Re: Guitarra y Magisterio Educación Musical.
Queridos amigos,
Permitidme en este punto que cuente una anecdota que le he escuchado varias veces a mi maestra, Doña América Martínez. Sólo tiene el valor de una anécdota, pero para mí es muy significativa en relación a ese descorazonador mal ambiente para la enseñanza que se encuentran muchos profesores de música en los centros de secundaria.
Durante sus más de cuarenta años impartiendo la docencia de la guitarra en el conservatorio superior de Sevilla, Doña América Martínez se mostró incansable en su afán de promocionar la música clásica, esa música que resulta tan desconocida para la mayoría de jóvenes, especialmente en España y más aún en Andalucía. Doña América fue la creadora de los "Conciertos didácticos", que consistían en actuaciones de alumnos destacados del conservatorio en colegios de Sevilla. Seguro que habréis oído hablar de una de las zonas más deprimidas de la capital andaluza a la que llaman "las tres mil viviendas". Hasta allí llegaron los conciertos didácticos que organizaba Doña América a quién le llamó poderosamente la atención el instituto de "las tres mil viviendas" donde iban a actuar los alumnos del conservatorio. El motivo: la puerta del instituto estaba flanqueada por dos policías nacionales de uniforme. La actuación fue un verdadero desastre. Los asistentes no guardaban silencio, se burlaban de los jóvenes y nerviosos intérpretes, incluso les tiraron piedras. Una de ellas impactó en una costosa arpa. Al día siguiente Doña América fue a hablar con el director del instituto para decirle que ese centro quedaba fuera del circuito de los conciertos y que se suspendían las actuaciones pendientes. El director del conflictivo instituto le dijo a Doña América algo así como que mucho concierto didáctico, mucho hablar del valor educativo de la música, pero que donde de verdad hacía falta se suspendía la actividad. A Doña América aquellas palabras le llegaron muy adentro y busco una alternativa. Convino con el director del centro en ofrecer los conciertos que quedaban aquel curso, pero con la condición de que no se obligase a asistir a los alumnos del instituto, que fuesen los que de verdad tuviesen interés.
A la siguiente actuación apenas fue nadie, si bien el ambiente permitió que los músicos tocasen sin mayores contratiempos. Lo cierto es que sin que ninguno llegase a ser un éxito rotundo, cada concierto en el instituto de "las tres mil viviendas" resultó más concurrido que el anterior.
Para comprobar el interés y aprovechamiento de los espectadores de estos recitales, a Doña América se le ocurrió organizar un concurso de redacción entre los escolares que asistían a los mismos. No recuerdo en qué consistía el premio a la mejor redacción, pero Doña América me contó como aquel año le dieron el premio a una redacción de alguien que en su texto demostró una enorme sensibilidad hacia la música. Doña América quedó más impresionada aún cuando comprobó que la redacción que tanto le había impactado era de un alumno del instituto conflictivo.
Queridos amigos,
Permitidme en este punto que cuente una anecdota que le he escuchado varias veces a mi maestra, Doña América Martínez. Sólo tiene el valor de una anécdota, pero para mí es muy significativa en relación a ese descorazonador mal ambiente para la enseñanza que se encuentran muchos profesores de música en los centros de secundaria.
Durante sus más de cuarenta años impartiendo la docencia de la guitarra en el conservatorio superior de Sevilla, Doña América Martínez se mostró incansable en su afán de promocionar la música clásica, esa música que resulta tan desconocida para la mayoría de jóvenes, especialmente en España y más aún en Andalucía. Doña América fue la creadora de los "Conciertos didácticos", que consistían en actuaciones de alumnos destacados del conservatorio en colegios de Sevilla. Seguro que habréis oído hablar de una de las zonas más deprimidas de la capital andaluza a la que llaman "las tres mil viviendas". Hasta allí llegaron los conciertos didácticos que organizaba Doña América a quién le llamó poderosamente la atención el instituto de "las tres mil viviendas" donde iban a actuar los alumnos del conservatorio. El motivo: la puerta del instituto estaba flanqueada por dos policías nacionales de uniforme. La actuación fue un verdadero desastre. Los asistentes no guardaban silencio, se burlaban de los jóvenes y nerviosos intérpretes, incluso les tiraron piedras. Una de ellas impactó en una costosa arpa. Al día siguiente Doña América fue a hablar con el director del instituto para decirle que ese centro quedaba fuera del circuito de los conciertos y que se suspendían las actuaciones pendientes. El director del conflictivo instituto le dijo a Doña América algo así como que mucho concierto didáctico, mucho hablar del valor educativo de la música, pero que donde de verdad hacía falta se suspendía la actividad. A Doña América aquellas palabras le llegaron muy adentro y busco una alternativa. Convino con el director del centro en ofrecer los conciertos que quedaban aquel curso, pero con la condición de que no se obligase a asistir a los alumnos del instituto, que fuesen los que de verdad tuviesen interés.
A la siguiente actuación apenas fue nadie, si bien el ambiente permitió que los músicos tocasen sin mayores contratiempos. Lo cierto es que sin que ninguno llegase a ser un éxito rotundo, cada concierto en el instituto de "las tres mil viviendas" resultó más concurrido que el anterior.
Para comprobar el interés y aprovechamiento de los espectadores de estos recitales, a Doña América se le ocurrió organizar un concurso de redacción entre los escolares que asistían a los mismos. No recuerdo en qué consistía el premio a la mejor redacción, pero Doña América me contó como aquel año le dieron el premio a una redacción de alguien que en su texto demostró una enorme sensibilidad hacia la música. Doña América quedó más impresionada aún cuando comprobó que la redacción que tanto le había impactado era de un alumno del instituto conflictivo.