cbaixo
Socio de la AGA
Re: Orquesta de Plectro
Juan José Rey - Antonio Navarro, Los instrumentos de púa en España, Madrid, Alianza, 1993, pp. 80-82*:
“...1.2. Las estudiantinas. La bandurria en la música popular
Bajo el nombre de rondallas, estudiantinas o mandolinatas, surgen en el siglo XIX agrupaciones ligadas en mayor o menor grado a la música popular. En ellas, bandurrias y guitarras constituirán la base acompañadas por otros instrumentos como flautas y violines. Los dos últimos serán desplazados poco a poco por el «nuevo laúd».
Recién inaugurado el siglo, estas agrupaciones son ya protagonistas. Así, un histórico día de mayo de 1808:
(...) En los talleres y establecimientos, en las casas o en las calles, se escucharon aquella mañana de boca de hombres, mujeres y niños, chistes y canciones provocativas contra los franceses. Por la noche acudió una ruidosa rondalla a entonar a coro a son de sus alegres guitarras y bandurrias, cantares insultantes bajo los balcones de los dormitorios de la residencia de Murat, con claras alusiones contra su persona.
Con el tiempo, será habitual la actuación de las rondallas en los festejos de carácter popular. Tuvieron especial relevancia las rondallas aragonesas. Emilio Alfaro, estudioso de la jota, comenta:
La jota subió por primera vez a estrados reales en el año 1820, durante la estancia en Zaragoza de Fernando VII y su esposa Amalia de Saboya, y tanto agradó a los reyes la jota, que fue insustituible en cualquier fiesta y conmemoración que en Zaragoza tuviera lugar.
Estas actuaciones continuaron. Así lo atestiguan otros dos datos. En 1892, un 20 de Octubre, el tenor Gayarre fue obsequiado por una rondalla formada por guitarras y bandurrias, y en 1894, para recibir a los Coros Clavé, se reunieron unos trescientos guitarristas y bandurristas quienes interpretaron una jota.
La inclusión de números de rondallas o estudiantinas dentro de una zarzuela fue bastante usual en algunos compositores. Del pacense Cristóbal Oudrid son famosas: «A la orilla del Ebro», perteneciente a la zarzuela en dos actos El Postillón de la Rioja; la jota que figuraba en El molinero de Subiza, zarzuela en verso original de Luis Eguilaz; o la rondalla aragonesa de Entre bobos anda el juego. Las rondallas aragonesas Lejos de mi tierra de Fermín García Álvarez y Agustina de Aragón de Justo Blasco, junto a la partitura Los ojos pícaros, son ejemplos evidentes.
La proliferación de rondallas y estudiantinas puso de moda el hecho de que muchas obras para piano tuvieran una escritura propia de instrumentos de púa. Ocurre en la obra de Joaquin Cassadó La Rondalla Española, editada en París. Paralelamente, música de carácter estudiantil bajo el nombre de «mandolinata» se transcribe para piano dando lugar a títulos como:
«Mandolinata» . Fantasía brillante para piano de J. Leybsch.
«Mandolinata» . Fantasía, transcripción para piano de J. Pinilla, editada en Madrid en 1879.
Tuvo gran éxito la mandolinata Recuerdos de Roma, de E. Paladilhe, que fue transcrita para piano por Saint-Saens. Pero tal vez el ejemplo más atractivo sea el de Domingo Granados, quien con la Estudiantina Figaro triunfó en toda Europa. Una tanda de valses compuesta por Domingo Granados y titulada «El Turia» fue transcrita para piano en Viena. La revista La Correspondencia Musical, del 25 de mayo de 1883, nos resume crónicas de varios diarios en los que se dedicaban a la agrupación grandes elogios:
El Sr. Granados es un profesor inteligentísimo. Con su Orquesta, compuesta de bandurrias, de guitarras, un violin, un violoncello y una pandereta, en muchos paises y en todas panes ha encontrado el aplauso...”
cbaixo
* Aunque ya lo hice en su día en otro hilo del foro, puedo atreverme y me atrevo -con el permiso de los @'s- a incluir aquí nuevamente este texto...
