"...El ascenso de popularidad de la guitarra comenzó a inicios de los años cincuenta, de tal forma que hacia el final de la década había experimentado un auténtico ‘boom’.
Con el concierto de Les Paul de 1952 en el Palladium descubrimos la guitarra eléctrica de cuerpo sólido. Duanne Eddy, que apareció poco después con una gira de variedades, utilizaba una Guild electroacústica de líneas esbeltas, pero por la época en la que llegaron Bill Haley y sus Comets, el público se había hecho mucho más numeroso y era bastante más entusiasta...
... La juventud británica se vio fuertemente influenciada por este movimiento y se lanzó a comprar guitarras y a crear sus propios estilos. Intérpretes nuevos, como Tommy Steele, Cliff Richard, Hank Marvin o los Shadows, pasaron a formar parte de este escenario...
... Lonnie Donegan, que durante bastante tiempo había tocado el banjo y la guitarra, grabó ‘Rock Island Line’ lo que le sirvió para situarse en primera línea como el representante principal del estilo skiffle, en su perfil de cantante y guitarrista. El nuevo hábito social de tomar café fuera de casa hizo que surgiesen locales en las que grupos de skiffle exhibían con orgullo sus habilidades con tres únicos acordes...
... Trás el muro publicitario del rock ‘n’ roll, la guitarra clásica iba ganando terreno poco a poco, aunque recitales clásicos como los de Ida Presti (la guitarrista más conocida de Francia) o María Luisa Anidos, de Sudamérica, atrajeran poco público. Las apariciones anuales de Segovia siempre completaban el aforo y daban a conocer su nombre a un público que, de otra manera, no habría podido saber nada acerca de la guitarra clásica.
Julian Bream, que dio su primer recital a la edad de 12 años, se había hecho lo suficientemente famoso como para aparecer en el programa de televisión de la BBC ‘Six Five Special' en medio del ‘Twist’. Incluso la Royal Academy of Music había añadido la guitarra clásica a los instrumentos de su currículum educativo. Compañías españolas de flamenco comenzaron a realizar giras por Inglaterra y empezó el turismo en España, lo que sirvió para proporcionar una aureola de romanticismo a la guitarra española (flamenca).
Yo mismo comencé a interesarme por el flamenco y recibí algunas clases de guitarristas que venían de gira, como Luis Maravilla, Juan de la Mata o Angel Iglesias.
Las guitarras se estaban convirtiendo en un artículo de consumo muy demandado y el primer hombre que supo aprovecharse de esta circunstancia fue Ben Davis, de Selmer, Londres, quien ayudado por Dick Sadleir, su asesor para cuestiones guitarrísticas, comenzó a importar guitarras Höfner desde la República Federal Alemana. En el mundillo de la guitarra clásica, Rose, Morris & Co. comenzaron a importar guitarras Tatay desde Valencia. También había guitarras más baratas que venían de Checoslovaquia, y una guitarra de pequeño tamaño y sumamente barata de la Unión Soviética... ¡a cambio de hojas de afeitar!
Yo suponía que todas ellas tenían algún comprador cuyas necesidades satisfacía, pero no les hice demasiado caso a excepción de las Tatay que, a pesar de su aspecto, tenían un buen sonido. Evidentemente, las guitarras necesitaban cuerdas, y Boosey & Hawkes me propuso patrocinar unas cuerdas que llevasen mi nombre; después de un par de años de estudio, pruebas y errores, acepté la muestra final y en Mayo de 1952 salieron al mercado las cuerdas ‘Ivor Mairants’. Esta circunstancia hizo que Boosey & Hawkes me nombrase su consultor y comprador de guitarras, una ocupación que tomé muy en serio y con la que disfruté mucho.
Conviene recordar que debido al control impuesto para las divisas en dólares, ninguna mercancía en esta moneda podía ser importada en Gran Bretaña, de ahí que el comercio se estableciese con Europa, pero no había nada que impidiese que yo diseñase una guitarra similar a mi Epiphone, de modo que, finalmente, decidí copiar el diseño de la Epiphone Broadway archtop.
Nuestra siguiente decisión consistía en seleccionar a un fabricante de guitarras (había unos cuantos en la República Federal Alemana) para construir los instrumentos que serían conocidos por el nombre comercial de Zenith.
Había unos cuantos fabricantes de guitarras en el distrito de Bubenreuth bei Erlangen, en Baviera, que habían venido, en algunos casos, de Markneukirchen, en la zona cercana de Alemania Oriental, y otros de Schönbach, en Checoslovaquia, y que habían abierto pequeñas fábricas. Se trataba de Karl Höfner, Eduard Hoyer, Klira y Freddy Wilfer. Freddy Wilfer estaba a punto de abrir su nueva fábrica de guitarras Framus, que se inauguró en diciembre de 1953. Se construyeron tres modelos de Zenith, el 17 y 19, sin cutaway, y el modelo 21, con cutaway y de lujo, cuyos precios oscilaban entre £19.00 y aproximadamente £27.00...
... La necesidad de guitarras españolas también crecía tanto en 1954 que comencé una peregrinación anual por los luthiers y fabricantes de guitarras de España, al principio de parte de Boosey & Hawkes, y más tarde por cuenta propia. A medida que avanzaba la década de los cincuenta aumentaba la demanda de guitarras. Las ventas en 1954 fueron el doble que en 1953. En 1955 fueron el 150 por ciento más que en 1954, y hacia el final de 1956 se había elevado a cinco veces el volumen de 1955. En 1957 la prensa nacional hablaba por todas partes del auge de la guitarra. La revista semanal
John Bull imprimió una plancha a dos páginas que incluyó una entrevista personal, una fotografía mía probando guitarras y otra con Winifred Atwell en el Palladium bajo el título 'La manía de la guitarra golpea fortissimo’.
Tanto el
Daily Mirror como el
Daily Mail publicaron mi historia sobre la escasez de exportadores y la demanda aplastante de guitarras. Un minorista del norte me ofreció una suma grande de dinero efectivo para desviarle guitarras de una de mis fuentes continentales. ¡Les envié a él y a su oferta de vuelta a Lancashire sin respuesta!
¡Sí! 1957 debe haber sido realmente en que la manía de la guitarra golpeó fortissimo no sólo en el Reino Unido, sino también en Europa.
En la universidad de Erlangen, en Baviera, se organizó un festival internacional de guitarra que recibió la cobertura de la TV nacional, y en el que guitarristas representativos, incluido yo, fueron televisados tocando sus respectivos estilos ante un numeroso público. La estrella, en mi opinión, fue Atilla Zoller de Hungría, a quién yo denominé el Tal Farlow europeo. También conocí al joven Siegfried Behrend que tocaba tanto Bach como música de vanguardia con la misma facilidad en una guitarra con cuerdas de nylon ... "
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