Sergio Gasca
Usuario Baneado
Hola a todos
Habiendo terminado un año más y en el comienzo de este 2006 nos es posible mirar un poco hacia atrás teniendo como punto de referencia muchos aconteceres que nos marcan o influyen en nuestra vida, tanto los que nos agradaron como los que no. De todos ellos aprendemos, a veces de manera instantánea, otras veces ni siquiera podemos saber cual fue la enseñanza de algo ocurrido sino hasta mucho tiempo después. En este mundo desde luego que no dejaron de pasar cosas, unas para cambiar o para simular que se cambia y otras para mantener una misma situación: Algunos gobiernos cambiaron para mejorar otros simularon que cambiaron y que se mejoraba, otros siguieron haciendo lo mismo de siempre, etc.
Pero, sin lanzarme esta vez de manera muy ambiciosa a escribir sobre los aconteceres del mundo y la política voy más cerca y esto lo hago orillado por mi amiga y compañera de este foro, mi queridísima regiomontana Liliana (¡¡¡Ajúa, arrriba el norte!!!) , debido a que en una reciente plática hablábamos justamente acerca de las vivencias de mayor importancia para cada uno de nosotros durante este año. Al hacer un recuento, iba yo reflexionando sobre el valor de hacer este ejercicio y no solo por tener una memoria a la cual van los recuerdos y nada más, sino porque como mencionaba antes, muchas de las vivencias dejen aprendizajes que nos sirven de guia para el futuro. Tampoco me fue posible dejar a un lado los recuerdos de las sensaciones de aquellas cosas que me ocurrieron durante el recientemente "finado" 2005, algunas sensaciones agradables y otras no tanto, las cuales van formando una gran variedad de recuerdos, de matices y texturas emocionales, una especie de "claroscuros" que a querer o no forman parte integral de lo que somos y de lo que hacemos.
Recordaba con alegría mis conciertos de principio de año, tocando solo y con algunos compañeros, las caritas felices de los niños escuchándonos y aplaudiendo a las amenas narraciones de uno de ellos mientras yo "arañaba a la panzona", recordaba con nostalgia a algún ser querido desaparecido, a mis esfuerzos por "pegar mi corazoncito roto" tiempo atrás, todos los gratísimos momentos en clase con mis alumnos de química, bromeando ellos y yo todo el tiempo, tocando para ellos y animando a uno que otro a hacerlo sin importar tanto el resultado musical (lo digo por mi), sino más bien la convivencia sana y el desarrollo de la sensibilidad artística de todos. El agridulce dia en que tuve que dejarlos para atender a mis nuevos compromisos laborales, el conocer ahi nuevas personas y el reto que representa trabajar con distintas exigencias. Recuerdo también todas esas noches en el hogar al lado de la familia, al momento de la merienda con toda esa serie interminable de bromas, algunas muy simples, otras graciosas que siempre se me han ocurrido con la complicidad de mi padre. También recuerdo esas horas sentado, en momentos de absoluta soledad con mi guitarra y con mi atril al frente, reencontrandome con música que no había tocado en mucho tiempo y descubriendo nuevas cosas en esas obras o explorando música que nunca había tocado. Ahi están los tachones, los borrones intentando digitar las partituras, haciendo anotaciones de todo tipo, jugando con mis propias transcripciones. He ahi esos recuerdos de las horas abrazado a mi fiel compañera, manteniendola limpia, cambiando cuerdas, afinando antes de tocar y desafinando al hacerlo y todo eso que yo se que todos los que tocamos hacemos: El felíz esfuerzo a veces muy demandante, muy rudo del estudio de la guitarra, aunque no lo parezca; los dolores de dedos y muñecas, el crujir de brazos y hombros, los dolores de espalda en muchos casos, el polvillo casi imperceptible desprendido de nuestras uñas limadas. Todo sea por ese logro, por esa interpretación bien lograda, por llegar al siguiente curso, o por ganar el concurso y en algunos casos, como el mío, solo por satisfacer mi necesidad de tocar y tratar de hacerlo lo mejor que se puede, por tocar lo más que uno pueda y descubrir que hay dentro de esa música, qué mensaje está escondido detrás de una partitura, entre los puntitos y rayitas y los "garabatitos" de sonidos silencios
En fin, he aquí un año 2005 que ha terminado y un 2006 que ojalá sea de lo mejor para todos, como ven, esta vez he dado un panorama muy personal de lo que fue para mí, les pregunto ahora si algunos de ustedes quisieran compartir sus vivencias o sus impresiones de este año que ha finalizado:
¿Qué les ha dejado el 2005?
Un abrazo a todos y los mejores deseos para este año.
atte.
