Apreciado Paco:
En efecto. Se nos forman a todos; son inevitables y.......¡Son muy útiles!
No nos damos cuenta de su utilidad hasta que por alguna razón, normalmente de fuerza mayor, dejamos de tocar un tiempo y los callos disminuyen o incluso desaparecen. Al tomar el instrumento de nuevo y producir las notas no puedes dejar de pensar .................¡caray necesito mis callos!................
Con ellos estás en condiciones de optimizar la presión de los dedos de la mano sobre las cuerdas, de tal manera que con muy poca fuerza consigues un sonido excelente, incluso mejor que si pisaras muy fuerte pero sin cayos. En consecuencia puedes reducir notablemente la "tensión" a la que permanentemente está sujeta la mano izquiera, lo que te faculta para mover los dedos más rápido y con mayor precisión, incrementando tu capacidad interpretativa.
Ojo: naturalmente las guitarras duras harán que el proceso de formación de los callos sea más rápido, aunque doloroso incluso por el esfuerzo mayor de los dedos. Creo recordar que Don Dionisio Aguado en su método (a reserva de confirmar si fue él por mi falta de memoria), dice que se deben tener dos guitarras una más dura para estudiar y otra más suave y fina para ejecutar ante el público.
Una hija mía cuando era pequeñita tomaba mis manos y al compararlas decía, señalando los dedos de la mano izquierda y derecha alternativamente.....¡¡unos dedos cabezones y otros no!!....era algo muy bonito y hasta la fecha lo recuerdo con gusto.
Ahora te diré algo personal, que quizá alguien más autorizado podría juzgar exagerado:
.......cuando miro mis callos de la mano izquierda, reflejo del esfuerzo sostenido y mis afanes con la guitarra ........¡¡siento mucho orgullo!!
Te envío un Abrazo.
P.D. En algún lugar de este foro, pero no recuerdo donde, ya se ha tratado con detalle el asunto de la separación de las cuerdas sobre el el diapasón. Quiza alguno de nuestros amigos nos ayude.