<img src="https://guitarra.artepulsado.com/gifsyfo/imagenes/Anuncios/Respuesta1.jpg" border="1" align="right" style="margin-right: 5px;">Queridos amigos,
El 15 de diciembre de 1909 falleció en Barcelona el gran guitarrista Francisco Tárrega. A las pocas semanas, en enero de 1910, su discípulo Miguel Llobet publicó un artículo a la memoria de su “inolvidable maestro” en la Revista Musical Catalana. Este artículo tuvo una crítica demoledora por parte de quien fuese alumno de Tárrega, pero también de Llobet, Domingo Prat, que en su Diccionario de guitarristas escribió unas palabras enigmáticas al referirse a la glosa de Llobet: “Uno de sus discípulos, gran intérprete, cuya verdadera opinión me jacto en reconocer por especiales razones, escribió […] un artículo del que se copiarán varios párrafos, que dentro del elogio que aparentan las palabras, en verdad empequeñecen los méritos reales de Tárrega” (el subrayado es nuestro). Sin comentarios.
Sobre el a veces enrarecido ambiente que rodeó el mundo de Tárrega y sus alumnos, es imprescindible la lectura de un artículo de Matanya Ophee: “In difesa dei ‘due amici’”, il Fronimo, n. 36. Milán: Suvini Zerboni, 1981: 7-20 o la versión inglesa publicada en la revista Soundboard (vol. 8, n. 1 y n. 2).
Pero lo que ahora nos interesa es el otro “homenaje” de Llobet en recuerdo de Francisco Tárrega. Y es que de ese mismo año de 1910, es la armonización de Llobet de El Mestre. De esta obra Pujol llegó a decir que “fue reveladora de una nueva faz de la guitarra, tendiendo a reflejar el sentido polícromo de la orquestación moderna”. Por si los compositores no guitarristas no se hubiesen percatado todavía de la idoneidad de la guitarra para plasmar las nuevas corrientes musicales de esos años, tras las transcripciones de Tárrega de obras de Albéniz, Llobet nos regaló esta joya del repertorio guitarrístico escrita para honrar a la memoria de su maestro. De nuevo Pujol, escribiría: “gracias a Llobet la guitarra revela un nuevo verbo estético: despierta al color y a la polifonía”. Luego Llobet le pediría a Falla una obra para nuestro instrumento y de ahí surgiría el Homenaje a Debussy, del que hemos hablado largo y tendido en este foro.
Pues bien, desde hace unos años, Stefano Grondona está empeñado en que el muchas veces impenetrable mundillo guitarrístico conozca y reconozca la valía de Miguel Llobet (mirad, por ejemplo, aquí y aquí). En esta ocasión el paso dado por Grondona es importantísimo ya que nos propone —nada más y nada menos— que un CD doble con las obras a solo de Llobet, incluyendo también sus arreglos de canciones catalanas y otros cuatro arreglos más. Con su inseparable guitarra Torres (SE 111) y con la solvencia artística a que nos tiene acostumbrados el intérprete, Stefano Grondona publicó en 2007 un disco que llamó Respuesta (título enigma de una de las composiciones de Llobet).
En mi opinión, estamos ante un disco imprescindible para que podamos empezar a valorar correctamente la figura de Miguel Llobet, de quien me temo que hemos tenido hasta hace poco una visión distorsionada. Este CD, el interesante libreto que lo acompaña y la labor de otros intérpretes y estudiosos del instrumento, como Carles Trepat, Javier Suárez-Pajares, Angelo Gilardino, Josep Mª Mangado, Adrián Rius, Javier Riba, etc., son —en mi opinión— pasos en la dirección correcta.
Puedes ver la portada a mayor tamaño, aquí.
El 15 de diciembre de 1909 falleció en Barcelona el gran guitarrista Francisco Tárrega. A las pocas semanas, en enero de 1910, su discípulo Miguel Llobet publicó un artículo a la memoria de su “inolvidable maestro” en la Revista Musical Catalana. Este artículo tuvo una crítica demoledora por parte de quien fuese alumno de Tárrega, pero también de Llobet, Domingo Prat, que en su Diccionario de guitarristas escribió unas palabras enigmáticas al referirse a la glosa de Llobet: “Uno de sus discípulos, gran intérprete, cuya verdadera opinión me jacto en reconocer por especiales razones, escribió […] un artículo del que se copiarán varios párrafos, que dentro del elogio que aparentan las palabras, en verdad empequeñecen los méritos reales de Tárrega” (el subrayado es nuestro). Sin comentarios.
Sobre el a veces enrarecido ambiente que rodeó el mundo de Tárrega y sus alumnos, es imprescindible la lectura de un artículo de Matanya Ophee: “In difesa dei ‘due amici’”, il Fronimo, n. 36. Milán: Suvini Zerboni, 1981: 7-20 o la versión inglesa publicada en la revista Soundboard (vol. 8, n. 1 y n. 2).
Pero lo que ahora nos interesa es el otro “homenaje” de Llobet en recuerdo de Francisco Tárrega. Y es que de ese mismo año de 1910, es la armonización de Llobet de El Mestre. De esta obra Pujol llegó a decir que “fue reveladora de una nueva faz de la guitarra, tendiendo a reflejar el sentido polícromo de la orquestación moderna”. Por si los compositores no guitarristas no se hubiesen percatado todavía de la idoneidad de la guitarra para plasmar las nuevas corrientes musicales de esos años, tras las transcripciones de Tárrega de obras de Albéniz, Llobet nos regaló esta joya del repertorio guitarrístico escrita para honrar a la memoria de su maestro. De nuevo Pujol, escribiría: “gracias a Llobet la guitarra revela un nuevo verbo estético: despierta al color y a la polifonía”. Luego Llobet le pediría a Falla una obra para nuestro instrumento y de ahí surgiría el Homenaje a Debussy, del que hemos hablado largo y tendido en este foro.
Pues bien, desde hace unos años, Stefano Grondona está empeñado en que el muchas veces impenetrable mundillo guitarrístico conozca y reconozca la valía de Miguel Llobet (mirad, por ejemplo, aquí y aquí). En esta ocasión el paso dado por Grondona es importantísimo ya que nos propone —nada más y nada menos— que un CD doble con las obras a solo de Llobet, incluyendo también sus arreglos de canciones catalanas y otros cuatro arreglos más. Con su inseparable guitarra Torres (SE 111) y con la solvencia artística a que nos tiene acostumbrados el intérprete, Stefano Grondona publicó en 2007 un disco que llamó Respuesta (título enigma de una de las composiciones de Llobet).
En mi opinión, estamos ante un disco imprescindible para que podamos empezar a valorar correctamente la figura de Miguel Llobet, de quien me temo que hemos tenido hasta hace poco una visión distorsionada. Este CD, el interesante libreto que lo acompaña y la labor de otros intérpretes y estudiosos del instrumento, como Carles Trepat, Javier Suárez-Pajares, Angelo Gilardino, Josep Mª Mangado, Adrián Rius, Javier Riba, etc., son —en mi opinión— pasos en la dirección correcta.
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