Restaurador
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Hola todos:
Creo interesante haceros llegar, por considerarla de algún posible interés para algunos participantes de esta sección, mi respuesta a las dudas planteadas en un privado por un compañero del foro en torno a los tiempos de curación y secado de las maderas, ya que se encuentra confuso ante la gran variedad de opiniones en torno a dicho tema, tanto en éste como en otros foros de similar temática.
"Si rebuscamos un poco entre lo publicado en el foro, veremos que sobre este tema hay multitud de opiniones para todos los gustos. Algunas son opiniones valiosas, no porque provengan de guitarreros con criterios reconocidos en este tema, que también, sino porque se basan al menos en un poco de ciencia y en un mucho de lógica y de sentido común. Otras son opiniones muy curiosas pero con poco fundamento; me refiero a las que se basan en creencias raras o seudocientíficas y por tanto de difícil comprobación. Finalmente hay algunas opiniones de corte esotérico, francamente "peregrinas", totalmente acientíficas e indemostrables. Pero lo verdaderamente asombroso es que muchos de los que las exponen y defienden también se las creen, lo cual ya es el colmo.
Yo, en ese sentido soy muy escéptico, sobre todo cuando guitarreros de corto historial me cuentan procesos personales de almacenaje y curado que pueden ir más allá de los 15 años. La mayoría de veces no sólo no me lo creo sino que incluso les miro fijamente la nariz, por ver si les crece mientras me cuentan esas historias.
Las maderas que se venden en los comercios acreditados, por lo general, tienen un tiempo mínimo de secado que para algunos trabajos suele ser suficiente. Generalmente, cuando uno las adquiere, ese tiempo mínimo ya suele estar cumplido (y si no lo está, los vendedores suelen advertirlo) pero, aun así, lo prudente es almacenarlas en un sitio con condiciones ambientales idóneas y seguir observando su evolución a lo largo de uno o dos años, como mínimo. Si las cosas van bien, a medida que el guitarrero trabaja más y va sacando instrumentos, suele también almacenar más material y es fácil que ese tiempo de espera pueda alargarse a los 5 años o incluso a más, a partir de los cuales, a menos que uno sea muy experto en maderas, con la simple observación resulta muy difícil para la mayoría de nosotros observar cambios evidentes en su evolución durante períodos más prolongados de almacenamiento.
Pero, claro está, no es lo mismo curar maderas en unas condiciones climáticas de alta humedad y temperaturas benignas que en condiciones de gran sequedad ambiental y muy altas temperaturas. Como ejemplo y por decirlo de una manera más gráfica, los dos años casi obligados de secado de unas tablas de abeto para tapa aquí en la costa del Maresme (en la provincia de Barcelona) corresponden a un solo año en un taller de Madrid o a menos de 6 meses en un taller situado en algún pueblo de medianías del Sur de Gran Canaria, donde se alcanzan temperaturas muy altas en verano y los cambios del grado de humedad pueden ser muy importantes a lo largo de un mismo día .
Por otra parte, dependiendo de esas mismas condiciones ambientales, habrá que saber elegir también el momento del año ideal para realizar las compras de madera, sobre todo cuando esta compra proviene de un lugar muy lejano de donde tenemos el taller y con distinta climatología, ya que no sería lógico (por citar otro ejemplo) adquirir maderas procedentes de zonas frías y húmedas en pleno mes de Julio para almacenarlas en un lugar con clima tórrido. Es por ello por lo que mis compras de maderas para el taller de Canarias pienso hacerlas siempre en la segunda quincena de Noviembre.
Otra cosa es que las maderas procedan de muebles viejos, en cuyo caso ya estamos hablando de un tema distinto. Yo, por ejemplo, tengo en casa tres armarios grandes muy antiguos, procedentes de herencias de mis padres y mis tíos, construidos con maderas exóticas muy aptas para la guitarrería y algún día, posiblemente cuando lo permita mi señora, pienso convertirlos en instrumentos. Es más, hace una semana, un buen amigo canario, a quien obsequié por su cumpleaños con un timple hecho por mí en abeto y palosanto, me ha regalado el mueble (es decir, la "carcasa") de una antigua pianola de finales del XIX en madera maciza de nogal francés, que aún conserva en su interior la "tabla armónica de pino abeto". La tenían arrinconada en un cobertizo de la finca y pensó que me podría interesar la madera (al parecer, la maquinaria que estaba en muy malas condiciones se vendió hace muchos años para la chatarra).
Lo que ahora se me ocurre preguntar es si estas maderas, por razón de su antigüedad (algunas de ellas con más de 100 años), son aún idóneas para la construcción de guitarras, aunque no veo por qué no, ya que durante los tiempos de su cura y su secado han estado siempre en lugares protegidos y tranquilos y tanto en el caso de los armarios como en el de la pianola, las maderas están en muy buen estado a pesar de los años transcurridos. Por ello espero que me puedan proporcionar grandes satisfacciones, sobre todo los juegos para tapas que podré sacar de la tabla armónica del piano, si los medios, la ayuda y la habilidad de mi carpintero me lo permiten".
