Queridos amigos,
Inicio este hilo con una pregunta que no pretende ser retórica sino, por el contrario, perfectamente real y sincera:
¿Existió alguna relación personal o directa entre Antonio de Torres y Dionisio Aguado?
Antonio de Torres Jurado (Cañada de San Urbano, Almería, 13 de junio de 1817 – Almería, 19 de noviembre de 1892) y Dionisio Aguado y García (Madrid, 8 de abril de 1784 – Madrid, 20 de diciembre de 1849) habrían tenido, sin duda, la posibilidad de coincidir en alguna ocasión, quizás en varias, durante el periodo que media entre el nacimiento del constructor, junio de 1817, y el fallecimiento del guitarrista, diciembre de 1849. A lo largo de esos 32 años habría sido, desde luego, materialmente posible que se produjese algún encuentro, lo que no hubiera tenido nada de particular dado que durante gran parte de sus vidas uno y otro tuvieron un interés, mucho más allá de lo habitual, en los procesos constructivos de la guitarra, en su posible desarrollo como instrumento musical, en una palabra: en la mejora y desarrollo del instrumento en función de las necesidades y gustos de su época (¿tal vez deberíamos decir ‘sus épocas’?).
Cuando Aguado hace su primera presentación pública con la guitarra aún faltan unos 14 años para que nazca Torres; cuando se anuncia su Colección de Estudios aún faltan un par de meses para que Torres cumpla su tercer año; cuando Muñoa vende los primeros ejemplares de la Escuela de Guitarra el pequeño Torres ya tiene 8 años y unos meses. Es por esa época, casi coincidiendo con la publicación de la primera edición de su Escuela cuando Aguado, fallecida su madre, marcha a París, en mi opinión para obtener fama y, sobre todo, fortuna que le permitiesen regresar a Madrid y dar carpetazo a algunos antiguos problemas que habían quedado sin resolver. En esas fechas Torres no había cumplido los nueve. Sabemos que Aguado regresa a Madrid, y que ya está en la capital con toda seguridad en mayo de 1839; en ese momento, Torres estaría a punto de cumplir los 22 y, precisamente, el día 7 del mes anterior había nacido su hija Josefa María (la primera de sus dos hijas con ambos nombres de pila). Cuando Aguado fallece, Antonio de Torres cuenta 32 años, ha tenido cuatro hijos y, que sepamos con seguridad, no había construido aún ninguna guitarra.
Así que, si pensamos en un Torres de más de 8 años, el guitarrero habría tenido ocasión de encontrarse con Aguado en dos periodos y lugares diferentes: bien durante la estancia del concertista en París o bien durante la última década de vida del guitarrista que, por todo lo que sabemos, se desarrolló sin interrupción en Madrid. Como antes he dicho, el interés que ambos personajes mostraron en la guitarra como instrumento, bien podría haber hecho que el uno (Torres) hubiera tenido interés en conocer al otro (Aguado) aunque hubiera sido, YA TARDÍAMENTE, en los años que el guitarrero pudiera haber fabricado alguna guitarra y el guitarrista todavía viviese (más o menos entre 1836 y 1839). Sin embargo, y muy a mi pesar (porque hubiera sido interesantísimo y muy sugerente e ilustrativo), NO HAY EL MÁS MÍNIMO DATO NI SOPORTE DOCUMENTAL ALGUNO QUE APOYE ESTA HIPÓTESIS. Que sepamos hasta este momento, ni Torres se refiere jamás a Aguado ni, viceversa, Aguado menciona nunca a Torres en sus publicaciones, escritos o conversaciones.
(Continúo en el siguiente post)
Inicio este hilo con una pregunta que no pretende ser retórica sino, por el contrario, perfectamente real y sincera:
¿Existió alguna relación personal o directa entre Antonio de Torres y Dionisio Aguado?
Antonio de Torres Jurado (Cañada de San Urbano, Almería, 13 de junio de 1817 – Almería, 19 de noviembre de 1892) y Dionisio Aguado y García (Madrid, 8 de abril de 1784 – Madrid, 20 de diciembre de 1849) habrían tenido, sin duda, la posibilidad de coincidir en alguna ocasión, quizás en varias, durante el periodo que media entre el nacimiento del constructor, junio de 1817, y el fallecimiento del guitarrista, diciembre de 1849. A lo largo de esos 32 años habría sido, desde luego, materialmente posible que se produjese algún encuentro, lo que no hubiera tenido nada de particular dado que durante gran parte de sus vidas uno y otro tuvieron un interés, mucho más allá de lo habitual, en los procesos constructivos de la guitarra, en su posible desarrollo como instrumento musical, en una palabra: en la mejora y desarrollo del instrumento en función de las necesidades y gustos de su época (¿tal vez deberíamos decir ‘sus épocas’?).
Cuando Aguado hace su primera presentación pública con la guitarra aún faltan unos 14 años para que nazca Torres; cuando se anuncia su Colección de Estudios aún faltan un par de meses para que Torres cumpla su tercer año; cuando Muñoa vende los primeros ejemplares de la Escuela de Guitarra el pequeño Torres ya tiene 8 años y unos meses. Es por esa época, casi coincidiendo con la publicación de la primera edición de su Escuela cuando Aguado, fallecida su madre, marcha a París, en mi opinión para obtener fama y, sobre todo, fortuna que le permitiesen regresar a Madrid y dar carpetazo a algunos antiguos problemas que habían quedado sin resolver. En esas fechas Torres no había cumplido los nueve. Sabemos que Aguado regresa a Madrid, y que ya está en la capital con toda seguridad en mayo de 1839; en ese momento, Torres estaría a punto de cumplir los 22 y, precisamente, el día 7 del mes anterior había nacido su hija Josefa María (la primera de sus dos hijas con ambos nombres de pila). Cuando Aguado fallece, Antonio de Torres cuenta 32 años, ha tenido cuatro hijos y, que sepamos con seguridad, no había construido aún ninguna guitarra.
Así que, si pensamos en un Torres de más de 8 años, el guitarrero habría tenido ocasión de encontrarse con Aguado en dos periodos y lugares diferentes: bien durante la estancia del concertista en París o bien durante la última década de vida del guitarrista que, por todo lo que sabemos, se desarrolló sin interrupción en Madrid. Como antes he dicho, el interés que ambos personajes mostraron en la guitarra como instrumento, bien podría haber hecho que el uno (Torres) hubiera tenido interés en conocer al otro (Aguado) aunque hubiera sido, YA TARDÍAMENTE, en los años que el guitarrero pudiera haber fabricado alguna guitarra y el guitarrista todavía viviese (más o menos entre 1836 y 1839). Sin embargo, y muy a mi pesar (porque hubiera sido interesantísimo y muy sugerente e ilustrativo), NO HAY EL MÁS MÍNIMO DATO NI SOPORTE DOCUMENTAL ALGUNO QUE APOYE ESTA HIPÓTESIS. Que sepamos hasta este momento, ni Torres se refiere jamás a Aguado ni, viceversa, Aguado menciona nunca a Torres en sus publicaciones, escritos o conversaciones.
(Continúo en el siguiente post)