Alejandro González
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Equilicuá, je, je...
Por otra parte, Francisco, entre los dos sistemas de unión de los aros al mango, por su simplicidad, prefiero el de ranura si tienes una herramienta que te dé el ancho necesario de un sólo corte (ya sea un disco o un serrucho). Si, en cambio, tienes que hacer dos cortes para conseguir este ancho (por falta de la herramienta del grosor idóneo) me parece mucho más fiable el sistema de cuña, que te permite dar dos cortes sin arriesgar y acabar con formón. Desde luego, el sistema de cuña es más laborioso: debes hacer primero el hueco y luego copiar la cuña. Ésto, lo hago pintando el interior inclinado del hueco (el recto ya lo damos por bueno) con tiza. Entonces introduces una cuña de la forma aproximada y al sacarla verás unas marcas de tiza. Estos son los lugares donde hay contacto, y los que hay que ir rebajando con el cuchillo curvo de doble filo (también lo puedes hacer con formón) hasta que el contacto sea total, o sea, que haya tiza en toda la superficie. Evidentemente, si tienes una herramienta del grosor del aro, no vale la pena todo esto ¿No? Pero lo importante es que quede perfecto. No creo que haya un sistema mejor que otro. Lo que hay que saber hacer es elegir el sistema adecuado a tus posibilidades, ya sea de herramientas o de técnica.