Re: Resultados del concurso “III Curso Internacional de Guitarra Concello de Gondomar”
Sobre el III Festival de Guitarra “Concello de Gondomar”
Las dificultades que supone organizar un curso, por pequeño que éste sea, son inimaginables. En especial si es prácticamente a base de esfuerzo personal.
Este es, como tantos otros, el caso del Festival Concello de Gondomar.
A veces sucede que los patrocinadores retiran inesperadamente el apoyo; en otras, el invitado que está previsto que venga se enferma o anula su participación; no es raro que la imprenta no haga el folleto a tiempo, o que tenga erratas; también pasa que cuando abres la guitarra, que después de mucha negociación se consigue para el premio, resulta ser otra y debes volver a negociar con el patrocinador (no es el caso de este año).
Luego, está todo lo que tiene que ver con la vida diaria del festival. La previsión de situaciones, que aunque ha crecido por lo aprendido de “defectos” de otros años, nunca es suficiente. Cuando te dan las llaves equivocadas (obviamente sin mala intención), cuando no funcionan los enchufes, cuando nieva, cuando el carnaval es más temprano que otros años, cuando el ordenador no funciona, cuando hay ruidos molestos. De esto también se aprende, y entonces, para el próximo curso, hay que prever lo imprevisible.
Las decisiones de un concurso suelen ser polémicas y todo aquel que haya participado en uno lo habrá vivido. La cláusula que suele aparecer en las bases de ciertos concursos: “el fallo será inapelable”, lo delata. Un concurso no es una carrera o maratón, donde haya hechos puramente físicos a medir. En la música también juegan las emociones, que siempre son encontradas y controvertidas. Por lo tanto, la objetividad es subjetiva, aunque parezca una contradicción. Son valorados hechos que a veces atrapan al público, como una determinada actitud en el escenario, además de la capacidad técnica y la calidad de la interpretación. Por eso somos humanos, porque somos sensibles a muchos aspectos a veces considerados – erróneamente – secundarios : habilidades de comunicación. Es normal que alguien no quede conforme con los resultados, pero como dice el refrán: “Intenta complacer a todos y no dejarás satisfecho a nadie”.
Pero duele que se hable de “chanchullo”, cuando no hay ningún argumento para ello. Las condiciones de participación fueron para todos las mismas, incluyendo sorteo (orden de participación), infraestructura (sala de actos, locales de ensayo), cambios en relación a las bases (decisión acordada con los concursantes) es decir: horario y tiempo de actuación (de 25 minutos se cambió a 20 minutos para cada participante, lo que obviamente puede obligar a una alteración en la cantidad y variedad del repertorio). Este último aspecto -que parece el núcleo de las molestias- ha sido en otras ediciones de este festival aceptado sin problemas por los concursantes; creemos recordar que algún ganador de ediciones anteriores también tuvo que presentar dos autores para no sobrepasar el límite de minutos. Si no es así, habremos incurrido en un error, que se tendrá en cuenta para la próxima vez, pero no en un chanchullo.
El cursillo fija un precio único de matrícula (según sea activo u oyente), pensando en ofrecer lo máximo para el alumnado, en el que se incluye una clase con cada profesor, entradas a conciertos y clases colectivas. La voluntad generadora de este encuentro no es otra que la de dar un lugar a la guitarra y sus intérpretes. En ese esfuerzo estamos sin ningún interés clasista, característica del Festival de Gondomar, en el que patrocinadores, alumnos, concertistas, profesores y organizadores, somos antes que nada personas, cosa que asumimos con todo lo que ello significa.
Los organizadores.