Manuel Cera
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Estimados/as amigos/as del foro:
Me gustaría reabrir el interesante debate que despierta el tema del Flamenco en los conservatorios.
Conservatorio flamenco.-
En primer lugar, en relación a las reivindicaciones de nuestro admirado Manolo Sanlúcar de la creación de un conservatorio flamenco en Andalucía lanzo estas preguntas en un hipotético escenario de su supuesta creación: ¿Saldría a concurso público la ocupación del puesto de director de ese centro? ¿Quién sería el pedagogo referencia de ese conservatorio? ¿Existiría un funcionamiento orgánico en el centro que garantizara la calidad de la enseñanza mediante mecanismos de nombramiento objetivos? ¿Quién nombraría y renovaría al equipo de profesores de ese conservatorio? ¿Serían órganos creados para ese fin los que se encargarían de asegurar la limpieza democrática de esos procesos? ¿Quién sería el que estableciera las condiciones de acceso, permanencia, evaluación, titulación y demás? ¿Se dependería de normas regladas por las instituciones? Supongo que un centro público, financiado con el dinero de todos, debería responder a los mismos vectores de funcionamiento que el resto, respetando siempre sus singularidades. Pues resulta que la rueda ya está inventada. Existen conservatorios de danza donde se pueden obtener titulaciones superiores de Baile flamenco; existen diversos conservatorios, esperemos muchos más en los próximos cursos, donde se pueden obtener los títulos de Guitarra flamenca; aun no existe el Cante flamenco como asignatura en los conservatorios por la falta de pedagogos. Sobre la calidad del profesorado me abstengo aquí de opinar por ser actualmente profesor del CSM Rafael Orozco de Córdoba en la especialidad de Guitarra flamenca.
La música flamenca no ha permanecido estable nunca; siempre en permanente evolución, y muchas veces de forma casquivana, ha buscado su desarrollo allí donde las épocas que le ha tocado vivir la han favorecido más. Hablar categóricamente de que el Flamenco es de una forma determinada, estereotipada tal vez, y cegarse a todos los procesos internos y paralelos que siempre le acompañaron (y de ahí su riqueza actual) es, en mi juicio, el mayor de los errores. Si hoy en día tenemos al Baile y a la Guitarra flamenca en los conservatorios, es porque la administración, a través del asesoramiento de múltiples instancias especializadas, y pasando por los preceptivos trámites parlamentarios, ha considerado que son disciplinas aptas y dignas de estudio en los centros superiores de música y danza. Que yo sepa, no conozco en España otros centros con mayor rango que éstos. Los flamencos y los andaluces en general deberíamos estar muy orgullosos de esto.
Estamos pues en los primeros años de enseñanza reglada de grado superior LOGSE de Guitarra flamenca y podemos hablar ya de la primera promoción de guitarristas titulados superiores. Son todos guitarristas con su propia trayectoria artística, que se han formado para obtener el título superior en el Conservatorio Superior de Música Rafael Orozco de Córdoba. Entre ellos un Premio Nacional de Guitarra Flamenca de Córdoba. Gente flamenca, como los de toda la vida, pero que han estudiado la carrera de su especialidad. Ahora son los mismos pero con una cabeza cuya mirada es más ancha.
Es un desacierto considerar que un conservatorio debe proporcionarle todas las vivencias necesarias a los estudiantes de cualquier instrumento. La propia vida es insustituible. Nadie será jamás un buen guitarrista clásico si se limita a ser estrictamente un buen académico, como tampoco podría ser jamás un buen guitarrista flamenco. La vida es mucho más abierta y amplia, ahí están las peñas de toda la vida, los festivales, la familia, los amigos, las celebraciones, la música popular, el amor, la muerte, la amistad, ... etc., para terminar de cuajar la verdadera perspectiva artística de cada estudiante. No creo que ningún profesor de guitarra flamenca de conservatorio tenga entre sus objetivos privar a nadie de sus vivencias personales, tanto en ámbitos públicos como privados. En este sentido, estoy convencido de que los actuales estudios de guitarra flamenca y baile, al amparo de las programaciones de estudios oficiales son y serán un gran foco de formación y que responderán de forma creciente a la demanda real de la sociedad andaluza, nacional e internacional.
