EL FIXATEUR (La Trípode) DE DIONISIO AGUADO “Una cita con la historia”

Les dejo un enlace al artículo de Pablo de la Cruz sobre el tripodisón de Aguado:

http://www.antoniodetorres.es/attachments/article/52/ARTICULO_TRIPODE_12_PAGINAS_2011.pdf

Estimado Sr. Auñón,

Muchas gracias por facilitar a nuestros socios, usuarios y visitantes ese enlace. He leído atentamente el artículo de Pablo de la Cruz. Un comentario:

Escribe Pablo:

... las dudas expresadas sobre cómo una guitarra que ha sido legada por Aguado en su testamento a Ignacio Agustín, se convierte en dos. La procedencia de esas guitarras, bien pudiera ser de aquella parte del testamento del maestro donde decide dejar sus métodos, partituras etc…para pagar la deudas contraídas por él.

Aguado no decide en ninguna parte de su testamento que parte sus bienes sean enajenados o vendidos para cubrir deudas adquiridas. Y puedo asegurarle, casi como si el buen Dionisio me lo pidiera encarecidamente desde algún lado, que Aguado no dejó a su muerte deuda alguna, más allá del abono de unas misas de su capellanía que dejó de cumplir, el pago del salario de la ama de su tío que éste (no Dionisio) había dejado pendiente y muy poco más; el resto de las deudas son, en realidad, mandas. Lo que se dice en el artículo en cuanto a que métodos o guitarras cubriesen deudas contraídas por Aguado es, a la luz de nuestros actuales conocimientos, totalmente inexacto. Aguado no falleció ni pobre ni con deudas; todo lo contrario: sabía que iba a morir, ató bien sus asuntos y falleció en una posición económica razonablemente saneada.

Y así debemos decirlo.

Por mucho que a alguien le gustase más un final del guitarrista con una mayor carga de dramatismo.
 
Estimado Don Luis,

...Lo que se dice en el artículo en cuanto a que métodos o guitarras cubriesen deudas contraídas por Aguado es, a la luz de nuestros actuales conocimientos, totalmente inexacto. Aguado no falleció ni pobre ni con deudas; todo lo contrario: sabía que iba a morir, ató bien sus asuntos y falleció en una posición económica razonablemente saneada.

Y así debemos decirlo.

Por mucho que a alguien le gustase más un final del guitarrista con una mayor carga de dramatismo.

Es muy interesante lo que comenta, porque con otro tocayo suyo de Ud. (=Don Luis Boquerín) sucedió algo parecido: la historiografía tradicional había querido forjar la imagen del músico pasando penurias en sus últimos días y malviviendo en su casa -por cierto: la placa actual no está en el lugar correcto- de la Villa y Corte. Todo ello, fruto de una crónica decimonónica y novelesca. Afortunadamente, hace algunos años se demostró lo contrario: el violonchelista lucano-madrileño no sólo no sufrió penurias en sus últimos años de vida, sino que gozaba de una posición saneada, incluyendo actividades tan poco "románticas" como la posesión de acciones del -extinto- Banco de San Carlos...

Saludos!! ;)

cbaixo
 
La imagen romántica del músico moribundo en la penuria suele ser un tópico muy común.
También a Sor, sin ir más lejos, se le atribuyó.

Curiosamente en muchos de los casos en que realmente pasó, la historia se ha perdido. Lógico, porque poco tiene para testar el pobre de veras y normalmente las últimas voluntades que no se regularizan notarialmente desaparecen rápidamente tragadas por los años.

Precisamente un caso clásico de fin romántico de un guitarrista de la época se ha rescatado hace bien poco:

Señora
Doña Bárbara Sánchez, viuda Condesa del Mariscal de Campo de los Ejércitos Nacionales Don Federico Moretti, Conde de Moretti, llega a los pies de Vuestra Majestad con el más profundo respeto y espone: que a consecuencia de la grave enfermedad que ha estado padeciendo su esposo, falleció éste en el día de ayer, dejándola sumergida en la mayor desolación e indigencia, sin haber tenido medios suficientes para haber atendido a su enfermedad cual hubiera deseado, y sin los necesarios para prestarle los últimos honores que se deben a un General de la Nación, que tan buenos servicios ha prestado por el espacio de más de 40 años.
[…]
En el luto y la amargura en que se encuentra la suplicante, llega Señora hasta el trono de Vuestra Majestad y como a una madre protectora y compasiva le Suplica se digne mandar le libren dos mesadas de las que se le adeudan a su difunto esposo, con cuyo ausilio podrá tributarle las misas y últimos honores; hacer frente a los gastos indispensables que se originan por tan fatal acontecimiento, y remediarse en la completa indigencia en que ha quedado. ¡Puedan las lágrimas de una viuda desolada, interesar el sensible corazón de Vuestra Majestad en tanto que ruega a Dios conserve su vida muchos años!
Madrid 18 de enero de 1839
Señora A los Reales Pies de Vuestra Majestad.
La Condesa Viuda de Moretti

La verdad es que es muy fácil confundirse, y difícil entender correctamente en los sucesos de hace siglos. La seriedad con la que la gente arreglaba sus asuntos antes del último viaje con una clara y temprana conciencia son, por ejemplo, un resultado natural de la esperanza de vida de la época, con una medicina totalmente primitiva e ineficaz. Todos eran muy conscientes de que la muerte rondaba y la importancia de la otra vida se manifestaba de forma muy clara.

