Querido amigo,
Para hablar de estas cosas de los aprendizajes y las edades lo primero que tenemos que tener en cuenta es que todo es relativo, que abundan las excepciones, que cada estudiante es un mundo y que si generalizamos lo hacemos desde un punto de vista casi estadístico y, por tanto, no podemos ni tomar ni dar opiniones con una absoluta certeza o seguridad.
Dicho esto, es evidente que la edad a la que se comienza una determinada actividad influye decididamente en el proceso de aprendizaje. Por muchas razones. Una porque, dependiendo de la edad, se utilizan diferentes capacidades para asimilar los distintos objetivos y, además, esto se hace de forma diferente. Un ejemplo sencillo: se suele obtener bastante éxito con niños si utilizamos su intuición y su naturalidad para que asimilen determinadas técnicas guitarrísticas, mientras que con el adulto (que ha tenido ya más tiempo de exposición a costumbres y hábitos, tanto fisiológicos como mentales, que no ayudan a la adquisición de nuevas 'costumbres necesarias' para el aprendizaje del instrumento) lo que verdaderamente suele ayudar es que se comprenda bien cada uno de los procesos y la forma en que han de irse asimilando, prácticando o desarrollando.
A los cuarenta años sus manos no son las de un estudiante que no haya cumplido, por ejemplo, los diez. Es muy posible que físicamente no estén en la misma situación para comenzar un largo proceso de desarrollo y adiestramiento que le llevase a las altísimas cotas necesarias para que usted fuera un concertista virtuoso de la guitarra. Ni sus manos, ni sus brazos, ni su cuerpo. Otro tanto puede ocurrir (o no, recordemos la primera advertencia) con su capacidad musical. Se suele aceptar que los procesos de práctica, interpretación y audición musicales iniciados desde muy pronto conforman, modifican, configuran nuestro cerebro (entiendo que positivamente) de una manera especial y diferente a cómo lo harían si nuestras prácticas o hábitos principales fueran distintas a los musicales. Así que en este sentido, a menos que su práctica musical haya sido intensa durante estos cuarenta años, también puede resultar complicado que usted se convierta en un músico de primer nivel. Pero seguramente lo que usted desea no es ni lo uno ni lo otro, ni llegar a ser un concertista consumado ni un músico de élite, ¿verdad?
Así que, si ese es el caso, no tiene usted el más mínimo problema y, con la debida dedicación y atención (y transitando adecuadamente por los caminos necesarios), podrá usted ir abarcando con la guitarra un repertorio cada vez más interesante y, de esa forma, añadirá a su vida, estoy seguro, una nueva faceta que la engrandecerá y le creará nuevos intereses y nuevas razones para sentirse vivo.
Como le ha comentado nuestra compañera no existen varitas mágicas, lo que si existe es la experiencia acumulada por los buenos profesores. Ese es el contenido 'mágico' que ha de buscar usted. Lo que yo le estoy comentando, además de ser ideas sencillas y de perogrullo, son planteamientos que podría haberle hecho cualquier buen profesor. Los profesores, ese colectivo tan menospreciado y vapuleado cada vez que la coyuntura lo permite, guardan en su conocimiento y en su trabajo callado y continuo algo aún más preciado que el propio conocimiento: la manera adecuada de transmitirlo. Busque usted esta persona, conviértase en su discípulo y siga con interés y al pie de la letra lo que le proponga. Estoy seguro de que no se arrepentirá.