Saludos.
Creo interesante haceros llegar, por considerarla de algún posible interés para algunos participantes de esta sección, mi respuesta a las dudas planteadas en un privado por un compañero del foro en torno a los tiempos de curación y secado de las maderas, ya que se encuentra confuso ante la gran variedad de opiniones en torno a dicho tema, tanto en éste como en otros foros de similar temática.
"Si rebuscamos un poco entre lo publicado en el foro, veremos que sobre este tema hay multitud de opiniones para todos los gustos. Algunas son opiniones valiosas, no porque provengan de guitarreros con criterios reconocidos en este tema, que también, sino porque se basan al menos en un poco de ciencia y en un mucho de lógica y de sentido común. Otras son opiniones muy curiosas pero con poco fundamento; me refiero a las que se basan en creencias raras o seudocientíficas y por tanto de difícil comprobación. Finalmente hay algunas opiniones de corte esotérico, francamente "peregrinas", totalmente acientíficas e indemostrables. Pero lo verdaderamente asombroso es que muchos de los que las exponen y defienden también se las creen, lo cual ya es el colmo.
Yo, en ese sentido soy muy escéptico, sobre todo cuando guitarreros de corto historial me cuentan procesos personales de almacenaje y curado que pueden ir más allá de los 15 años. La mayoría de veces no sólo no me lo creo sino que incluso les miro fijamente la nariz, por ver si les crece mientras me cuentan esas historias.
Las maderas que se venden en los comercios acreditados, por lo general, tienen un tiempo mínimo de secado que para algunos trabajos suele ser suficiente. Generalmente, cuando uno las adquiere, ese tiempo mínimo ya suele estar cumplido (y si no lo está, los vendedores suelen advertirlo) pero, aun así, lo prudente es almacenarlas en un sitio con condiciones ambientales idóneas y seguir observando su evolución a lo largo de uno o dos años, como mínimo. Si las cosas van bien, a medida que el guitarrero trabaja más y va sacando instrumentos, suele también almacenar más material y es fácil que ese tiempo de espera pueda alargarse a los 5 años o incluso a más, a partir de los cuales, a menos que uno sea muy experto en maderas, con la simple observación resulta muy difícil para la mayoría de nosotros observar cambios evidentes en su evolución durante períodos más prolongados de almacenamiento.
Pero, claro está, no es lo mismo curar maderas en unas condiciones climáticas de alta humedad y temperaturas benignas que en condiciones de gran sequedad ambiental y muy altas temperaturas. Como ejemplo y por decirlo de una manera más gráfica, los dos años casi obligados de secado de unas tablas de abeto para tapa aquí en la costa del Maresme (en la provincia de Barcelona) corresponden a un solo año en un taller de Madrid o a menos de 6 meses en un taller situado en algún pueblo de medianías del Sur de Gran Canaria, donde se alcanzan temperaturas muy altas en verano y los cambios del grado de humedad pueden ser muy importantes a lo largo de un mismo día .
Por otra parte, dependiendo de esas mismas condiciones ambientales, habrá que saber elegir también el momento del año ideal para realizar las compras de madera, sobre todo cuando esta compra proviene de un lugar muy lejano de donde tenemos el taller y con distinta climatología, ya que no sería lógico (por citar otro ejemplo) adquirir maderas procedentes de zonas frías y húmedas en pleno mes de Julio para almacenarlas en un lugar con clima tórrido. Es por ello por lo que mis compras de maderas para el taller de Canarias pienso hacerlas siempre en la segunda quincena de Noviembre.
Otra cosa es que las maderas procedan de muebles viejos, en cuyo caso ya estamos hablando de un tema distinto. Yo, por ejemplo, tengo en casa tres armarios grandes muy antiguos, procedentes de herencias de mis padres y mis tíos, construidos con maderas exóticas muy aptas para la guitarrería y algún día, posiblemente cuando lo permita mi señora, pienso convertirlos en instrumentos. Es más, hace una semana, un buen amigo canario, a quien obsequié por su cumpleaños con un timple hecho por mí en abeto y palosanto, me ha regalado el mueble (es decir, la "carcasa") de una antigua pianola de finales del XIX en madera maciza de nogal francés, que aún conserva en su interior la "tabla armónica de pino abeto". La tenían arrinconada en un cobertizo de la finca y pensó que me podría interesar la madera (al parecer, la maquinaria que estaba en muy malas condiciones se vendió hace muchos años para la chatarra).
Lo que ahora se me ocurre preguntar es si estas maderas, por razón de su antigüedad (algunas de ellas con más de 100 años), son aún idóneas para la construcción de guitarras, aunque no veo por qué no, ya que durante los tiempos de su cura y su secado han estado siempre en lugares protegidos y tranquilos y tanto en el caso de los armarios como en el de la pianola, las maderas están en muy buen estado a pesar de los años transcurridos. Por ello espero que me puedan proporcionar grandes satisfacciones, sobre todo los juegos para tapas que podré sacar de la tabla armónica del piano, si los medios, la ayuda y la habilidad de mi carpintero me lo permiten".
Saludos.
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