La cultura material también era notablemente distinta.
Para hacernos una idea el precio de uno de los métodos de guitarra de calidad en la época era cercano al "sueldo mínimo" mensual. Con los 100 reales del método de Aguado, o los 80 reales del método de Moretti, podía vivir modestamente un mes una persona (alquiler y comidas, e incluso algo de leña y velas).

Uno de los problemas graves del trípode era su coste, muy elevado por ser de metal antes del invento de sistema Bessemer de fundición. De hecho el trípode seguramente costaba más que una buena guitarra, lo que sin duda no colaboró a su implantación.

Salud

César S.
 
Querido César,

Bienvenido a Guitarra.Artepulsado. Sé que nos lees desde hace tiempo pero estaba esperando tu primer post para darte la "bienvenida oficial". Y muchas gracias también por la cita de la carta de la viuda de Moretti. Pone los pelos de punta, después de los servicios de Moretti a la Corona.

Uno de los problemas graves del trípode era su coste, muy elevado por ser de metal antes del invento de sistema Bessemer de fundición. De hecho el trípode seguramente costaba más que una buena guitarra, lo que sin duda no colaboró a su implantación.

Bueno, me parece que el precio de un trípode y de una buena guitarra andaban parejos superando algo el del buen instrumento al de la máquina. En 1864, algo más de catorce años después del fallecimiento de Aguado, Campo sigue vendiendo trípodes pero no sabemos ni a qué precio ni si se trataría de los dos que habían pertenecido a Aguado. Año y pico antes del fallecimiento de Aguado, en 1848, se produjo en Madrid la venta en almoneda de una guitarra con su trípode correspondiente. Lamentablemente no sabemos más. Otro dato que no puedo precisar cronológicamente, pero que resulta absolutamente ilustrativo en cuanto a precios es el de que el propio Aguado vende una de sus guitarras en 28 duros (560 reales) con un estuche (caja) por el que ha pagado 133 reales, lo que hace un total de 693 reales.

Quizá el dato más significativo para comparar el valor de un trípode con el de una buena guitarra, aunque no sirva para dar una idea del valor absoluto de ambos artículos porque seguramente Aguado estaba minorando (puede que hasta en un cincuenta por ciento o más) los verdaderos valores con la intención de producir una venta segura y de no pillarse los dedos, lo encontramos en su testamento. Aguado deja dos trípodes y cuatro guitarras. Cada trípode lo valora en 8 duros (160 reales). La valoración que hace Aguado de cada guitarra (al menos una habría de ser su Laprevotte actualmente conservada) es de 10 duros (200 reales), un poco más alto que el de los trípodes. Es posible también que el precio real de unos y otras fuera muy similar ya que, si como yo imagino, Aguado estaba rebajando drásticamente los precios, lo hiciese más con el de los trípodes que con el de las guitarras, a las que resultaría mucho más fácil dar salida.
 
Es muy interesante lo que comenta, porque con otro tocayo suyo de Ud. (=Don Luis Boquerín) sucedió algo parecido: la historiografía tradicional había querido forjar la imagen del músico pasando penurias en sus últimos días y malviviendo en su casa -por cierto: la placa actual no está en el lugar correcto- de la Villa y Corte. Todo ello, fruto de una crónica decimonónica y novelesca. Afortunadamente, hace algunos años se demostró lo contrario: el violonchelista lucano-madrileño no sólo no sufrió penurias en sus últimos años de vida, sino que gozaba de una posición saneada, incluyendo actividades tan poco "románticas" como la posesión de acciones del -extinto- Banco de San Carlos...

Docto cbaixo,

Si señor, como el mismísimo D. Francisco de Goya, que poseía 15 acciones...

tortella_sancarlos1998_th.jpg

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TORTELLA CASARES, Jaime: Luigi Boccherini y el Banco de San Carlos, Madrid, Tecnos, 1998.

tortella_boccherini2002_th.jpg

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TORTELLA CASARES, Jaime: Boccherini, un músico italiano en la España Ilustrada, Madrid, Sociedad Española de Musicología, 2002. Prefacio por Yves Gérard.
 
Carissimo Don Luis,

Docto cbaixo,

Si señor, como el mismísimo D. Francisco de Goya, que poseía 15 acciones...

