Tampoco es exactamente eso, Markus, pues el problema principal del uso de los laminados en época antigua, es decir, lo que entonces se definía como el uso embellecedor con la "palma de maderas nobles" o exóticas (palma de caoba, palma de nogal, palma de arce, de cedro caracolillo, de sándalo o de alcanfor, por nombrar sólo algunas) era que, para ello, sólo podían recurrir a las "palmas" procedentes del revestimiento y la decoración de muebles antiguos, ya que casi no había posibilidad de contar con material del grosor suficiente para emplear maderas macizas de tales especies.
Lo mismo ocurrió durante un largo período en nuestro país, después de la gerra civil y mientras duró el bloqueo comercial por parte de las naciones aliadas tras la II guerra mundial. De hecho, muchas son las historias de guitarreros (y no hace falta remontarse a mucho tiempo para ello), que recorrían las casas o los locales y almacenes de traperos y chatarreros en busca de muebles antiguos y desechados, para desguazarlos y aprovechar lo bueno que pudiera quedar en ellos. Ello suponía un trabajo difícil que, cuando salía bien, resultaba muy agradecido, ya que las maderas de debajo también solían ser de calidad. Además, se daba la circunstancia de que muchas de esas maderas ya habían experimentado una fase de secado excepcional.
De todos modos, hoy aún hay la posibilidad de conseguir palmas de buena calidad por el mismo procedimiento, como sabemos muy bien los que amamos la restauración de instrumentos, aunque ahora los ropavejeros suelen valorar más ese tipo de mercancías y se las hacen pagar casi a precio de oro (como suelen decir ellos: "traperos sí, pero no tontos").
Un abrazo.
José Mª