Guitarromanía y otras angustias

Jose Luis Rojo

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Decía Pujol que a menudo el guitarrista degeneraba en guitarrómano, cuestión que le privaba de visión objetiva, ya que todo lo filtraba a través de la guitarra. Podemos ver algunos indicios de esto, en las transcripciones para guitarra que empeoran notablemente los originales o en la admiración incondicional por las obras que contienen muchas notas por segundo o por los guitarristas capaces de ejecutarlas, sin entrar en mayores profundidades musicales.

Podemos llegar a vivir cada día como si al siguiente tuviesémos que correr la final olímpica de los 100 metros. Esa angustia, con que la tengan los pocos participantes reales de la carrera, ya es suficiente.

Todo esto viene del hecho de que generalmente somos educados para ser "el número 1". Supongamos un aula o grupo de 30 estudiantes que finaliza
una carrera; según este sistema se producirá 1 persona realizada y 29 personas frustadas. Pero olvidamos el hecho de que esas 29 personas también
son seres humanos que aspiran a su realización. Puede objetarse que sin esa pasión por ser "el número 1" se pararía el progreso humano, pero de lo que se trata es de buscar un equilibrio entre la realización y la vida, es decir, que la actividad profesional influya negativamente en la vida dentro de unos límites lo más estrechos posibles.

La relación entre los que demuestran más capacidades y los que demuestran menos debería ser de mutua comprensión y respeto. Es preciso ver objetivamente que cada uno se encuentra donde está debido a un sinnúmero de factores, desde los genéticos, el país o clase social dónde haya nacido, las oportunidades recibidas, por lo tanto, y el buen o mal uso que haya hecho de ellas, lo cual es ya de su estricta responsabilidad. Todo esto nos lleva a la conclusión de que antes de lanzar cualquier juicio o crítica sobre alguien, hay que pensárselo dos veces. Lo mismo sucede con la angustia que puede producirnos escuchar a un supervirtuoso en cuyo nivel nos gustaría estar (o más todavía). Como decía Manuel Aleixandre en "Atraco a las tres": Yo, en bajito, también tengo mi público.

En resumen, no se trata de buscar consuelo por aquello que nos frustra sino de comprender sus causas. Lo primero es una cuestión sentimental más o
menos eficaz, pero lo segundo es utilizar el poder superior de la razón que es capaz de desmenuzar las piedras más duras.

Hay un laudista que ha llegado lejos en su carrera con mucha más sensibilidad que técnica. En su web le podéis ver tocando en la orilla de un lago.
Quien le haya visto tocar o en alguna clase magistral siempre se asombra positivamente de cómo se toma las cosas. Echad un vistazo:
http://www.hopkinsonsmith.com/

Un saludo muy cordial,
JL
 
Hola José Luis
De acuerdo totalmente: LA visión objetiva no solo de los guitarristas sino de cualquier artrista o aficionado o profesional a algunas actividad nos lleva a un fanatismo en el cual se pierde la noción de lo que esa actividad representa. A veces creo que falta mayor discreción (por no decir humildad) entre los guitarristas y una preocupación excesiva de ser más "pirotécnico" en perjuicio de la música misma.
 
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