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TORTELLA CASARES, Jaime: Luigi Boccherini y el Banco de San Carlos, Madrid, Tecnos, 1998.

tortella_boccherini2002_th.jpg

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TORTELLA CASARES, Jaime: Boccherini, un músico italiano en la España Ilustrada, Madrid, Sociedad Española de Musicología, 2002. Prefacio por Yves Gérard.

Exacto... ;)

Conservo como oro en paño la correspondencia (=en papel: no utilizábamos el correo electrónico por aquellas fechas...) que intercambiamos Tortella y un servidor a finales del pasado siglo...

Reciba VM un cordial saludo,

cbaixo
 
Querido César,

Bienvenido a Guitarra.Artepulsado. Sé que nos lees desde hace tiempo pero estaba esperando tu primer post para darte la "bienvenida oficial". Y muchas gracias también por la cita de la carta de la viuda de Moretti. Pone los pelos de punta, después de los servicios de Moretti a la Corona.

Gracias por la bienvenida Luis.
Como ya te comento Ana Carpintero el otro día, ha terminado la serie de artículos sobre Moretti. Si os parece oportuno podemos preparar algo resumido para difundirlo en el foro y que los interesados dispongan de todas las referencias y alguna novedad.

En cuanto a los precios de los instrumentos y adminículos musicales bien sabes que es una investigación llena de desafíos.
¿Cuantas veces hemos visto esos "se venden a buen precio" o "de precio equitativo" en los anuncios de las gacetas y diarios, para dejarnos con los dientes largos?.

Tus suposiciones sobre la aminoración en el testamento me parecen correctísimas. También hay que tener en cuenta que en la primera mitad del siglo XIX se producen importantes adelantos en la capacidad industrial que producen cambios notables en los precios de algunos productos. Por ejemplo el papel, y en general las artes gráficas incluida la edición musical. Y en la metalurgia.

Una fuente de información poco usada y que puede darnos datos interesantes en cuanto al valor, al menos relativo, son las recopilaciones de tasas aplicadas a la importación y exportación.

No se si recordarás que en la comunicación que presento Ana en el congreso de imprenta musical de noviembre del 2010 citaba precisamente la obra Arancel de derechos que pagan los géneros, frutos y efectos extrangeros y nacionales a su entrada y salida en el Reyno, recopilado y traducido por don Juan García Barzanallana, primer vista de la Real Aduana de Madrid, con Real aprobación, Madrid Imprenta de Don Francisco de la Parte 1816 que además se puede consultar en línea.

De todas maneras, también hay que tener en cuenta que aunque un real era siempre la misma cantidad de plata, su valor efectivo dependía mucho de las condiciones del momento. En años de malas cosechas y guerras -tan abundantes en esa desgraciada España- la carestía llegaba con frecuencia a ser mortal.

Salud

César S.
 
Acabo de recibir por correo electrónico el nº 6 de Sexto Orden, en el que figura el artículo que se comenta el inicio de este hilo...

cbaixo
 
Acabo de recibir por correo electrónico el nº 6 de Sexto Orden, en el que figura el artículo que se comenta el inicio de este hilo...

Me alegro, porque en el mismo puedes ver, en la pág. 18, la etiqueta de la guitarra de Agustín Altimira de cerca de 1838, aquella en la que aparece un "tripodista"... y de la que hablábamos hace pocas horas aquí.
 
Me alegro, porque en el mismo puedes ver, en la pág. 18, la etiqueta de la guitarra de Agustín Altimira de cerca de 1838, aquella en la que aparece un "tripodista"... y de la que hablábamos hace pocas horas aquí.

Sí: lo leí y me fijé en ese detalle... ¡Gracias! ;)

Por cierto: ¿a qué se refiere el autor con el párrafo "...el gran hallazgo..."?

¡Gracias y saludos! ;)

cbaixo
 
Un saludo a todos los integrantes de este interesante foro, que no he dejado de consultar casi desde sus comienzos, y una primera intervención para destacar la importancia del hallazgo de las marcas del trípode de Aguado en la guitarra Torres de 1854, perteneciente a la Colección Ramírez:
Los instrumentos de música no solamente han sido - y siguen siendo - soporte de un arte inmaterial como es la música, también han caído en la tentación de ser ellos mismos obras de arte. Como tales obras de arte de su tiempo, trascienden al presente convertidas en documentos históricos.
Tanto la guitarra Torres 1854, a que nos referimos, como la puesta en valor de la publicación en el Diario de Barcelona de 1884 de la semblanza del guitarrero, confirman rotundamente que Torres tuvo a Dionisio Aguado como maestro... Esta vez es la Historia, con mayúsculas, la que desdice, desde la presencia de estas huellas, la imagen distorsionada que está impresa sobre el guitarrero, por obra y gracia de D. Emilio Pujol... en 1931!
 
Excelente, Joaquín Pierre...

¡Muchísimas gracias por su aportación y un cordial saludo! ;)

cbaixo
 
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