Hola a todos:
Creo que aquí se han planteado cosas muy interesantes y querría dar mi visión acerca de ellas, por supuesto, felicitando a todos aquellos que en este hilo han expuesto su punto de vista, porque el tema es más que complicado, al menos a mi forma de ver. Creo que el problema no es encontrar un profesor adecuado, sino otro mucho peor; la absoluta falta de imaginación de la que carece en determinados aspectos el mundo de nuestro instrumento.
Sí, esto suena a burrada, pero tengo fundadas razones para decirlo. Me parece muy honroso el punto de vista de Gaelle, que defiende la dualidad profesor-concertista. Yo estoy de acuerdo con ella. No es un problema de capacidades, yo no creo que ser un excelente concertista cercene la facultad de ser un buen profesor. Tampoco creo que ser un magnífico profesor esté reñido con ser un buen concertista. He de decir que a mí personalmente me encantaría ir al postgrado de Sevilla, donde creo que Gaelle imparte algún curso. No descarto esa posibilidad, porque tengo entendido que es una persona muy consecuente en su trabajo, al menos es lo que de por allí me ha llegado.
En Extremadura, donde yo vivo, tenemos experiencia en poner en nómina en nuestros conservatorios a grandes concertistas; El más eximio pianista, reconocido por la crítica especializada junto a Barenboim: Esteban Sánchez. Posteriormente el georgiano Candelakis y la violinista Olga Virkomirskaia son claros ejemplos de ello. Estoy hablando de personas que han probado su valía y grandes resultados tanto en la docencia como en el escenario. Verdaderos enamorados de enseñar y tocar. Podría dar más nombres, pero voy a omitirlos por ignorancia propia en algunos casos y por intención, por toda la intención en el caso de la guitarra, porque ahí es donde veo cosas que no son de recibo.
En determinados conservatorios aparece un concertista de guitarra, por poner un caso, premiado, laureado y todo lo que queráis, llega la institución correspondiente y lo pone en nómina, y en ocasiones, esto es lo que genera el tópico buen concertista-mal profesor. Se recoge a una persona que viene de alguna parte del mundo dando conciertos, se le pone en un aula y se cree que el problema está resuelto. Y no es así, porque en principio pueden ocurrir dos cosas totalmente distintas:
1. Esta persona dedica su tiempo y esfuerzo a enseñar a sus alumnos y se implica en hacer una labor didáctica, pedagógica, musical y humana. Muy bien. Creará escuela y hará amar la guitarra a sus alumnos.
2. Esta persona, donde realmente tiene la cabeza es en sus cursos magistrales, sus conciertos y giras. Está en el Conservatorio porque hay meses que no hay conciertos o cursos, y la paga del conservatorio, pues hombre, saca del apurillo. Nunca te verás “con el culo al aire”. No suelen parar estas personas mucho tiempo en esos sitios, la verdad. Este suele ser el buen concertista-mal profesor que da lugar al tópico del que me parece muy honroso que personas como Gaelle se defiendan, pareciéndome asimismo que el defenderse en este caso es seña de honradez. No creo que sea exactamente definitivo, reitero, un hecho de incompatibilidades entre el concertismo y la enseñanza, lo que ocurre es que estas personas en muchas ocasiones pasan olímpicamente de dar buenas clases. Pisan lo menos posible por el Conservatorio, y cuando pisan, “no se matan”.
Esto, creedme, ocurre. Pero toda la culpa no la tienen estas personas. La tenemos nosotros, y me incluyo, porque en una época también estuve engañado con estos nombres deslumbrantes que nos traían la modernidad guitarrística y musical allende los mares. Me resulta amargo decir que a veces pecamos de un “borreguismo” penoso, que a quien únicamente beneficia es a cuatro listos que vienen a montarse el chiringuito. Vemos al guitarrista que llega en medio de su auréola, vamos a una clase con él y....¡Hemos visto la luz!¡ Qué mal tocábamos hasta ahora y qué mal tocan todos los que no han estudiado con este hombre!. Borregueo y más borregueo. Me he encerrado un poco en los últimos años para no verlo. Y lo que más pena me da es que hay bofetadas para estudiar con determinados profesores que están en conservatorios españoles, ocupando plazas de interino y montándose el chiringuito. En fin...sé que habrá quien me criticará fuertemente estos comentarios, pero me da igual. En la guitarra hay mucho listo que viene y vende la moto, y no voy a cambiar de idea.
