Carles Trepat en Linares

Simenor

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Hola a todos: Ayer, domingo día 9 de noviembre, acudí al concierto que Carles ofrecía en la Fundación Andrés Segovia de Linares. Para quien le pueda interesar, he decidido hacer una "mini crónica" de un concierto excepcional.

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A las ocho y diez minutos de la tarde, Carles Trepat subía al modesto escenario de la abarrotada sala de conciertos de la Fundación Andrés Segovia, que para la ocasión, y como en muchos otros conciertos, se quedó pequeña, con una peculiar guitarra en la que podía notarse el paso del tiempo, de tamaño algo menor que las guitarras actuales y con un golpeador flamenco que casi no se notaba. Posiblemente una guitarra flamenca de finales del XIX o principios del XX, pero tengo que decir que no sé de qué constructor era, y por lo tanto, menos aún su fecha de fabricación.

El programa se habría con una sonata fechada en 1924, de Eduardo López- Chavarri. Dividida en 3 movimientos: Allegro, Andante, y Finale. Vivo. Realmente un comienzo excepcional, una obra poco conocida para la mayoria (yo el primero) y de un atractivo musical notable al que Carles sabía imprimir una dulzura y caracter especial en cada uno de los tres movimientos. Personalmente invito a quien tenga más información sobre esta pieza, o sobre alguna grabación que la contenga, que escriba algo porque me gustó bastante.

A continuación los Preludios Epigramáticos de Brouwer acentuaron aún más la inteligencia musical y destreza técnica del intérprete. Una obra más conocida que la anterior, pero que no dejaba de sonar a "nuevo" sobre todo por la sonoridad tan íntima, limpia y peculiar que ofrecía en la pequeña sala aquella guitarra.

Después Carles nos regaló a los asistentes dos obras de compositores brasileños que no constaban en el programa, y cuyo título no logré retener. En ellas el caracter tan peculiar de la música brasileña estaba continuamente presente en una interpretación que arrancó más de un ¡bravo! en la sala, al final de la misma.

Para terminar la primera parte, el maestro interpretó Dos sugestiones de Salvador Brotons: una preciosa Balada, y una obra de gran carácter intepretativo y destreza técnica que llevaba por nombre Toccata.
Con estas dos obras terminó una primera parte cargada de buena música que para mí fue muy agradable escuchar, porque siempre es agraceder oír obras que no están en el repertorio estandart de la guitarra clásica, y que te las descubran de una manera tan agradable.

La segunda parte del concierto prometía. En el programa obras como Granada, Zapateado o El Albaicín.

La primera obra en sonar tras la vuelta del maestro al escenario fue Granada, en transcripción de Tárrega. Una obra conocida por todos, pero no tanto en la versión de Tárrega, que yo personalmente no había escuchado nunca. Una interpretación muy fiel con la transcripción, que daba algunas sorpresas musicales con respecto a las versiones de Segovia o Barrueco.

Luego llegó el turno de la obra, personalmente más esperada del concierto: El Albaicín, en transcripción del propio Trepat. Desde la primera nota que salió de la boca de la guitarra, hasta la última, no salí de mi asombro. Fue una lección de cómo se piensa una obra en guitarra, estando compuesta por otro instrumento, de cómo se puede conservar intacta el alma de la obra y del compositor, y dar una nueva imagen perfectamente válida y conmovedora. Como el propio Carles me dijo después del concierto (Tuve la ocasión de hablar con él y felicitarle por el gran trabajo que ha hecho): Albéniz pensaba en guitarra cuando componía. Algo que ya opinan muchos guitarristas y musicólogos que se sumergen en la obra de Albéniz, no puede ser por más que corroborado después de escuchar esta interpretación.

