LA GUITARRA CONVENCIONAL
Desde hace más de dos años vengo desarrollando un proyecto de investigación en la luthería de la guitarra clásica española, no revisada básicamente desde Antonio Torres Jurado (1817-1892), que creó las directrices para su construcción, tal como la conocemos hoy en día. Es suya la distribución en abanico de las varetas armónicas, aporte esencial a los resultados sonoros del instrumento.
Lamentablemente, su evolución va por el camino de la amplificación electrónica y/o de fabricación en serie, que más parecen mobiliario casero que instrumentos musicales, dado el grosor de la tapa, la inferior calidad de las maderas empleadas (incluso constrachapadas) y el temible plastificado con poliuretano o barnices de estas características aplicados con aerógrafo (a pistola).
La pregunta que surge es: ¿caso de empelar maderas tropicales específicas para guitarra, por qué se las plastifica despojándolas de las propiedades sonoras sui generis? Para el caso, podría pintarse toda la guitarra como si se tratara de la carrocería de un automóvil.
En línea con lo anteriormente comentado, se observan dos líneas claras y diferenciadas, que pueden llegar a coincidir con excepcional fortuna. Una es la pieza artesanal repleta de marquetería e incrustaciones como nácar y otros materiales. Otra, el instrumento musical de bello timbre y armónicos. La primera es una pieza de coleccionista y la segunda la herramienta de un músico. Si se diera un buen maridaje, tendríamos la guitarra perfecta.
La guitarrería española ha dado como fruto bellísimas piezas dignas de exponer en museos, dotadas algunas de un fino trabajo de marquetería y talla. Guitarreros como Ramírez, Contreras, Simplicio…, han aportado, además, los mejores sonidos. Algunas de estas guitarras han pasado por mis manos y he podido disfrutar de su belleza y cualidades sonoras, gracias a mi amigo y guitarrista Marcelo Zolezzi.
El nivel de “mueble de lujo” que ha alcanzado la guitarra, lamentablemente no se corresponde con el volumen sonoro que se espera de un instrumento de concierto. Esto me ha motivado a investigar por mi cuenta para si ver si era posible liberarla de esa “sordina” con la que, al parecer, nació.
A la mayoría de nuestras guitarras le faltan resonadores. Es como el cantante que interpreta un aria padeciendo sinusitis.
Mi obsesión es, además de la calidad tímbrica del sonido, dotarla de los adecuados resonadores para extraer de ella el volumen que se espera de cualquier instrumento de concierto de cuerda pulsada. Nuca llegará a ser un violín o un piano, pero podrá sonar con presencia en los auditorios, sin necesidad de amplificación.
Tras replantearme concienzudamente su estructura y refuerzos internos, he llegado a cuestionarme cómo es posible que algunos de estos modelos convencionales, si quiera, puedan sonar.
En la Figura 1 se muestra el despiece de la guitarra clásica convencional. Observada con ojos críticos, se puede describir como una resistente caja de madera de palosanto a la que se le ha adherido un mango que porta el diapasón y se cubre con una tapa, llamada armónica. El armazón de la caja lo considero exagerado e ilógico. Es como si se hubiera pensado en un barco, al diseñarla. La tapa armónica asume sola la gran responsabilidad de la calidad del sonido, lo cual es un riesgo.
Con todo, se escuchan instrumentos de muy buena calidad, basados en este modelo tradicional, algo un punto inexplicacble.
MI GUITARRA
He modificadola estructura interna, suprimiendo drásticamente refuerzos y varetaje que no aportan nada –bajo mi punto de vista– y he creado un nuevo sistema de infraestructura. Desaparecen las varetas trasversales secundarias del antiguo fondo y de la tapa armónica principal. Por supuesto, no existe fondo como tal y menos los exagerados refuerzos anteriormente mencionados.
La caja de resonancia consta de dos tapas armónicas, lo que refuerza el volumen sonoro, además de producir un efecto estéreo que potencia los armónicos.
Me baso fundamentalmente en dos modelos (abeto alemán y cedro rojo) ,obteniendo gran presencia sonora hasta ahora no escuchada por mí. El abeto aporta un timbre más metálico y penetrante, mientras que el cedro es más pastoso y dulce.
Otra novedad, es una caja armónica asimétrica, con más capacidad a favor de los graves y menos a favor de los agudos. Esto hace que el sonido vaya en la dirección graves-agudos, valga la redundancia.
La situación radial de la varetas armónicas, con distintos radios de curvatura para graves y agudos, permite una distribución sonora más coherente.
La inclusión de un alma elástica circular que conecta las dos tapas armónicas, le aporta resonadores extra y contrarresta la presión de la cuerdas sobre la zona más sensible de la tapa principal, que está situada al bode la de zona inferior de la boca.
En este libro os doy a conocer los secretos del nuevo instrumento, aportando planos, fotos del proceso de fabricación y desvelando secretos que solemos callar los luthiers. Además, y para los más habilidosos, propongo un protocolo de fabricación, evitando maquinaria pesada y grandes utillajes.
