Muchas gracias también a tí, jhonatan, y a otros como tú que, con vuestras preguntas, lográis que se mantenga animado este Foro.
Precisamente anoche, tras haber leído estos últimos mensajes en el Foro, me llamó por teléfono un compañero para recordarme que su requinto, que es de fábrica, lleva 7 varetas distribuídas según el esquema de las guitarras de Torres. Y es así; hay requintos con 7 varetas, las dos últimas en sentido oblicuo en la parte inferior de la tapa.
Ello no deja de ser una opción más y yo no soy quién para decir si es mejor poner 5 o 7 varetas, pero sí puedo dar mi opinión al respecto sabiendo que no es más que una opinión y por ello tan aceptable para unos como rechazable para otros.
Yo creo, y esto no es más que una opinión, que en un instrumento con el tamaño de caja del requinto, con distancias menores entre barras armónicas y en el que se refuerzan mucho las estructuras buscando una respuesta sonora rápida hasta el punto que las tapas suelen dejarse con grosores cercanos a los 2,2 mm, poner 7 varetas supone aumentar mucho la rigidez e incluso el peso de la tapa, disminuyendo también con ello la capacidad vibratoria de la misma (fenómeno éste, al que contribuye también el acortamiento de distancia del tiro vibrante de las cuerdas), y todo ello puede condicionar cierta merma en la calidad y potencia del sonido.
Canarias es la región de España en donde posiblemente se toca más el requinto, ya que hay muchos pequeños conjuntos de cuerda, como dúos, tríos y cuartetos que se reparten por terrazas de bares, de hoteles y restaurantes, prodigando boleros y música mejicana para solaz de los turistas. Hace unos años, en un restaurante muy conocido del Sur de Gran Canaria, el requintista de uno de esos grupos me consultó porque su requinto (por cierto, de un buen constructor levantino) sonaba menos que los otros que había oído por la Isla. Me dijo que había buscado soluciones cambiando cuerdas, modificando su altura y cambiando huesos, sin éxito, y que lo último que le habían propuesto como solución era rebajar el grosor de la tapa o cambiarla.
A petición de mi cuñado, que era conocido del requintista, examiné el instrumento con mucho cuidado y constaté que llevaba un abanico de 7 varetas y que se trataba de un un requinto artesano magnífico en el que no pude apreciar ningún defecto o fallo de construcción, aparte de su "sonido apagado" totalmente impropio de un instrumento tan notable. Pero algo me hizo pensar en que la tapa podía estar sometida a una excesiva tensión a causa de su rigidez. Por ello le aconsejé que, antes de decidirse por alguna de las soluciones que le habían propuesto, probara con una opción más sencilla y menos agresiva consistente en reducir la tensión de la tapa sin modificarla, incorporando para ello un cordal anclado en culata y que tal operación la podía llevar a cabo sin problemas cualquier guitarrero. No sé qué guitarrero lo hizo, pero si sé que hoy el requinto sigue sonando a plena satisfacción de su dueño, pues lo he vuelto a ver en varias ocasiones y sigue contento con el resultado.
Moraleja: No siempre lo más complicado es lo mejor.
Saludos a todos