Sin salir del éxtasis musical al que nos había llevado El Albaicín y a penas sin tiempo para digerirlo, tenemos el privilegio de escuchar otra transcripción de Tepat, en este caso de La puerta del Vino de Debussy. Una obra tremendamente pintoresca y llena de matices musicales y de ideas sorprendentes, como no podría ser menos dado el compositor del que tratamos. Escuchándo esta obra, no era difícil transladarse a la época de esplendor de la Alhambra y ver mentalmente algunas imagenes del palacio granadino con total claridad.

Llegado este punto, una parte de mí deseaba que el concierto finalizara para retener las sensaciones e ideas musicales que me había transmitido el concierto hasta ese momento, y los aromas que podían desprenderse de las últimas piezas. Pero llegó el broche final con dos piezas de Granados: Cuentos de la juventud nº1 y 2, y Zapateado. En la primera, la interpretación fue cálida, suave y emotiva en ambos movimientos. La segunda tuvo un carácter más enérgico, en una pieza técnicamente muy exigente. Después de la ola de aplausos, Trepat nos regaló Ojos Verdes en una genial transcripción e interpretación, con la que arrancó tantos olés como aplausos al final de la interpretación de la misma.

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Como alguno de vosotros ha podido hacerme partícipe a mi, de algunos eventos musicales a los que no he podido asistir, por medio de este foro, también era mi idea poder transmitiros, aunque muy levemente las sensaciones que me transmitió este concierto y animar, de igual manera, a que asistáis, si tenéis la oportunidad, a un concierto de este maestro de la guitarra cláisica, porque puede ser uno de los mejores que oigáis en vuestras vidas.

Saludos
 
[...]con una peculiar guitarra en la que podía notarse el paso del tiempo, de tamaño algo menor que las guitarras actuales y con un golpeador flamenco que casi no se notaba. Posiblemente una guitarra flamenca de finales del XIX o principios del XX, pero tengo que decir que no sé de qué constructor era, y por lo tanto, menos aún su fecha de fabricación.

Amigo Simenor,

Probablemente se trate de una guitarra de Santos Hernández:

TrepatSantos.jpg


Aquí
la crónica de otro concierto de Trepat con esa guitarra.
 
Efectivamente Julio, parece la misma guitarra. Hace tiempo que leí ese hilo, pero no recordaba esa foto. Yo me quedé con las ganas de escuchar su guitarra Torres..:cry: Aunque tampoco hay que quitarle mérito a la sonoridad de esa Santos. No deja de llamar la atención que utilice una guitarra flamenca en sus conciertos, no?

Saludos
 
Como alguno de vosotros ha podido hacerme partícipe a mi, de algunos eventos musicales a los que no he podido asistir, por medio de este foro, también era mi idea poder transmitiros, aunque muy levemente las sensaciones que me transmitió este concierto y animar, de igual manera, a que asistáis, si tenéis la oportunidad, a un concierto de este maestro de la guitarra cláisica, porque puede ser uno de los mejores que oigáis en vuestras vidas.

Saludos


Gracias, amigo Simenor; una estupenda crónica.

Aún recuerdo el impacto que nos provocó oír a Carles en Córdoba, en su concierto del festival Internacional de la guitarra de Córdoba. Su El Albaicín fue memorable.

Aquí una crónica de aquel día.

Aquí la presentación en guitarra.artelinkado de su último disco.

Aquí una interesante entrevista que nos cencedió para nuestra Web.

Un saludo.
 
A continuación los Preludios Epigramáticos de Brouwer acentuaron aún más la inteligencia musical y destreza técnica del intérprete. Una obra más conocida que la anterior, pero que no dejaba de sonar a "nuevo" sobre todo por la sonoridad tan íntima, limpia y peculiar que ofrecía en la pequeña sala aquella guitarra.
Hola Simenor y demas foreros,

Enhorabuena, has disfrutado de un concierto excepcional.