Si llega a gustaros, será para mí algo altamente satisfactorio.
www.luthierexperimental.com
8 Junio 2010
Desde hace más de dos años vengo desarrollando un proyecto de investigación en la luthería de la guitarra clásica española, no revisada básicamente desde Antonio Torres Jurado (1817-1892), que creó las directrices para su construcción, tal como la conocemos hoy en día. Es suya la distribución en abanico de las varetas armónicas, aporte esencial a los resultados sonoros del instrumento.
Lamentablemente, su evolución va por el camino de la amplificación electrónica y/o de fabricación en serie, que más parecen mobiliario casero que instrumentos musicales, dado el grosor de la tapa, la inferior calidad de las maderas empleadas (incluso constrachapadas) y el temible plastificado con poliuretano o barnices de estas características aplicados con aerógrafo (a pistola).
La pregunta que surge es: ¿caso de empelar maderas tropicales específicas para guitarra, por qué se las plastifica despojándolas de las propiedades sonoras sui generis? Para el caso, podría pintarse toda la guitarra como si se tratara de la carrocería de un automóvil.
En línea con lo anteriormente comentado, se observan dos líneas claras y diferenciadas, que pueden llegar a coincidir con excepcional fortuna. Una es la pieza artesanal repleta de marquetería e incrustaciones como nácar y otros materiales. Otra, el instrumento musical de bello timbre y armónicos. La primera es una pieza de coleccionista y la segunda la herramienta de un músico. Si se diera un buen maridaje, tendríamos la guitarra perfecta.
La guitarrería española ha dado como fruto bellísimas piezas dignas de exponer en museos, dotadas algunas de un fino trabajo de marquetería y talla. Guitarreros como Ramírez, Contreras, Simplicio…, han aportado, además, los mejores sonidos. Algunas de estas guitarras han pasado por mis manos y he podido disfrutar de su belleza y cualidades sonoras, gracias a mi amigo y guitarrista Marcelo Zolezzi.
El nivel de “mueble de lujo” que ha alcanzado la guitarra, lamentablemente no se corresponde con el volumen sonoro que se espera de un instrumento de concierto. Esto me ha motivado a investigar por mi cuenta para si ver si era posible liberarla de esa “sordina” con la que, al parecer, nació.
A la mayoría de nuestras guitarras le faltan resonadores. Es como el cantante que interpreta un aria padeciendo sinusitis.
Mi obsesión es, además de la calidad tímbrica del sonido, dotarla de los adecuados resonadores para extraer de ella el volumen que se espera de cualquier instrumento de concierto de cuerda pulsada. Nuca llegará a ser un violín o un piano, pero podrá sonar con presencia en los auditorios, sin necesidad de amplificación.
Tras replantearme concienzudamente su estructura y refuerzos internos, he llegado a cuestionarme cómo es posible que algunos de estos modelos convencionales, si quiera, puedan sonar.
En la Figura 1 se muestra el despiece de la guitarra clásica convencional. Observada con ojos críticos, se puede describir como una resistente caja de madera de palosanto a la que se le ha adherido un mango que porta el diapasón y se cubre con una tapa, llamada armónica. El armazón de la caja lo considero exagerado e ilógico. Es como si se hubiera pensado en un barco, al diseñarla. La tapa armónica asume sola la gran responsabilidad de la calidad del sonido, lo cual es un riesgo.
Con todo, se escuchan instrumentos de muy buena calidad, basados en este modelo tradicional, algo un punto inexplicacble.
MI GUITARRA
He modificadola estructura interna, suprimiendo drásticamente refuerzos y varetaje que no aportan nada –bajo mi punto de vista– y he creado un nuevo sistema de infraestructura. Desaparecen las varetas trasversales secundarias del antiguo fondo y de la tapa armónica principal. Por supuesto, no existe fondo como tal y menos los exagerados refuerzos anteriormente mencionados.
La caja de resonancia consta de dos tapas armónicas, lo que refuerza el volumen sonoro, además de producir un efecto estéreo que potencia los armónicos.
Me baso fundamentalmente en dos modelos (abeto alemán y cedro rojo) ,obteniendo gran presencia sonora hasta ahora no escuchada por mí. El abeto aporta un timbre más metálico y penetrante, mientras que el cedro es más pastoso y dulce.
Otra novedad, es una caja armónica asimétrica, con más capacidad a favor de los graves y menos a favor de los agudos. Esto hace que el sonido vaya en la dirección graves-agudos, valga la redundancia.
La situación radial de la varetas armónicas, con distintos radios de curvatura para graves y agudos, permite una distribución sonora más coherente.
La inclusión de un alma elástica circular que conecta las dos tapas armónicas, le aporta resonadores extra y contrarresta la presión de la cuerdas sobre la zona más sensible de la tapa principal, que está situada al bode la de zona inferior de la boca.
En este libro os doy a conocer los secretos del nuevo instrumento, aportando planos, fotos del proceso de fabricación y desvelando secretos que solemos callar los luthiers. Además, y para los más habilidosos, propongo un protocolo de fabricación, evitando maquinaria pesada y grandes utillajes.
Si llega a gustaros, será para mí algo altamente satisfactorio.
www.luthierexperimental.com
8 Junio 2010