Angelo Gilardino deja la Fundación Andrés Segovia de Linares

Óscar López

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Según nos acaba de informar al propio Angelo en el foro, por iniciativa propia deja la F.A.S. A continuación copio y pego el texto remitido:

Angelo Gilardino dijo:
Comunico que hoy en dia he dado mi dimisión irrevocable de mi cargo de patrono director artístico y musical de la Fundacion Andrés Segovia de Linares.

Terminado ya el programa de investigación musicológica y histórica que había representado el motivo de mi aceptación de dicho cargo en 1997, no tenía mas razón de seguir envuelto en situaciones respeto a las cuales mi perfil artístico, cultural y profesional resulta totalmente ajeno.

Aprovecho para expresar mi agradecimiento, amistad y afecto a la Presidenta de la Fundacion, dona Emilia Segovia de Salobreña, esposa de Andrés Segovia y al doctor Carlos Andrés Segovia, hijo del maestro.

El programa de la colección "The Andrès Segovia Archive", publicado por Edizioni Musicali Bèrben, que ha sido el motivo y el resultado de mi empeño en la Fundacion, está casi terminado, y entrado el 2006 las obras todavía inéditas saldrán publicadas.


Angelo Gilardino
 
Estimados y queridos amigos de España,

a mi salida de la Fundacion "Andrés Segovia", me permito - con el permiso de Edizioni Musicali Bèrben - de reproducir aqui el texto del prologo dictado por el musicologo madrileno Javier Suarez-Pajares a la edicion de mi "Sonata del Guadalquivir". No es por un gesto de orgullo en mi papel de compositor que propongo este texto, sino porqué me parece que, mas alla del tema especifico de mi obra, en el se ponga en su justo marco el sentido de una dedicacion espiritual y artistica de un musico italiano a España, a su cultura y a su arte. Es entonces un gesto de afecto y no una reinvindicacion lo que me empuja a publicar el comento del profesor Suarez-Pajares, que aqui agradezco cordialmente.

Angelo Gilardino

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La veta hispana de Angelo Gilardino

En materia artística, Italia es un país acostumbrado a ser centro de todas las atenciones. En parte por eso y por la proximidad de la lengua, de la historia y de la calma de un mar que nos ha unido sin las discordias de la vecindad, España no ha suscitado allí intereses parejos a los que han dado lugar a tradiciones como las del hispanismo francés o angloamericano en los terrenos del arte, de la crítica del arte o de la historiografía. Entre Italia y España no hay extrañeza, las miradas mutuas surgen de la complicidad, de la simpatía, no de la violencia del contraste, ni de la fascinación que produce lo incomprensible.
Hay, no obstante, un hispanismo italiano boyante, interesado en particular por la literatura, caracterizado por la amplitud y heterogeneidad de sus orientaciones, que, en el ámbito de la música, encuentra su parangón en la actividad de Angelo Gilardino. En este sentido, Gilardino representa el caso de un hispanista integral que se ha preocupado tanto por los ámbitos de la historia como por los de la creación. Su comprensión de la trayectoria histórica de la guitarra española y su preocupación por las investigaciones que van poco a poco revelándola es algo bien conocido por todos los que estamos en estas lides; su labor como Director Artístico de la Fundación Andrés Segovia de Linares y su edición de “The Andrés Segovia Archive” en la editorial Bèrben, no sólo ha erigido un monumento de la música guitarrística del siglo XX, sino que ha transportado la figura de Segovia al siglo XXI con una autoridad y fuerza renovadas.
De algún modo, Andrés Segovia ha marcado la veta hispana de Gilardino también en el aspecto creativo. Hay precedentes en la propia obra fundacional de Gilardino como compositor –sus Studi di Virtuosità e di Trascendenza (1981-1988)– donde encontramos piezas como el Estudio n. 2 La luna y la muerte (Homenaje a Federico García Lorca), el Estudio n. 4 Elegia di Marzo (Homenaje a Juan Ramón Jiménez), el n. 6 Soledad (Homenaje a Francisco Goya), el n. 9 Fantasia (Homenaje a Roberto Gerhard), el n. 18 El rosario (Homenaje a Manuel de Falla), el n. 19 Jondo (Homenaje a Joaquín Turina), o el n. 31 Tema con variazioni (Homenaje a Fernando Sor), entre otras que tienen también reflejos de España en muy distintas formas, pero es ya en el nuevo siglo cuando Gilardino retoma esta vena hispanista de una manera más sistemática, casi como una obsesión transitoria. Así, en 2001 Gilardino escribió su Retrato de Andrés Segovia para orquesta de cuerdas dibujando un nítido perfil del guitarrista español a través de obras muy queridas de su repertorio de concierto más internacional – ninguna de ellas “española”, ni tópicamente hispana –, y en 2004 su Retrato de Francisco Tárrega, una obra para guitarra y orquesta de cámara en la que, con excepcional sensibilidad, descontextualiza obras célebres de Tárrega dándolas una dimensión y un aspecto completamente renovados. Entre un retrato y otro, Gilardino completó una trilogía de obras de concierto para guitarra sola, de inspiración heterogéneamente hispana, que comenzó en 2002 con el Colloquio con Andrés Segovia – un impresionante diálogo entre Scarlatti y Bach –, continuó con el Tríptico de las visiones fechado el mismo año que el Colloquio, y culmina ahora con la Sonata del Guadalquivir de 2004 que presentamos aquí.
Desarrollo postrero, cumbre y síntesis de lo que hasta ahora ha sido la veta hispana de Gilardino, la Sonata del Guadalquivir muestra el interés sofisticado de su compositor por una Andalucía en la que no corren ríos de sangre tora, una Andalucía que no es pintoresca sino sutilmente idealizada donde Gilardino toma imágenes para la inspiración y nutre su guitarrismo con gestos y giros –mecanismos a veces reinterpretados– y, más rara vez, con referencias concretas como el cosaute de las tres morillas – Tres morillas me enamoran en Jaén…– que se perfila en el segundo movimiento, Leyendas, de la Sonata. Lo que le interesa a Gilardino es lo que España tiene de universal, no los colores locales superficiales. Su entendimiento de lo español es el de algo próximo y distinto, pero no exótico, su asimilación es suave y el resultado, en estas obras profundamente hispanas, se nos aparece lleno de matices. ¿Qué es España para Gilardino? Aparte de la realidad concreta, seguramente un referente cultural y, en sentido metafórico, uno de los puntos cardinales de su estética. Uno, tal vez el Sur, entre los demás que conforman el lenguaje orgánicamente guitarrístico, elevado y original de Angelo Gilardino.

Javier SUÁREZ-PAJARES
 
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