Lo que me llama la atención es que atribuyes la sonoridad íntima, limpia y peculiar a la guitarra usada por Carles Trepat, en este caso probablemente una Santos - mientras que Javi y Julio la atribuye (usando casi los mismos adjetivos si mal no recuerdo) a la guitarra usada por Carles Trepat en otro(s) concierto(s), concretamente una Torres.

Esto refuerza mi opinón. La sonoridad que habéis percibido se debe, al menos parcialmente, a la pulsación y al gesto musical del maestro.
Estoy convencido de que Carles Trepat es capaz de sacar una sonoridad nítido, limpio o peculiar de casi cualquier guitarra - histórica o no - como ocurre con otros maestros de la escuela Tárrega/Pujol/Ponce... Pienso concetamente en Johan Fostier que conozco muy bien y en otros alumnos de Alberto Ponce en París. Pienso también en Javi, e incluso en alumnos suyos...

Un cordial saludo.
 
Lo que me llama la atención es que atribuyes la sonoridad íntima, limpia y peculiar a la guitarra usada por Carles Trepat, en este caso probablemente una Santos - mientras que Javi y Julio la atribuye (usando casi los mismos adjetivos si mal no recuerdo) a la guitarra usada por Carles Trepat en otro(s) concierto(s), concretamente una Torres.

Amigo Benito,

Yo no recuerdo haber utilizado los adjetivos íntimo y limpio al hablar de las guitarras Torres, pero he escrito ya tantos mensajes en este foro (más de 4.000 si contamos los 800 que se perdieron en el último ataque) que tampoco me atrevo a afirmarlo con rotundidad.
 
Bueno, digamos que se trataba de un "campo" o "marco semántico" (corregirme por favor si esta traducción del francés no se usa) muy similar (por eso usé el "casi"), o sea que la calidad (nitidez, intimidad - la palabras no permiten definir el sonido con precisión) de lo que se oía se debía a la guitarra (una Santos en un caso y una Torres en el otro) y no al intérprete.
 
No hay duda Benito, la guitarra es lo de menos. Admito que eso suena extraño en boca de un guitarrero y sobre todo considerando mis apasionadas defensas de la nueva guitarra granadina pero lo veo una y otra vez. Una buena guitarra es clave, te enseña mucho, mejora tu sonido y tu ejecución y si la tratas bien durará mucho tiempo. Sin embargo, el que sabe sacar un sonido personal y fantastico lo puede hacer hasta cierto punto también en una guitarra mediocre. Quizás la diferencia la nota más el mismo guitarrista que el oyente.


John Ray
 
Estoy totalmente de acuerdo con John. Yo aún soy estudiante, y escuchas muchas guitarras y en manos de gente muy diferente con mucha frecuencia. No hace falta tener muy buen oído para saber que el guitarrísta es a fin de cuentas quien saca el sonido que quiere, o puede, de la guitarra. Sin duda también cuenta cuánto puede dar de sí el instrumento y qué es lo que puede ofrecerte. Pero también es del todo cierto que por mucho que pueda ofrecerte un isntrumento, si tú no eres capaz de sacarle partido, la propia guitarra por sí sola no va a hacer el trabajo del guitarrista.

Saludos
 
No hay duda Benito, la guitarra es lo de menos. Admito que eso suena extraño en boca de un guitarrero y sobre todo considerando mis apasionadas defensas de la nueva guitarra granadina pero lo veo una y otra vez. Una buena guitarra es clave, te enseña mucho, mejora tu sonido y tu ejecución y si la tratas bien durará mucho tiempo. Sin embargo, el que sabe sacar un sonido personal y fantastico lo puede hacer hasta cierto punto también en una guitarra mediocre. Quizás la diferencia la nota más el mismo guitarrista que el oyente.


John Ray
No pienso que la guitarra sea lo de menos. Ayuda más o menos al intérprete a exprimirse o incluso lllega a impedirle exprimirse (porel rango dinámico o tímbrica, (falta de) homogeneidad).

De hecho, estoy siempre a la búsqueda de una guitarra que me de más posibilidades de expresión.

