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La película en cuestión -estrenada el 10 de septiembre de 1965- es un ejemplo muy claro del desarrollismo imperante, y el régimen imponía sus propios modelos...
...También aparece el repertorio que le enseñaba a Merry...
...También aparece el repertorio que le enseñaba a Merry...
El reportaje de Ondas no tiene desperdicio. El profesor era Guillermo Fuentes...
Durante los meses de febrero y marzo de 1965 se celebraron diversas asambleas estudiantiles en la Universidad Complutense de Madrid -no autorizadas-, a las que asistieron algunos catedráticos y que fueron reprimidas duramente por el régimen*. Además, la mecha prendió en otras universidades españolas como Barcelona, Bilbao, Salamanca o Pamplona, una actividad que algunos historiadores han considerado como 'preludio hispano' de los incidentes parisinos de mayo del 68.
Mientras tanto, Francisco Bermúdez -promotor de espectáculos cuya empresa estaba radicada en Madrid- gestionaba con Brian Epstein -el mánager de los Beatles- en ese mismo mes de febrero en Londres la posibilidad de que el grupo actuase en España**. Bermúdez firmó el contrato con Epstein y puso en marcha todo el proceso de producción de los dos conciertos contratados, pero no obtuvo el permiso oficial pertinente (=autorizado finalmente por el Ministro de la Gobernación de aquel entonces, Camilo Alonso Vega --conocido por ser aficionado a mandar a los grises a la calle a poner orden- tras haber sido convencido por el Gobernador Civil de Barcelona) hasta el 24 de junio de ese mismo año, es decir, siete días antes de que el grupo de Liverpool aterrizase en Barajas y cuando ya estaba totalmente organizada toda la producción.
Durante esos meses, la prensa española estuvo dividida. Por un lado, revistas -y alguna emisora- que publicitaban los inminentes conciertos del conjunto inglés, incluyendo datos sobre cómo conseguir las entradas, fotos publicitarias, reclamos, etc., mientras que otros medios -principalmente diarios de tirada nacional y afines al régimen- intentaban restarle importancia al asunto e incluso trataban de boicotearlo***.
Es en este estado de cosas en el que aparece el reportaje de Ondas sobre Merry Martínez-Bordiu (=de la primera quincena de junio), y la presencia de Maribel Martín tocando la guitarra en la película La familia y uno más (=estrenada el 10 de septiembre...)
* Luis Suárez, Franco, Madrid, Ariel, 2005, pp. 757-761.
** El comentario completo de cómo se gestionó todo este asunto puede verse de modo detallado en José Luis Álvarez, Los Beatles en España, León, Lobo Sapiens, 2008, pp. 97-122.
*** Una descripción exhaustiva de las notas de prensa de la época, relacionadas con la llegada de los Beatles, puede consultarse en Javier Tarazona - Javier de Castro, Los Beatles, Made in Spain, Lleida, Milenio, 2007, pp. 197-248.
Jesús G. de Dueñas, "Madrid 'ye-yé'. En busca de un sonido (y II)" en Triunfo, 153 (8 de mayo de 1965), pp. 34-43:
"...Ortega decía que aceptaba la tradición, no como los tradicionalistas que querían hacer actual el pasado. En nuestro país, un aristocraticismo en los gustos estéticos ha mantenido durante muchos años un baremo inamovible, que sólo podía ser «revitalizado» con frecuentes incursiones nostálgicas al pasado. El mismo Ortega hablaba de la resistencia del público filarmónico madrileño a aceptar la nueva música de Debussy, ya que prefería continuar muellemente instalado en la adoración por la música romántica. Al amparo de la tradición, convertidos en sacerdotes de su culto, las clases dirigentes han impuesto su criterio inmovilista. Y siempre había razones* para rechazar lo nuevo: cuando el jazz constituía el fenómeno musical más importante de los Estados Unidos e incluso influía decisivamente en el desarrollo de la música europea -no olvidemos la atención que concedieron al jazz compositores de la talla de Ravel o Strawinsky-, en España alcanzaba su apogeo la zarzuela... La zarzuela se erigía como una barrera infranqueable a la «música negroide», como despectivamente se consideraba al jazz. Pero no hablemos de aquellos tiempos, aunque aquellos lodos trajeron estos barros.
Si echamos un vistazo a la mayoría de los cantantes melódicos que hoy día existen en nuestro país, encontraremos la penosa herencia de la zarzuela. Yo me pregunto -y no sé responderme- qué público encontrarán estos cantantes. Posiblemente esas generaciones contemporáneas de la zarzuela los alienten. Desde luego, la juventud, no..."
Continuará...
* En negrita en el original...