Efectivamente en portugués a la guitarra, sobre todo en Brasil se dice "violão".
El mensaje de Kbuchi traducido viene a decir:
"Sí es posible tocar sin uñas.
Y al contrario de lo que están hablando, el sonido sin uñas tiene más volumen.
Infelizmente, el camino ilusoriamente más fácil es el preferido de la mayoría.
Las personas hablan sin conocimiento de causa, pues nunca intentaron tocar sin uñas y, si intentaron, desistieron en la primera dificultad o fueron apenas orientados… Se apoyan simplemente en el hecho de no conocer guitarristas famosos que tocan sin uñas...
Tárrega, Pujol, Robledo y otros mandan recuerdos (?)... :guitarris"
Aparte de las discrepancias que podamos tener con la argumentación del compañero brasileño, personalmente pienso que su estreno en el foro no es especialmente acertado puesto que pone en entredicho el criterio de los compañeros, lo cual no me parece bien.
Por otra parte, se llegó a saber a través de quien le conoció en persona, que Tárrega sí tocaba con uñas y que ya casi al final de su vida manifestó haber encontrado la longitud ideal para éstas, esto es, bastante cortas, lo cual le situaba en una posición intermedia entre los criterios de Sor (sin uñas) y Aguado (con uñas). Así lo atestiguó Pujol al decir que su maestro sí pulsaba con las uñas. Pujol además en su "Escuela Razonada de la Guitarra - Vol. I" dedica el capítulo XI al sonido y hace toda una serie de consideraciones y recomendaciones acerca de tocar con uñas y sin uñas. Éste, no obstante, en su artículo “El dilema del sonido en la Guitara” se decanta claramente por la técnica sin uñas. Daniel Fortea, Josefina Robledo y Pepita Roca, discípulos de Tárrega, tocaban con la yema. Sin embargo nos encontramos luego con Joaquín García de la Rosa y Miguel Llobet, también discípulos del maestro, que empleaban la pulsación con uñas. ¿Cuál de las dos opciones es la mejor? Yo me mantengo en mi planteamiento: cuantas más posibilidades tímbricas tenga uno, mejor. Y eso pasa por tener las uñas un poco crecidas, no más de dos o tres milímetros asomando del borde de la yema, de tal manera que uno escoja tocar con o sin uñas dependiendo de los casos. En última instancia y como dice el dicho: “entre gustos y colores…no discuten los autores”.
Un saludo a todos.
Miguel A. Gutiérrez.