Prefiero la existencia de muchos conservatorios con enseñanza de Flamenco, a uno solo, por muy grande que muestre el epíteto "flamenco", donde las prácticas educativas no estuvieran guiadas por principios de sana asepsia y amor al conocimiento sin barreras, sino por la perpetuación de ambiguos clichés que nos relegarían a una calcificación inevitable. El Flamenco es tan inefable como lo pueda ser la ley de la gravedad, y no por ello los físicos renunciaron jamás a convivir con matemáticos, químicos, literatos y filósofos. Un conservatorio flamenco sería un verdadero "geto" para el flamenco si lo comparamos con las perspectivas que tiene su enseñanza junto al resto de disciplinas músicales.
En un centro de enseñanza, no hay que olvidar que aquellos que tienen la misión de transmitir las ideas, deben tener la preparación necesaria para hacerlo. Hay cientos de guitarristas flamencos que tienen las cualidades artísticas y profesionales indiscutibles para ser denominados maestros de la guitarra flamenca; pero que, en muchos casos, apenas saben escribir en castellano o no tienen ni siquiera los estudios de enseñanza general básica. El arte es comunicación, pero su enseñanza es comunicación del arte. Los artistas sin formación tampoco tienen vetado su ingreso en los centros, ya que se han dado muchos casos de contratación en calidad de especialista sin titulación (Manuel Cano obtuvo honoríficamente la plaza de cátedra de Córdoba, Manolo Franco y El Niño de Pura son profesores actualmente del CSM Rafael Orozco nombrados por ser especialistas de reconocido prestigio pero sin titulación).
Sobre los medios de transmisión escrita.-
Para mí, es algo absolutamente evidente que el sistema menos malo de notación musical es el pentagramático. Por múltiples razones. Tiene en sí suficientes características que lo hacen ser bastante útil; pero existe una razón definitiva para inclinarse por su uso: es el que se emplea a nivel mundial para escribir música. ¿Sería un buen conservatorio flamenco aquel que privara a sus estudiantes del conocimiento del sistema de notación pentagramática? Supongo que no, salvo que por razones de "integrismo" académico esa notación fuese prohibida. La tablatura: también hay que conocerla, pero sería absurdo sublimarla hoy, en el 2006, cuando más y más guitarristas escriben y publican en notación pentagramática.
Saludos
Manuel Cera
Me gustaría reabrir el interesante debate que despierta el tema del Flamenco en los conservatorios.
Conservatorio flamenco.-
En primer lugar, en relación a las reivindicaciones de nuestro admirado Manolo Sanlúcar de la creación de un conservatorio flamenco en Andalucía lanzo estas preguntas en un hipotético escenario de su supuesta creación: ¿Saldría a concurso público la ocupación del puesto de director de ese centro? ¿Quién sería el pedagogo referencia de ese conservatorio? ¿Existiría un funcionamiento orgánico en el centro que garantizara la calidad de la enseñanza mediante mecanismos de nombramiento objetivos? ¿Quién nombraría y renovaría al equipo de profesores de ese conservatorio? ¿Serían órganos creados para ese fin los que se encargarían de asegurar la limpieza democrática de esos procesos? ¿Quién sería el que estableciera las condiciones de acceso, permanencia, evaluación, titulación y demás? ¿Se dependería de normas regladas por las instituciones? Supongo que un centro público, financiado con el dinero de todos, debería responder a los mismos vectores de funcionamiento que el resto, respetando siempre sus singularidades. Pues resulta que la rueda ya está inventada. Existen conservatorios de danza donde se pueden obtener titulaciones superiores de Baile flamenco; existen diversos conservatorios, esperemos muchos más en los próximos cursos, donde se pueden obtener los títulos de Guitarra flamenca; aun no existe el Cante flamenco como asignatura en los conservatorios por la falta de pedagogos. Sobre la calidad del profesorado me abstengo aquí de opinar por ser actualmente profesor del CSM Rafael Orozco de Córdoba en la especialidad de Guitarra flamenca.
La música flamenca no ha permanecido estable nunca; siempre en permanente evolución, y muchas veces de forma casquivana, ha buscado su desarrollo allí donde las épocas que le ha tocado vivir la han favorecido más. Hablar categóricamente de que el Flamenco es de una forma determinada, estereotipada tal vez, y cegarse a todos los procesos internos y paralelos que siempre le acompañaron (y de ahí su riqueza actual) es, en mi juicio, el mayor de los errores. Si hoy en día tenemos al Baile y a la Guitarra flamenca en los conservatorios, es porque la administración, a través del asesoramiento de múltiples instancias especializadas, y pasando por los preceptivos trámites parlamentarios, ha considerado que son disciplinas aptas y dignas de estudio en los centros superiores de música y danza. Que yo sepa, no conozco en España otros centros con mayor rango que éstos. Los flamencos y los andaluces en general deberíamos estar muy orgullosos de esto.
