Rodolfo José Rodríguez dijo:
La conclusión más clara que yo pude sacar cuando estudié este tema con Ismael Barambio es la siguiente: La técnica a 3 dedos en principio debe fundamentarse en la teoría de que los dedos no se crucen, igual que a dos. ¿cómo se resuelve esto?.
Queridos amigos,
En 1987 yo estuve en una clase magistral de Narciso Yepes, donde se le preguntó por este tema.
Ya se ha dicho en el foro, que los guitarristas flamencos, expertos en escalas vertiginosas con i-m, ejecutan los "picados" teniendo a veces que cruzar "a contrapelo" (es la expresión que se ha utilizado en el foro) los dedos al cambiar de cuerda. Es decir, que un dedo más corto se cruza por delante de uno más largo, al ascender de grave a agudo, o viceversa al descender.
Los guitarristas clásicos suelen evitar este inconveniente digitando adecuadamente la mano derecha (usando el anular en el sitio correspondiente) o/y la izquierda, como acertadamente ha comentado José Manuel López Gómez, en un mensaje anterior de este hilo. Esto funciona muy bien la mayoría de las veces, sin embargo, en una escala muy rápida, parece más efectivo lo que hacen los guitarristas flamencos: un mismo patrón de digitación i-m en la derecha y si acaso arreglar algún cambio de cuerda mediante una digitación apropiada de mano izquierda. Bueno, hay guitarristas flamencos, como Víctor Monge "Serranito", que también utilizan bastante la escala a tres dedos.
Narciso Yepes nos comentó algo similar, a lo explicado arriba, para la escala a tres dedos. Según él, al igual que los flamencos, no digitaba la mano derecha en este tipo de escalas para evitar los cambios de cuerda "a contrapelo", sino que prefería utilizar un patrón fijo de digitación en esa mano. No obstante comentó que con el tiempo el guitarrista desarrolla una especie de intuición que le ayuda a decidir casi inconscientemente qué dedo es el más adecuado para iniciar la escala a tres dedos, de forma que se eviten en la medida de lo posible, los cambios "a contrapelo" más comprometidos. La verdad es que todos nos miramos con incredulidad ante esta afirmación del maestro. Pero él insistió y nos contó que cuando subía una escalera intentaba adivinar con que pie finalizaría la ascención (y lo mismo al bajar). Según Yepes, casi siempre acertaba. Alguien en el público dijo: ¡Claro! el 50% de las veces.