Sergio Gasca
Habiendo terminado un año más y en el comienzo de este 2006 nos es posible mirar un poco hacia atrás teniendo como punto de referencia muchos aconteceres que nos marcan o influyen en nuestra vida, tanto los que nos agradaron como los que no. De todos ellos aprendemos, a veces de manera instantánea, otras veces ni siquiera podemos saber cual fue la enseñanza de algo ocurrido sino hasta mucho tiempo después. En este mundo desde luego que no dejaron de pasar cosas, unas para cambiar o para simular que se cambia y otras para mantener una misma situación: Algunos gobiernos cambiaron para mejorar otros simularon que cambiaron y que se mejoraba, otros siguieron haciendo lo mismo de siempre, etc.
Pero, sin lanzarme esta vez de manera muy ambiciosa a escribir sobre los aconteceres del mundo y la política voy más cerca y esto lo hago orillado por mi amiga y compañera de este foro, mi queridísima regiomontana Liliana (¡¡¡Ajúa, arrriba el norte!!!) , debido a que en una reciente plática hablábamos justamente acerca de las vivencias de mayor importancia para cada uno de nosotros durante este año. Al hacer un recuento, iba yo reflexionando sobre el valor de hacer este ejercicio y no solo por tener una memoria a la cual van los recuerdos y nada más, sino porque como mencionaba antes, muchas de las vivencias dejen aprendizajes que nos sirven de guia para el futuro. Tampoco me fue posible dejar a un lado los recuerdos de las sensaciones de aquellas cosas que me ocurrieron durante el recientemente "finado" 2005, algunas sensaciones agradables y otras no tanto, las cuales van formando una gran variedad de recuerdos, de matices y texturas emocionales, una especie de "claroscuros" que a querer o no forman parte integral de lo que somos y de lo que hacemos.
Recordaba con alegría mis conciertos de principio de año, tocando solo y con algunos compañeros, las caritas felices de los niños escuchándonos y aplaudiendo a las amenas narraciones de uno de ellos mientras yo "arañaba a la panzona", recordaba con nostalgia a algún ser querido desaparecido, a mis esfuerzos por "pegar mi corazoncito roto" tiempo atrás, todos los gratísimos momentos en clase con mis alumnos de química, bromeando ellos y yo todo el tiempo, tocando para ellos y animando a uno que otro a hacerlo sin importar tanto el resultado musical (lo digo por mi), sino más bien la convivencia sana y el desarrollo de la sensibilidad artística de todos. El agridulce dia en que tuve que dejarlos para atender a mis nuevos compromisos laborales, el conocer ahi nuevas personas y el reto que representa trabajar con distintas exigencias. Recuerdo también todas esas noches en el hogar al lado de la familia, al momento de la merienda con toda esa serie interminable de bromas, algunas muy simples, otras graciosas que siempre se me han ocurrido con la complicidad de mi padre. También recuerdo esas horas sentado, en momentos de absoluta soledad con mi guitarra y con mi atril al frente, reencontrandome con música que no había tocado en mucho tiempo y descubriendo nuevas cosas en esas obras o explorando música que nunca había tocado. Ahi están los tachones, los borrones intentando digitar las partituras, haciendo anotaciones de todo tipo, jugando con mis propias transcripciones. He ahi esos recuerdos de las horas abrazado a mi fiel compañera, manteniendola limpia, cambiando cuerdas, afinando antes de tocar y desafinando al hacerlo y todo eso que yo se que todos los que tocamos hacemos: El felíz esfuerzo a veces muy demandante, muy rudo del estudio de la guitarra, aunque no lo parezca; los dolores de dedos y muñecas, el crujir de brazos y hombros, los dolores de espalda en muchos casos, el polvillo casi imperceptible desprendido de nuestras uñas limadas. Todo sea por ese logro, por esa interpretación bien lograda, por llegar al siguiente curso, o por ganar el concurso y en algunos casos, como el mío, solo por satisfacer mi necesidad de tocar y tratar de hacerlo lo mejor que se puede, por tocar lo más que uno pueda y descubrir que hay dentro de esa música, qué mensaje está escondido detrás de una partitura, entre los puntitos y rayitas y los "garabatitos" de sonidos silencios
En fin, he aquí un año 2005 que ha terminado y un 2006 que ojalá sea de lo mejor para todos, como ven, esta vez he dado un panorama muy personal de lo que fue para mí, les pregunto ahora si algunos de ustedes quisieran compartir sus vivencias o sus impresiones de este año que ha finalizado:
¿Qué les ha dejado el 2005?
Un abrazo a todos y los mejores deseos para este año.
atte.
Sergio Gasca