de la cuerda provocada por la tracción de la lazada, conviertió dicho reborde en una guillotina que, poco a poco pero de manera progresiva, terminaba por dañar la cuerda en ese punto. La solución en este caso fue más sencilla, bastando para ello con matar un poco el canto vivo del orificio del cordal en el primer punto de quiebre de la cuerda , es decir, achaflanarlo un poco para que la cuerda tenga mayor apoyo y no sufra más en ese punto.

Ahora bien, ¿Cómo saber cuál es el punto crítico de rotura en cada caso cuando uno se encuentra con la cuerda rota?..., pues muy sencillo: Si al encontrar la cuerda rota vemos que la lazada ha quedado íntegra, la rotura es por culpa de la selleta. Si la lazada ha quedado abierta, el culpable es el canto vivo del orificio del cordal.

Saludos
 
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Hola todos:
A mí también me estuvo pasando eso que contáis en dos guitarras que además son instrumentos de gran calidad, una clásica de D. Antonio Ariza y una flamenca de D. Francisco Montero. En la primera de ellas, la 5ª cuerda me la encontraba rota de vez en cuando al abrir el estuche. En la flamenca, con puente de 12 agujeros, ocurría lo mismo, pero siempre era la 4ª. Desde hace años, en esas guitarras siempre he usado cuerdas de calidad, pero lo más curioso es que nunca se rompían mientras estaba tocando.

Como otros compañeros me habían referido roturas similares, decidí consultar con mi maestro, el luthier Alejandro González de Mataró y me comentó que a él también le había ocurrido en más de una ocasión con una de sus guitarras nuevas y por ello decidimos estudiarlo con atención. Primero pensamos en un defecto de las propias cuerdas, creyendo que la cuerda rompía por fatiga en el apoyo de la lazada en el cordal, antes de apoyar en la selleta, pero no lo pudimos confirmar con ninguna de las pruebas que realizamos, por lo que la primera conclusión que sacamos fue que las cuerdas no eran las culpables. Así pues, el motivo de dichas roturas debía estar en las guitarras y concretamente en la estructura y los acabados del puente. Por ello buscamos en el puente cuáles podían ser los puntos críticos de contacto con la cuerda capaces de provocar la rotura de ésta.

El primero de esos puntos críticos lo encontramos en la configuración del reborde de la selleta de la guitarra flamenca y el segundo en un punto de apoyo muy concreto en la salida de la cuerda del orificio del cordal de las otras dos guitarras, es decir, precisamente en donde se sitúan los dos ángulos de quiebre que tiene el puente, cosa que pudimos confirmar en la guitarra clásica de Ariza y en una de las guitarras de Alejandro que también había sufrido roturas espontáneas de la 5ª cuerda.

En el caso localizado en la selleta el problema estaba en los pequeños pero numerosos desplazamientos de la cuerda sobre el dorso de la selleta al no apoyar en ella de manera puntual, lo que poco a poco dañaba la integridad del entorchado en el punto de roce de la cuerda, debilitándola de manera progresiva; y una vez en reposo en el estuche, cualquier cambio de temperatura o humedad ambiente podía dañar una cuerda ya debilitada por el roce puntual provocando su rotura espontánea. La solución fue sencilla, pues bastó apuntar un poco el reborde de la selleta con una lima de uñas por ambos lados en la zona de apoyo de la 4ª cuerda para que la rotura no volviera a darse más.

En las guitarras con roturas de la 5ª, pudimos comprobar que, en ambos casos, el orificio del cordal no guardaba paralelismo con la tapa, al haber quedado con una ligera inclinación hacia el lado de la selleta, quedando un reborde muy agudo en la parte superior del orificio de salida de la cuerda, lo que sumado a la fuerza de elevación de la cuerda que supone tracción de la lazada, convierte ese reborde en una guillotina que, poco a poco pero de manera progresiva, acaba por dañar la cuerda en ese punto. La solución en este caso es más sencilla y basta para ello con matar un poco el canto vivo del orificio del cordal, es decir, achaflanarlo un poco para que la cuerda no sufra más en ese punto.

Ahora bien, ¿Cómo saber cuál es el punto crítico de rotura en cada caso?..., pues muy sencillo: Si al encontrar la cuerda rota vemos que la lazada ha quedado íntegra, la rotura es por culpa de la selleta. Si la lazada ha quedado abierta, el culpable es el canto vivo del orificio del cordal.

Saludos
Muchas gracias por la respuesta tan completa. En mi caso, atendido a lo último que dices, el problema está en la selleta. Un saludo cordial.
 
Buenos días, yo cuando ajusto y acoplo la silleta en el puente redondeo ligeramente las aristas de esta, pues de no hacerlo la cuerda apoya sobre un filo cortante que provocará la rotura de las cuerdas entorchadas
 
Está muy bien hacerlo así como tú dices, pero recuerda que entre una selleta con borde agudo y una selleta con borde muy redondeado o tirando a plano, siempre puede haber un término medio que sea el más adecuado para que la cuerda apoye con seguridad y al mismo tiempo no tienda a desplazarse lateralmente al pulsarla con cierta fuerza "en apoyando" con el pulgar.
Los entorchados metálicos, al contrario que el nylon, son muy propensos al desgaste por el roce repetido en un mismo punto de la cuerda y ello va debilitando el revestimiento de las cuerdas hasta que rompen.
Además, antes las selletas solían ser más estrechas y admitían mejor los bordes redondeados. Hoy las selletas suelen tener un grosor de 3 mm o algo más y ello, al conformarles el borde de apoyo algo más estrecho, también permite desplazar algo el punto de apoyo de la cuerda ayudando así a una mejor compensación del tiro.
Saludos
 
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