Restaurador
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Hola todos:
Tras el proceso de afilado de los formones y las cuchillas de los cepillos, los filos suelen quedar con un pequeñísimo reborde final muy débil y maleable que hay que eliminar, de manera que éste quede limpio y suave. Ello se consigue con un "desbarbador", tal como ocurre con el afilado de las navajas barberas, mediante unas pasadas de la herramienta sobre dos planos de acabado formadas por dos láminas estables de cuero. La primera de ellas (la verde en la imagen) se recubre con una fina capa de pasta pulidora para el acero y es la que acaba el proceso de afilado eliminando la pequeña rebaba que han dejado la piedra o la gradilla de polvo de diamante; la segunda, (sin ningún añadido) es la que, sin alterar el afilado, deja un filo limpio y suave que dura mucho tiempo. El afilado final que se consigue es tremendo..., ¡casi terrible!..., por no decir acojonante.
El que os muestro en la foto es un producto "casero", hecho todo él con materiales reciclados (menos la pasta pulidora, claro está) y funciona a la perfección.
La base es una madera de corte para cocina que no usamos nunca por ser de contrachapado y las láminas de cuero proceden de unas botas altas de señora pasadas ya de moda.
Saludos.
Tras el proceso de afilado de los formones y las cuchillas de los cepillos, los filos suelen quedar con un pequeñísimo reborde final muy débil y maleable que hay que eliminar, de manera que éste quede limpio y suave. Ello se consigue con un "desbarbador", tal como ocurre con el afilado de las navajas barberas, mediante unas pasadas de la herramienta sobre dos planos de acabado formadas por dos láminas estables de cuero. La primera de ellas (la verde en la imagen) se recubre con una fina capa de pasta pulidora para el acero y es la que acaba el proceso de afilado eliminando la pequeña rebaba que han dejado la piedra o la gradilla de polvo de diamante; la segunda, (sin ningún añadido) es la que, sin alterar el afilado, deja un filo limpio y suave que dura mucho tiempo. El afilado final que se consigue es tremendo..., ¡casi terrible!..., por no decir acojonante.
El que os muestro en la foto es un producto "casero", hecho todo él con materiales reciclados (menos la pasta pulidora, claro está) y funciona a la perfección.
La base es una madera de corte para cocina que no usamos nunca por ser de contrachapado y las láminas de cuero proceden de unas botas altas de señora pasadas ya de moda.
Saludos.
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