Guillermo Rodríguez
Socio de la AGA
¡Buenas tardes compañeros!
El viernes pasado, entregué a nuestro amigo Silvestre Peña su guitarra Alhambra, después de haber sido sometida a una transformación bastante arriesgada, y no menos curiosa. Se trataba de conseguir un instrumento que pudiese utilizarse, según la ocasión, como guitarra de siete cuerdas, como vihuela, o como guitarra clásica. Dado que la guitarra lleva una vida peligrosa (ya que acompaña a Silvestre en sus clases con niños :mrgreen, decidimos modificar lo menos posible la estructura original del instrumento, y de esa manera, conseguir un presupuesto acorde a lo que la guitarra merecía.
El autor intelectual de este experimento, ha sido el propio Silvestre, que dedicó varias semanas a idear transformaciones diabólicas, que acabábamos descartando por unas razones u otras. Finalmente, encontró un luthier canadiense que se había aproximado mucho a lo que estábamos buscando, Bill Rayner. Partiendo de su idea, modificamos el diseño para simplificar su elaboración, ya que nosotros teníamos que trabajar sobre un instrumento antiguo.
Con este propósito, y buscando siempre la solución más sencilla, procedimos de la siguiente manera:
En primer lugar, tuvimos que hacer tres cejillas para las distintas encordaduras. Silvestre se encargó de indicarme las medidas exactas a las que debía ir cada canal, al no estar yo familiarizado con un instrumento como la vihuela, y tener que adaptarnos al ancho de la cejilla original.
A continuación, hicimos los nuevos agujeros en el puente. Como despegar el puente complicaba más de lo deseado la operación, decidimos utilizar el ingenio transmitido a través de este post, por nuestro querido Rafael. En este caso, en lugar de un taco de madera por el que pasar la varilla, decidí utilizar un listón más largo que el ancho de la guitarra, para poder fijarlo al banco con un par de sargentos, y tener las dos manos disponibles para manejar el taladro.
Por último, decidimos sustituir el sistema de imanes de Bill Rayner, por un par de espigas (fabricadas con el sobrante de la misma varilla de 6mm, con la que hicimos los agujeros del puente). De esta manera, asegurábamos que la cabeza adicional, no tendría posibilidad alguna de torsión. También optamos por no incluir las varillas transversales por las que pasan las cuerdas en el modelo del canadiense, y utilizar en su lugar los mismos apoyos que el clavijero original (dado que para incluir dichas varillas, debíamos agrandar los canales de la cabeza de la guitarra, y tampoco lo creíamos necesario).
El resultado cumplió con nuestras expectativas, ya que la nueva cabeza se fija con seguridad, y se puede poner y quitar con total facilidad. La ausencia de varillas transversales tampoco supuso un inconveniente al funcionamiento del instrumento.
Con el fin de poder experimentar con multitud de cordajes, y reciclar cuerdas en buen estado en la medida de lo posible, aproveché una vez más los restos de la varilla de 6mm (dio mucho de sí :mrgreen, para incluir unos pequeños taquitos de madera por los que pasar las cuerdas. Con este sistema, se precisa mucha menos longitud para poder montar una cuerda en el clavijero. Recordemos que no deja de ser una guitarra para experimentar, y como tal, la prioridad era facilitar esas pruebas tanto como fuese posible.
Sobra decir que el instrumento tiene sus limitaciones, pero teniendo en cuenta su función, y el tiempo invertido, el resultado ha sido satisfactorio . Agradecer a Silvestre su implicación, ya que no es habitual que el cliente asuma labor alguna en el encargo al guitarrero.
Para concluir, os dejo un video grabado por el feliz propietario de la criatura, en sus primeras horas de práctica con ella:
Ricercare 2 & 4 (1536), de Francesco Canova da Milano
Y otro de regalo para Bruno, que supongo que disfrutará :
Fragmento de "Hear my train comin' ", de Jimi Hendrix
Espero que os guste el experimento, y que nos sepan perdonar los ortodoxos en la materia, ya que la construcción de una vihuela es algo muy laborioso, y esto no deja de ser poco más que un juego.
