Hola Luis y compañeros:
Este tema es curioso que surge muy frecuentemente por ser la guitarra un instrumento complejo y nada intuitivo. El piano tiene el agudo más allá pro la derecha, el grve más acá por la izquierda, y hay una tecla por sonido. Puedes tocar dos, pero si solo tocas una, sale una nota (luevo veríamos si sale correctamente por su intensidad y duración), y efectivamente sale, para el novel, para el maestro, para el niño que toma una vez el piano... para todos.
La guitarra tiene una afinación al aire. Y esa... y no siempre, se puede tocar por cualquiera. Salvo que se enrede los dedos, salvo que de tirones, salvo que le salgan ruidos... O sea, que la guitarra no "tiene" sonidos, sino que se los tienes que buscar. Hay algunos instrumentos así.
Y lo habitual, es que uno toque buscando los sonidos hasta encontrar una nota, un acorde, y piense que ha alcanzado ese son que le gustaba. Pero esto es tocando en el parque de parranda, chicos, chicas, ya sabéis. Re Mi Fa Do Sol... y puede que no mucho más.
Luego va el muchacho que realmente quiere tocar, y no se le ocurre sino la humorada de ¡estudiar música! (¡Qué error! dirán tantos...) y después de un año de inicio de solfeo por fin le llega el instrumento a las manos (aunque lo llevaba tentando ya ese año completo, claro).
Y se pone ante el profesor y le explica las notas. Una escala básica, sin alteraciones, que hay que ejecutar ¡Nota a nota!
Y claro, llega el momento en que el alumno maneja los dedos, mira las notas, mira los trastes, mira la partitura, no acierta, repite... insiste... y
a) vuelve al parque
b) despierta en él la "chispita", a lo mejor viendo tocar a su maestro "lágrima" o "María Luisa".
Y claro, va aprendiendo de memoria las notas donde están, para luego imitar el gesto, lo cual reduce mucho las posibilidades.
Pero luego se da cuenta de que si aprende "al tiento" -Aguado dixit- puede mirar la partitura. Primero los trastes de arriba, y ya años mas tarde los de más abajo. Y ve que efectivamente, la cosa va y que sabe tocar... solo si tiene la partitura delante. Y el maestro dice: "de memoria" y él piensa... ¿pero yo quería poder leer para tocar muchas obras, no?
Y el maestro le contesta, ¡claro! pero también de memoria.
Y poco a poco, poco a poco consigue alcanzar esa facilidad de lectura tras tres, cinco, ocho años de esfuerzo, con capacidad de identificar, sintetizar, agrupar y ejecutar las notas casi que a tempo. Y es el momento de disfrutar de cientos de obras, y un día salen las que tocó hace 6 años, y... en un rato salen todas. Y otro día son nuevas y también salen. Y puede que abarque mucho, apriete poco, pero tiene a su servicio toda la música, toda, horas, horas, horas, siempre distinta,siempre nueva. Y cuando vuelve atrás, se encuentra con que todo le sale. Lo que no le salía lo ha ejercitado en tantas obras, que ya no es difícil, y vive la música...
Un cordial saludo
Alejandro Gerardo