Eso está hecho, Sergio, te diré.
Hay que tenerlos en una redecilla 4-6 días purgándose, o sea, .....limpiándose biológicamente, o sea, que hagan todo lo que tengan que hacer, ya me entiendes. No se mueren, no.
Después pones en la bandeja del horno un papel-aluminio para que no se peguen y los pones dados la vuelta, o sea, panza arriba, vamos, con la entrada de la casita hacia arriba después de haberlos lavado.
A continuación les echas sal gorda y los rocías con aceite de oliva EXTRAFINA, muy importante esto. Y luego al horno a 200 grados 15 min. Esta es la parte más dura para tí, porque los oirás chillar, ya que para ellos resulta traumático, los estás asando vivos, y eso no creo que les guste, pero bueno, al acabar sus padecimientos, tendrás unos excelentes caracoles asados. Te recomiendo que hagas un alioli, que es una mahonesa en la que puedes batir unos ajos y perejil, y echarle un pellizquito más de sal, ya que la salsa romescu es harto complicada. Si hay por aquí un catalán, prefiero que dé él esta receta, ya que la tengo como los fados ilusorios, en estudio -los compré por fin en Luthier de Barcelona, los dos últimos ejemplares que quedaban-. En cuanto a la escalibada, otro día os diré como preparar los calsots en las brasas de la chimenea. ¡Quedan de miedo!.
Un saludo desde Cáceres.