Hola yeye_.
A mí también me pasó eso una vez. Seguí adelante, pero el resultado no fue bueno, la guitarra se "agotó", perdió el sonido en muy poco tiempo; ahora bien, la tapa era de cedro y no de pinoabeto, y el varetaje de abanico no lo hice más fuerte.
Es difícil aconsejarte. Lo más seguro es descharla y coger otra, pero claro, es una triste guasa ¡la pena que da!
Quizás haciendo un abanico de nueve más dos, y que las varetas sean más anchas y más altas, podría funcionar. O un abanico de celosía, estilo Smallman.
Claro que, si no funciona, has desperdiciado los aros, el fondo, etc.
Es una decisión difícil.
Yo siempre he trabajado con el cepillo, como se puede ver en mi página; y a mis alumnos les enseño a hacerlo así, con el cepillo, cuchilla y, finalmente, el taco de lija para igualar (para esta última operación también sirve, lógicamente, la lijadora eléctrica). De esta forma Romanillos me enseñó a mí. Hay quien lo hace todo con una lijadora orbital, pero es más inexacta, no se controla bien la uniformidad (depende, claro, de la experiencia y habilidad que tengas con la máquina). Prefiero el cepillo. Distinto es usar una lijadora de rodillo, que sí da una uniformidad en el espesor del, casi, 100%. Pero yo sólo la utilizo para el palo santo, que es demasido duro y mis brazos ya no tienen tanta fuerza; las tapas me gusta hacerlas a cepillo.
Simplemente has de controlar más con el calibre de espesores. A veces le cogemos gusto a la herramienta y se nos va "el santo al cielo". Es algo relativamente normal entre los principiantes.
Suerte.
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