Juan José Rey - Antonio Navarro, Los instrumentos de púa en España, Madrid, Alianza, 1993, pp. 80-82*:
“...1.2. Las estudiantinas. La bandurria en la música popular
Bajo el nombre de rondallas, estudiantinas o mandolinatas, surgen en el siglo XIX agrupaciones ligadas en mayor o menor grado a la música popular. En ellas, bandurrias y guitarras constituirán la base acompañadas por otros instrumentos como flautas y violines. Los dos últimos serán desplazados poco a poco por el «nuevo laúd».
Recién inaugurado el siglo, estas agrupaciones son ya protagonistas. Así, un histórico día de mayo de 1808:
(...) En los talleres y establecimientos, en las casas o en las calles, se escucharon aquella mañana de boca de hombres, mujeres y niños, chistes y canciones provocativas contra los franceses. Por la noche acudió una ruidosa rondalla a entonar a coro a son de sus alegres guitarras y bandurrias, cantares insultantes bajo los balcones de los dormitorios de la residencia de Murat, con claras alusiones contra su persona.
Con el tiempo, será habitual la actuación de las rondallas en los festejos de carácter popular. Tuvieron especial relevancia las rondallas aragonesas. Emilio Alfaro, estudioso de la jota, comenta:
La jota subió por primera vez a estrados reales en el año 1820, durante la estancia en Zaragoza de Fernando VII y su esposa Amalia de Saboya, y tanto agradó a los reyes la jota, que fue insustituible en cualquier fiesta y conmemoración que en Zaragoza tuviera lugar.
Estas actuaciones continuaron. Así lo atestiguan otros dos datos. En 1892, un 20 de Octubre, el tenor Gayarre fue obsequiado por una rondalla formada por guitarras y bandurrias, y en 1894, para recibir a los Coros Clavé, se reunieron unos trescientos guitarristas y bandurristas quienes interpretaron una jota.
La inclusión de números de rondallas o estudiantinas dentro de una zarzuela fue bastante usual en algunos compositores. Del pacense Cristóbal Oudrid son famosas: «A la orilla del Ebro», perteneciente a la zarzuela en dos actos El Postillón de la Rioja; la jota que figuraba en El molinero de Subiza, zarzuela en verso original de Luis Eguilaz; o la rondalla aragonesa de Entre bobos anda el juego. Las rondallas aragonesas Lejos de mi tierra de Fermín García Álvarez y Agustina de Aragón de Justo Blasco, junto a la partitura Los ojos pícaros, son ejemplos evidentes.
La proliferación de rondallas y estudiantinas puso de moda el hecho de que muchas obras para piano tuvieran una escritura propia de instrumentos de púa. Ocurre en la obra de Joaquin Cassadó La Rondalla Española, editada en París. Paralelamente, música de carácter estudiantil bajo el nombre de «mandolinata» se transcribe para piano dando lugar a títulos como:
«Mandolinata» . Fantasía brillante para piano de J. Leybsch.
«Mandolinata» . Fantasía, transcripción para piano de J. Pinilla, editada en Madrid en 1879.
Tuvo gran éxito la mandolinata Recuerdos de Roma, de E. Paladilhe, que fue transcrita para piano por Saint-Saens. Pero tal vez el ejemplo más atractivo sea el de Domingo Granados, quien con la Estudiantina Figaro triunfó en toda Europa. Una tanda de valses compuesta por Domingo Granados y titulada «El Turia» fue transcrita para piano en Viena. La revista La Correspondencia Musical, del 25 de mayo de 1883, nos resume crónicas de varios diarios en los que se dedicaban a la agrupación grandes elogios:
El Sr. Granados es un profesor inteligentísimo. Con su Orquesta, compuesta de bandurrias, de guitarras, un violin, un violoncello y una pandereta, en muchos paises y en todas panes ha encontrado el aplauso...”
cbaixo
* Aunque ya lo hice en su día en otro hilo del foro, puedo atreverme y me atrevo -con el permiso de los @'s- a incluir aquí nuevamente este texto...