Un abrazo a todos,
Guillermo.
El viernes pasado, entregué a nuestro amigo Silvestre Peña su guitarra Alhambra, después de haber sido sometida a una transformación bastante arriesgada, y no menos curiosa. Se trataba de conseguir un instrumento que pudiese utilizarse, según la ocasión, como guitarra de siete cuerdas, como vihuela, o como guitarra clásica. Dado que la guitarra lleva una vida peligrosa (ya que acompaña a Silvestre en sus clases con niños :mrgreen, decidimos modificar lo menos posible la estructura original del instrumento, y de esa manera, conseguir un presupuesto acorde a lo que la guitarra merecía.
El autor intelectual de este experimento, ha sido el propio Silvestre, que dedicó varias semanas a idear transformaciones diabólicas, que acabábamos descartando por unas razones u otras. Finalmente, encontró un luthier canadiense que se había aproximado mucho a lo que estábamos buscando, Bill Rayner. Partiendo de su idea, modificamos el diseño para simplificar su elaboración, ya que nosotros teníamos que trabajar sobre un instrumento antiguo.
Con este propósito, y buscando siempre la solución más sencilla, procedimos de la siguiente manera:
En primer lugar, tuvimos que hacer tres cejillas para las distintas encordaduras. Silvestre se encargó de indicarme las medidas exactas a las que debía ir cada canal, al no estar yo familiarizado con un instrumento como la vihuela, y tener que adaptarnos al ancho de la cejilla original.
A continuación, hicimos los nuevos agujeros en el puente. Como despegar el puente complicaba más de lo deseado la operación, decidimos utilizar el ingenio transmitido a través de este post, por nuestro querido Rafael. En este caso, en lugar de un taco de madera por el que pasar la varilla, decidí utilizar un listón más largo que el ancho de la guitarra, para poder fijarlo al banco con un par de sargentos, y tener las dos manos disponibles para manejar el taladro.
Por último, decidimos sustituir el sistema de imanes de Bill Rayner, por un par de espigas (fabricadas con el sobrante de la misma varilla de 6mm, con la que hicimos los agujeros del puente). De esta manera, asegurábamos que la cabeza adicional, no tendría posibilidad alguna de torsión. También optamos por no incluir las varillas transversales por las que pasan las cuerdas en el modelo del canadiense, y utilizar en su lugar los mismos apoyos que el clavijero original (dado que para incluir dichas varillas, debíamos agrandar los canales de la cabeza de la guitarra, y tampoco lo creíamos necesario).
El resultado cumplió con nuestras expectativas, ya que la nueva cabeza se fija con seguridad, y se puede poner y quitar con total facilidad. La ausencia de varillas transversales tampoco supuso un inconveniente al funcionamiento del instrumento.
Con el fin de poder experimentar con multitud de cordajes, y reciclar cuerdas en buen estado en la medida de lo posible, aproveché una vez más los restos de la varilla de 6mm (dio mucho de sí :mrgreen, para incluir unos pequeños taquitos de madera por los que pasar las cuerdas. Con este sistema, se precisa mucha menos longitud para poder montar una cuerda en el clavijero. Recordemos que no deja de ser una guitarra para experimentar, y como tal, la prioridad era facilitar esas pruebas tanto como fuese posible.
Sobra decir que el instrumento tiene sus limitaciones, pero teniendo en cuenta su función, y el tiempo invertido, el resultado ha sido satisfactorio . Agradecer a Silvestre su implicación, ya que no es habitual que el cliente asuma labor alguna en el encargo al guitarrero.
Para concluir, os dejo un video grabado por el feliz propietario de la criatura, en sus primeras horas de práctica con ella:
Ricercare 2 & 4 (1536), de Francesco Canova da Milano
Y otro de regalo para Bruno, que supongo que disfrutará :
Fragmento de "Hear my train comin' ", de Jimi Hendrix
Espero que os guste el experimento, y que nos sepan perdonar los ortodoxos en la materia, ya que la construcción de una vihuela es algo muy laborioso, y esto no deja de ser poco más que un juego.
Un abrazo a todos,
Guillermo.