En referencia a la anécdota sobre el "herrero armioso", he encontrado esto en un foro de internet (
http://www.clasiforo.com):
Según el "forero " Alla Marcia für FuriKuri:
“Llegados a este punto, me siento tentado de redactar los párrafos concernientes a las
Suites para teclado de Händel del Curso de interpretación de Alfred Cortot (intérprete nada sospechoso de tendencias ajenas al historicismo) publicado en Ricordi:
(El subrayado es mío, de cuando leí el libro por vez primera, hará cosa de cuatro añitos)
<<Suite en Mi mayor, de Händel:
"Las piezas de este cuaderno aparecieron, con el consentimiento de Händel, en 1720. Volvía de Italia, y la influencia italiana se percibe, en esta suite, a través de los hábitos y las tradiciones alemanas. Su estética es muy diferente de la de Bach. Hay en Händel acentos "Mundanos", indiscutiblemente. Tenía necesidad de pintar al fresco, en tanto que Bach se contentaba con un cuadro de intimidad que elevaba hasta lo sublime.
Aquí el Preludio tiene el carácter de una noble improvisación. Pero [y Cortot se dirige al alumno]..., ¿por qué no ha puesto Ud. una sola vez el pedal?... He ahí una vez más una de esas "tradiciones" bajo las cuales la música se muere en las provincias. Una multitud de viejos profesores, y los jóvenes detrás de ellos, perpetúan el error de que la música de clave debe tocarse sin pedal. Ahora bien, el clave resonaba más tiempo que el piano porque estaba desprovisto de apagadores.. Cuando se arpegiaba un acorde, éste duraba. En los pianos que tenemos a nuestra disposición el sonido, sin pedal, se detiene en forma breve y seca. Es pues indispensable que nos sirvamos del pedal, para prolongar las sonoridades.
Es preciso que esta música sea sensible, que haya elocuencia en el juego de imitaciones que alternan entre las partes. Por lo que hace al "Tempo", las indicaciones metronómicas no deben contar, naturalmente. Cuando tengan alguna duda de lo que concierne al movimiento, canten Uds. mismos la melodía o, si la leen, hagan la audición mental. No podrán equivocarse. Recordemos a ese gran clavecinista que, cuando un alumno era incapaz de encontrar por sí mismo el movimiento y el carácter de una pieza, se negaba a darle lecciones.
En la Courante, graciosa y distinguida, hay un pasaje cromático de efecto bastante nuevo para la época. Es una invención que Händel recogió en Italia, y que requiere ser marcada con sensibilidad.
El
Aire es una canción escrita para un instrumento, y cuya marcha es un poco más rápida que la del Aria. Aria se dice de un aire cantado.. Hay que observar esa diferencia. Y dado que los valores se estrechan en el curso de las variaciones, no hay que acelerar el movimiento inicial.
La historia que circuló acerca del
"Herrero armonioso", según la cual habría sido inspirado por la canción francesa editada por Ballarad en el siglo XVIII es falsa. Es más verosímil otra versión según la cual Händel, profesor entonces de la fija del príncipe de Gales, sorprendido un día por una tormenta, se refugió en el taller de un herrero, y oyó como éste cantaba al tiempo que golpeaba su yunque. Seducido por la unión de ese canto y de ese acompañamiento, Händel habría escrito ese trozo, cuyo título no es una fantasía de editor, puesto que ya en vida del autor la pieza era conocida bajo la denominación que la tradición nos ha conservado.>>
Según el "forero" Titia:
EL INTERESADO ORIGEN DE UN APÓCRIFO: LA LEYENDA DE EL HERRERO ARMONIOSO DE HAENDEL.