Sin embargo en los profesores de grado elemental y medio, en la mayoría de las ocasiones, la cosa cambia mucho. Un profesor de escuela de música, sobre todo en el ámbito privado, tiene que buscarse la vida para ilusionar, motivar a sus alumnos, que encima se consigan resultados, y además, hasta que la cosa salga rentable. En una escuela de Música, sea de una particular o de un Ayuntamiento, si te quedas sin “clientela”, vete guardando la guitarra en el estuche y despidiéndote de los amiguetes, porque te vas de allí. En este ámbito, es donde se ve a gente que piensa, ama, enseña la guitarra y que además transmite, porque le va la vida en ello. Amigos Javier, Joaquim, Bonsái, os transmito mi admiración, porque he vivido y sufrido en ocasiones esa situación laboral y sé lo que tienes que dar de ti mismo para aguantar ese tirón. En cuanto a la titulación necesaria para estar en un sitio u otro.....Pues mirad, opino que es cierto que el título superior no te da la llave de nada en lo que a enseñar se refiere. Es más, creo que hay en muchas ocasiones mucha más personalidad en un grado profesional bien hecho que en un grado superior de los que se hacen “en masa”, precisamente porque hacer el grado superior, creo que muchas veces te puede suponer recibir una serie de influencias excesivas y un alienamiento que impidan desarrollarse tu propia personalidad como artista y como profesor. No me siento especialmente orgulloso de mi grado superior, salvo porque conseguí alcanzar una serie de metas técnicas que no me han aportado lo que creo que se necesita para ser un buen intérprete, de hecho, no lo soy. Eso sí, sigo estudiando día a día, buscando esa serie de cosas, unas están dentro y otras fuera. Esto es lo que creo que debe ser la guitarra. En cuanto a los conciertos....Mira Javier Maíz, prefiero un concierto de tercera en el que el concertista comete sus propios errores y tiene su propia concepción musical por muy equivocada, desfasada o poco de moda que esté, antes que un concierto de primera en el que escuchar a alguien que repite de forma taquigráfica las indicaciones de moda, el repertorio de moda, toca la guitarra pequeñita y blandita de moda, y es alumno de todos de los de moda. Eso me aburre. No me divierto nada, nada. Prefiero un mal guitarrista-músico con personalidad antes que uno bueno sin ella. Personalmente abracé una escuela y un instrumento minoritarios para no parecerme a los buenos mayoritarios –procurando no estar el suficiente tiempo en ella como para que la escuela me devorara-. Y la verdad es que los buenos, buenos, me encantan. Me gusta mucho como toca mi amiguete Gallén, voy a sus cursos, y me ha solucionado cosas que yo creía insolubles, me ha encantado Garrobé a todos los niveles.....
Pero si yo pudiera tocar como ellos –a ese nivel- no tocaría como ellos, sino de otra manera, sólo por hacerlo distinto, y no igual, que es lo que intenta tanta y tanta gente, y esto es de lo que creo que muchos jóvenes guitarristas no se dan cuenta.
A uno le tienen que enseñar, porque solo no se aprende. Pero el día que busques un buen profesor, mira dentro de ti mismo, y allí lo encontrarás. Si os dais cuenta, eso es lo que hicieron los grandes, empezando por Segovia y acabando por personas como el antes citado Ricardo ¿Se parece tocando él a Elliot Fisk?. Yo creo que no, que Ricardo ha buscado su propia personalidad tras duros años de estudio y de aprender de todos esos grandes que tenían algo que enseñarle, y eso le hace especial y distinto como lo son esos grandes.
Un saludo a todos.