Estamos pues en los primeros años de enseñanza reglada de grado superior LOGSE de Guitarra flamenca y podemos hablar ya de la primera promoción de guitarristas titulados superiores. Son todos guitarristas con su propia trayectoria artística, que se han formado para obtener el título superior en el Conservatorio Superior de Música Rafael Orozco de Córdoba. Entre ellos un Premio Nacional de Guitarra Flamenca de Córdoba. Gente flamenca, como los de toda la vida, pero que han estudiado la carrera de su especialidad. Ahora son los mismos pero con una cabeza cuya mirada es más ancha.
Es un desacierto considerar que un conservatorio debe proporcionarle todas las vivencias necesarias a los estudiantes de cualquier instrumento. La propia vida es insustituible. Nadie será jamás un buen guitarrista clásico si se limita a ser estrictamente un buen académico, como tampoco podría ser jamás un buen guitarrista flamenco. La vida es mucho más abierta y amplia, ahí están las peñas de toda la vida, los festivales, la familia, los amigos, las celebraciones, la música popular, el amor, la muerte, la amistad, ... etc., para terminar de cuajar la verdadera perspectiva artística de cada estudiante. No creo que ningún profesor de guitarra flamenca de conservatorio tenga entre sus objetivos privar a nadie de sus vivencias personales, tanto en ámbitos públicos como privados. En este sentido, estoy convencido de que los actuales estudios de guitarra flamenca y baile, al amparo de las programaciones de estudios oficiales son y serán un gran foco de formación y que responderán de forma creciente a la demanda real de la sociedad andaluza, nacional e internacional.
Prefiero la existencia de muchos conservatorios con enseñanza de Flamenco, a uno solo, por muy grande que muestre el epíteto "flamenco", donde las prácticas educativas no estuvieran guiadas por principios de sana asepsia y amor al conocimiento sin barreras, sino por la perpetuación de ambiguos clichés que nos relegarían a una calcificación inevitable. El Flamenco es tan inefable como lo pueda ser la ley de la gravedad, y no por ello los físicos renunciaron jamás a convivir con matemáticos, químicos, literatos y filósofos. Un conservatorio flamenco sería un verdadero "geto" para el flamenco si lo comparamos con las perspectivas que tiene su enseñanza junto al resto de disciplinas músicales.
En un centro de enseñanza, no hay que olvidar que aquellos que tienen la misión de transmitir las ideas, deben tener la preparación necesaria para hacerlo. Hay cientos de guitarristas flamencos que tienen las cualidades artísticas y profesionales indiscutibles para ser denominados maestros de la guitarra flamenca; pero que, en muchos casos, apenas saben escribir en castellano o no tienen ni siquiera los estudios de enseñanza general básica. El arte es comunicación, pero su enseñanza es comunicación del arte. Los artistas sin formación tampoco tienen vetado su ingreso en los centros, ya que se han dado muchos casos de contratación en calidad de especialista sin titulación (Manuel Cano obtuvo honoríficamente la plaza de cátedra de Córdoba, Manolo Franco y El Niño de Pura son profesores actualmente del CSM Rafael Orozco nombrados por ser especialistas de reconocido prestigio pero sin titulación).
Sobre los medios de transmisión escrita.-
Para mí, es algo absolutamente evidente que el sistema menos malo de notación musical es el pentagramático. Por múltiples razones. Tiene en sí suficientes características que lo hacen ser bastante útil; pero existe una razón definitiva para inclinarse por su uso: es el que se emplea a nivel mundial para escribir música. ¿Sería un buen conservatorio flamenco aquel que privara a sus estudiantes del conocimiento del sistema de notación pentagramática? Supongo que no, salvo que por razones de "integrismo" académico esa notación fuese prohibida. La tablatura: también hay que conocerla, pero sería absurdo sublimarla hoy, en el 2006, cuando más y más guitarristas escriben y publican en notación pentagramática.
Saludos
Manuel Cera
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