Uno de los fragmentos más populares de Haendel es, como todos ustedes saben, el cuarto movimiento (Air and Variations), de la suite número 5 para clave de la serie de 1720 (HWV 430), más conocido como "El herrero armonioso". Se ignora el origen cierto de este nombre (al final de estas líneas recordaré el que hoy se considera más plausible), pero durante mucho tiempo se aceptó el divulgado por Richard Clark (1780-1856). Clark era un músico discreto que desarrolló una carrera muy decentita como organista en Londres. Además, se labró cierto prestigio como erudito y pasaba por experto haendeliano. Publicó, a sus expensas, un libro sobre el compositor: Reminiscences of Handel, His Grace the Duke of Chandos, Powells the Harpers, the Harmonious Blacksmith... (Londres, 1836). Curiosos, sin embargo, eran sus "saberes" sobre il caro Sassone. No tenía empacho, por ejemplo, en decir que Esther había sido cantada en su estreno en el suntuoso palacio de Cannons por John Randall, John Beard y William Savage. Entonces se creía que dichos estreno había tenido lugar en 1720 (hoy se adelanta a finales de 1718). Pues bien, en 1720 Randall tenía cinco años, Beard, tres y Savage... acababa de nacer. Sobre el fragmentito para clave, Clark afirmaba bizarramente que, durante su estancia en Cannons, Haendel había salido un día de verano a pasear cuando repentinamente le sorprendió una tormenta, por lo que debió refugiarse precipitadamente en una fragua. Dio la puñetera casualidad de que el herrero, apellidado Powell, era "un buen cantante y un hombre que amaba la música" (decía incluso que cantaba en el coro de una iglesia en la que el propio Haendel era organista, cuando Haendel nunca fue organista de iglesia alguna en Inglaterra). Powell canturreaba habitualmente mientras trabajaba. Y Haendel, fascinado "por la combinación del sonido del martillo golpeando el metal y el viril timbre de la voz del herrero", memorizó aquella melodía y en cuanto llegó a su residencia, se sentó al clave, dando forma definitiva al fragmento que nos ocupa. Clark ignoraba (de todas formas, le importaba un pimiento) que el movimiento en cuestión, aunque rematado en 1720, era bastante anterior a dicha fecha, quizá de su primera estancia en Londres (1710) y que se puede rastrear ya algún antecedente en alguna de sus obras de juventud. Es más, ¿sería consciente Clark de que formaba parte de una obra más amplia? La explicación de Clark, que se ha repetido hasta la saciedad y se ha dado por buena hasta hace cuatro días, podría ser la típica fantasía romántica, previsible y hasta simpática, si no fuera porque el asunto tenía una segunda parte más... interesante (para su bolsillo, claro). Porque también afirmaba que un amigo suyo -tan erudito y profundo conocedor de Haendel como él mismo, por supuesto-, paseando por aquella misma aldea cien años después ¡había localizado el yunque y el martillo originales!. ¿La prueba? Al golpear el uno sobre el otro se percibían nítidamente -¡oh, maravilla de las maravillas!- dos notas, la tónica y la dominante, de la piececita del sajón. Y como siempre hay algún loco coleccionista mitómano, Clark y su amigo consiguieron vender a buen precio el martillo y el yunque en cuestión. Y aún quisieron ir más lejos, pretendiendo organizar una suscripción pública para levantar una estatua en la plaza de su pueblo al melodioso herrero. No sé hasta dónde llegó esta última iniciativa. Volviendo al nombre del movimiento que nos ocupa, lo que el libro de Clark deja claro es que fue relativamente temprano. Y parece que su verdadero origen está en dos hermanos, James y Walter Lintern, hijos de un herrero, que hacia 1800 se establecieron en Bath como constructores de instrumentos y editores musicales. Les llamaban "los herreros armoniosos" (a cada uno de llos, en singular, "el herrero armonioso") y parece que editaron (no sobrevive, sin embargo, ningún ejemplar de la supuesta edición) el movimiento como pieza suelta, que, por cierto, tuvo bastante éxito entre los pianistas aficionados.No obstante, la partitura impresa más antigua que existe de este movimiento como pieza independiente es un arreglo para dúo de pianos de 1819. Por cierto, otra curiosidad al canto. ¿Recuerdan que Pip, el personaje de Grandes esperanzas, de Dickens, procedía de una familia de herreros y que su mejor amigo le apodaba Haendel? Y también hija de un herrero era una dama que triunfó en Francia como empresaria de teatro (la más grande expresaria de entonces) a finales del XVIII y principios del XIX.Pero eso es otra historia...
Un saludo (el saludo es mío)