De hecho, ciertas guitarras enseñan mucho. Tuve una excelente guitarra de Ana Espinosa de abeto. Su sonido muy claro me obligó a "mejorar" mi sonido, a hacerlo más redondo. Y también a cuidar de cada ruidito.
Fue una etapa importante para mí, pero no la única.

Obviamente, las personas que mejor perciben las sutilezas tímbricas del intérprete son las acostumbradas a escuchar música con mucha dedicación, guitarristas o no. Pero dentro del público de un guitarrista suele haber bastantes guitarristas...

Lo que pretendía decir era que cuando uno oye a un maestro como Carles Trepat, el sonido no se debe sólo a la guitarra, sino también a las habilidades tímbricas del maestro. Que toque una Torres, una Santos (flamenca además al parecer) o una recien hecha por Daniel Bernaert o incluso una copia de la Torres, el sonido también es una consecuencia de su manera particular de pulsar las cuerdas.

La propia Ana Espinosa (entre otros guitarreros - pero me limito a la escuela granadina, que es un gusto que tenemos en común, señor Ray) me dijo espontáneamente que cada guitarrista sacaba sonido distintos de sus guitarras.

Y ni siquiera hablamos de las cuerdas, que también tienen una influencia importante en el resultado sonoro.

Un cordial saludo.
 
Última edición:
A las ocho y diez minutos de la tarde, Carles Trepat subía al modesto escenario de la abarrotada sala de conciertos de la Fundación Andrés Segovia, que para la ocasión, y como en muchos otros conciertos, se quedó pequeña, con una peculiar guitarra en la que podía notarse el paso del tiempo, de tamaño algo menor que las guitarras actuales y con un golpeador flamenco que casi no se notaba. Posiblemente una guitarra flamenca de finales del XIX o principios del XX, pero tengo que decir que no sé de qué constructor era, y por lo tanto, menos aún su fecha de fabricación.

Pues sí, yo también estuve en este excepcional concierto. La guitarra es la de Santos Hernández. Me dijo después del concierto que la eligió porque le parecia muy apropiada para esta sala (no es la primera vez que toca aqui). Y, efectivamente, fué una guitarra maravillosa en sus manos. Yo estaba al final de la sala (casi en la escalera que baja a la cripta de Segovia) y sonaba bastante mejor que al principio de la sala, con una calidad tímbrica y un color muy sutil.

Después Carles nos regaló a los asistentes dos obras de compositores brasileños que no constaban en el programa, y cuyo título no logré retener. En ellas el caracter tan peculiar de la música brasileña estaba continuamente presente en una interpretación que arrancó más de un ¡bravo! en la sala, al final de la misma.

Si no mal recuerdo, nos regaló una pieza de Antonio Carlos Jobim y otra de Pixinguinha (creo que se escribe así), las dos trascripciones suyas. Soberbio!!

Luego llegó el turno de la obra, personalmente más esperada del concierto: El Albaicín, en transcripción del propio Trepat. Desde la primera nota que salió de la boca de la guitarra, hasta la última, no salí de mi asombro. Fue una lección de cómo se piensa una obra en guitarra, estando compuesta por otro instrumento, de cómo se puede conservar intacta el alma de la obra y del compositor, y dar una nueva imagen perfectamente válida y conmovedora. Como el propio Carles me dijo después del concierto (Tuve la ocasión de hablar con él y felicitarle por el gran trabajo que ha hecho): Albéniz pensaba en guitarra cuando componía. Algo que ya opinan muchos guitarristas y musicólogos que se sumergen en la obra de Albéniz, no puede ser por más que corroborado después de escuchar esta interpretación.

En fin, tengo muchas ganas de hincarle el diente. Pronto tendremos el nº 1 de Roseta.

Todo un conciertazo de los que sales muy optimista y satisfecho con sigo mismo.

Un saludo a to2.

Jesús
 
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